miércoles, 25 de abril de 2018

NOVENA EN HONOR A SANTA MÓNICA, MADRE DE SAN AGUSTÍN

Novena basada en las Obras de San Agustín. Puede rezarse en cualquier momento del año, pero especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (4 de Mayo), o antes del 9 de Abril (traslación de reliquias a la Basílica de San Agustín en Campo Marzio).
  
Prenda principal de las relaciones familiares es la oración y la paz en el hogar, y de ello Santa Mónica es digno ejemplo. Habiendo tenido un esposo irascible y su hijo en las redes del error, ella perseveró en la oración y las buenas maneras, logrando obtener de Dios la conversión de ambos a la Fe Católica; y desde el Cielo ella continúa intercediendo por la conversión de los errantes y la paz en los hogares.

NOVENA EN HONOR A SANTA MÓNICA, MADRE DE SAN AGUSTÍN
   
  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
℣. Dios mío, ven en mi auxilio.
℟. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
  
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mio, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, y de restituir y satisfacer si algo debiere: ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Padre y Señor nuestro, misericordia de cuantos en ti esperan, tú concediste a tu sierva Santa Mónica el don inapreciable de saber reconciliar las almas entre sí y contigo; danos a nosotros el ser mensajeros de unión y de paz en nuestros ambientes, y el poder llevar a ti los corazones de nuestros hermanos con el ejemplo de nuestra vida.
  
Tú que hiciste a Santa Mónica modelo y ejemplo de esposas, de madres y de viudas, concede por su intercesión la paz y mutuo amor a los casados; el celo y la solicitud en la educación de los hijos, a las madres; obediencia y docilidad, a los hijos; la santidad de vida, a las viudas; y a todos, el fiel seguimiento de Cristo, nuestro único y verdadero maestro. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 
   
DÍA PRIMERO - 25 DE ABRIL
Meditación: EDUCACIÓN CRISTIANA DE SANTA MÓNICA
«No callaré ninguno de los sentimientos que brotan en mi alma, inspirados por aquella sierva vuestra que me dio a luz en la carne para que naciese a la vida temporal, y me dio a luz en su corazón para que renaciese a la vida eterna. No diré los dones de ella, sino vuestros dones en ella. Pues no se hizo ella a sí misma, ni se había creado a sí misma. La creaste tú (Dios), y ni su padre ni su madre sabían qué sería ella. El Espíritu de vuestro Hijo único la educó en vuestro temor, en el seno de una familia fiel, miembro bueno de vuestra Iglesia.
  
No tanto mi madre alababa la diligencia de la suya por lo que hacía a su crianza, como la de una criada de casa. Por su ancianidad y por sus óptimas costumbres en la casa cristiana, era tratada con suma deferencia por sus dueños. Por ellos, con diligencia, tenía el cuidado de las hijas de los señores, y las reprendía cuando era menester con severidad vehemente y santa, y las instruía con una presencia llena de sobriedad y tacto.
  
Ella, aunque se abrasasen de sed fuera de aquellas horas en que comían con muchísima templanza en la mesa de sus padres, no consentía a las hijas de sus amos beber ni agua clara. Precavía así una costumbre funesta, y añadía al veto esta advertencia sensata: Ahora bebéis agua, porque no tenéis vino a mano; pero cuando seáis casadas, con las llaves en el cinto de despensas y bodegas, el agua os hederá, y prevalecerá el instinto de beber”.
  
Con este sistema de aconsejar y con la autoridad de mandar refrenaba la avidez de la edad tierna y ajustaba la sed de las muchachas a una morigerada templanza, para que no les agradase aquello que no les estaba bien» (San Agustín, Confesiones, Libro IX, 8).
  
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…

Rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria.

GOZOS EN HONOR A SANTA MÓNICA, MADRE DE SAN AGUSTÍN
  
Sé para el devoto fino,
Mónica, Madre amorosa:
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
   
En la región africana
De nobles padres naciste,
Y en su obediencia creciste,
Y de la Iglesia Romana:
Rosa entre espinas lozana
Fuiste con feliz destino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
En un continuo ejercicio
Tenía vuestra beldad
Una noble mocedad,
Pretendiendo vuestro auspicio:
En tu mano Patricio
Logró el premio a su amor fino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Obediente a tu padre,
Diste el sí con gran paciencia,
Y en premio de la obediencia
Fuiste de tal hijo Madre:
Y aunque el maniqueo ladre,
Dejará su desatino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Temiendo la perdición
De Agustín en su porfía,
Día y noche se afligía
Vuestro tierno corazón:
Lágrimas de compasión
Eran el manjar continuo.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
De tu ruego cansado,
De ti se vino a ausentar,
Que supo reverenciar
Sin saber darte enfado:
Seguiste en fin al amado
Por dilatado camino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
En busca de tu hijo,
Sin temor pasaste el mar,
Y en Milán veniste a dar,
Donde era Ambrosio norte fijo:
Que sería santo te dijo
Dios por un nuncio divino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Tanto vuestro ruego y llanto
Pudieron, que los candores
Bebió, detestando errores
Agustín, y fue gran Santo:
Si antes fue a la Iglesia espanto,
Después celador divino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
El llanto de tus ojos
Segunda vez le alumbró,
Pues el llanto le sacó
De entre heréticos abrojos:
Ellos fueron los despojos
Del triunfo más peregrino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
De tus ansias el pago
Tuviste, al verte presente
Al Bautismo, y penitente
Al que fue en la Iglesia estrago:
En el bautismal amago
Oíste el divino trino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
En premio de tal clemencia,
En un éxtasis los dos,
Os concedió el mismo Dios
Vieseis su divina Esencia:
Premio fue de la paciencia
Que fue siempre vuestro tino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Victoriosa en este suelo,
Con el triunfo conseguido,
Tu espíritu esclarecido
Cantó el Gloria en el cielo:
En Agustín el consuelo
Nos dejaste por padrino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Y pues que ya sin recelo
Ves tan cara a cara a Dios,
Ruega, Mónica, por nosotros
A Dios, que nos dé consuelo:
Que a todos nos lleve al Cielo,
Ruega, Mónica, al Dios Trino.
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
Sé para el devoto fino,
Mónica, Madre amorosa:
Pues que sois tan venturosa,
Madre del grande Agustino.
  
. Ruega por nosotros, bienaventurada Madre Santa Mónica.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN
Oh Dios, consuelo de los afligidos y salvación de los que en ti esperan, que bondadosamente recibiste las lágrimas que la bienaventurada Madre Santa Mónica vertió por la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por la intercesión de ambos, la gracia de llorar nuestros pecados y gustar las verdaderas alegrías del espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
DÍA SEGUNDO - 26 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: PACIENCIA DE SANTA MÓNICA CON SU ESPOSO Y SUEGRA
«Educada en honestidad y templanza, y sujeta más por ti (Dios) a sus padres que por sus padres a ti, llegada a la plenitud de los años de la nubilidad, entregada a su marido, le sirvió como a su señor y se afanó en ganarlo para ti predicándole de ti con sus costumbres, con las que la alimentabas y hermoseabas, haciéndola reverenciable y ejemplar para su marido.
 
Y de tal manera soportó las injurias del tálamo, que nunca tuvo contienda por ello con el marido desleal. Esperaba ella que vuestra misericordia descendiese sobre él, dándole a la vez la fe y la fidelidad.
 
Era él, por una parte, extraordinariamente afectuoso y, por otra, sumamente fulminante y enojadizo. Mas ella sabía no resistir al marido encolerizado, no sólo con hechos, pero ni siquiera con palabras. Pero después que se le había pasado el enojo, viéndole ella quieto y sosegado, buscaba el momento favorable para explicarle lo que había hecho, si acaso se había irritado más de lo justo.
 
Al principio de su casamiento, su suegra, por los chismes de unas malas criadas, se mostró irritada con ella; pero luego, con su perseverante y obsequiosa afabilidad, con su paciencia y con su mansedumbre, la desarmó hasta tal punto que la suegra espontáneamente denunció a su hijo la lengua de las intrigantes que perturbaron la paz doméstica entre ella y su nuera, y exigió que las castigase… Y no osando ya ninguna acercarse a ella con chismes, vivieron suegra y nuera en buena amistad mutua y contento ejemplares» (Confesiones, Libro IX, 9).
    
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.

DÍA TERCERO - 27 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: SANTA MÓNICA, SEMBRADORA DE PAZ
«A esta tu buena sierva, en cuyo seno me creaste, Dios mío y misericordia mía, le habías regalado también este hermoso don: siempre que le era posible, se las ingeniaba para poner en juego sus dotes pacificadoras entre cualquier tipo de personas que estuviesen en discordia o disidencia.
  
Del cúmulo de recriminaciones ácidas que suele respirar la desavenencia tensa, cuando desahoga al exterior la crudeza de los odios con un lenguaje lleno de amargura frente a la amiga, mi madre no refería de la otra lo que no sirviera para reconciliarlas a ambas.
   
Por último, también conquistó para ti a su marido, que se hallaba en los últimos días de su vida temporal. Bautizado ya, no tuvo que llorar en él las ofensas que se vio obligada a tolerar en su persona antes del bautismo. Además, era sierva de tus siervos. Todos cuantos la conocían hallaban en ella motivos sobrados para alabarte, honrarte y amarte. Sentía tu presencia en su corazón por el testimonio de los frutos de una conducta santa.
  
Había sido mujer de un solo hombre, había rendido a sus padres los debidos respetos, había gobernado su casa piadosamente y contaba con el testimonio de las buenas obras. Había criado a sus hijos, dándolos a luz tantas veces cuantas los veía apartarse de ti» (Confesiones, Libro IX, 9).
  
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
   
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
    
DÍA CUARTO - 28 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: AMOR Y SOLICITUD DE SANTA MÓNICA POR SU HIJO SAN AGUSTÍN
«Si las almas de los difuntos se interesaran de los asuntos de este mundo y nos hablaran cuando los vemos en sueños, mi santa madre, por no hablar de otros, no me abandonaría una sola noche, ella que me siguió por tierra y por mar para vivir siempre conmigo» (Del cuidado de los difuntos, 16).
  
«Siendo niño, había oído hablar de la vida eterna que nos está prometida mediante la humildad del Señor Dios nuestro, que descendió hasta nuestra soberbia. Me señalaron con la señal de la cruz y saboreé la sal bendita apenas salí del seno de mi madre, que tuvo una gran esperanza en ti.
  
De modo que en aquella época yo era ya creyente, lo era mi madre y lo eran todos los de la casa, menos mi padre. Éste no neutralizó en mi corazón los fueros del amor maternal hasta el punto de que yo dejase de creer en Cristo, fe que mi padre no tenía aún. Ella era quien hacía las diligencias para que tú, Dios mío, fueras mi padre e hicieras sus veces. Y en este punto contribuías a que ella fuera superior a su marido a cuyo servicio estaba aun siendo mejor que él. También en esto te servía a ti, que eres quien ha estipulado esta condición de sometimiento» (Confesiones, Libro I, 11).
 
«Pero tú, Señor, ya habías inaugurado tu templo, y perfilado el esbozo de tu morada en el pecho de mi madre. Mi padre era catecúmeno desde hacía poco. Mi madre, por su parte, se estremeció de temor y de piadosa aprensión. Aunque yo no estaba bautizado aún, temió que me internara por sendas tortuosas, camino ordinario de los que te vuelven la espalda y no te dan la cara.
  
¡Ay de mí! ¿Y tengo el atrevimiento de decir que tú guardabas silencio, Dios mío, cuando era yo el que me iba alejando más y más de ti? ¿Es cierto que te hacías el callado conmigo? ¿Y de quién sino de ti eran aquellas palabras que me venían por conducto de mi madre, tu sierva fiel, y que tú cantaste a mis oídos?
  
Cierto que ninguna de ellas caló hondo en mi corazón como para ponerlas en práctica. Ella anhelaba, y recuerdo que así me lo recalcó con gran interés, que evitara la fornicación, haciendo especial hincapié en la huida del adulterio con mujeres casadas» (Confesiones, Libro II, 3).
     
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
   
DÍA QUINTO - 29 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: SANTA MÓNICA, ORANDO Y LLORANDO POR SU HIJO AUSENTE
«Llegado a esta ciudad de Milán, me alcanzó el azote de una enfermedad corporal. Mi madre no estaba enterada de mi postración, pero oraba en mi ausencia por mí. Y tú (Dios mío), que estabas continuamente presente donde ella estaba, la oías a ella. Y donde estaba yo, tenías piedad de mí para que recobrase mi salud corporal, manteniéndose todavía la enfermedad de mi impío corazón.
  
Pero tú no consentiste que muriera en tal estado, puesto que esto sería como morir dos veces. Y si el corazón de mi madre sufría un desgarrón de este tipo, ya no tendría recuperación posible. No tengo palabras para describir el gran amor que me tenía, y con cuánto mayor empeño procuraba darme a luz en el espíritu, muy por encima del empeño con que me había dado a luz según la carne.
  
Así que no acabo de ver cómo hubiese podido convalecer ante el golpe de mi muerte en tal estado. Habría sido una auténtica puñalada en sus entrañas amorosas. ¿Y dónde estarían ahora tantas y tantas oraciones como sin cesar te dirigía? Por supuesto, que muy cerca de ti y en ninguna otra parte.
 
¿Ibas a despreciar tú las lágrimas con que ella te pedía no oro ni plata, ni bienes mudables o volubles, sino la salvación del alma de su hijo? De ninguna manera, Señor, sino todo lo contrario. Tú la apoyabas y la escuchabas, secundando sus peticiones según el orden que tenías predestinado para tu actuación» (Confesiones, Libro V, 9).
     
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
 
DÍA SEXTO - 30 DE ABRIL
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: SANTA MÓNICA EN MILÁN, SIGUIENDO A SU HIJO
«Había llegado y se hallaba conmigo mi madre, siguiéndome por tierra y por mar, con su piedad llena de bríos, segura de ti en todos los peligros. Y esto, hasta tal punto que hasta en las borrascas del mar había infundido ánimo a la tripulación, cuando lo corriente es que sea ésta la que anime a los navegantes poco experimentados en medio del nerviosismo y del desconcierto. Les aseguró que llegarían sanos y salvos, porque tú se lo habías prometido en una visión.
 
A mí me encontró en una situación realmente crítica, cuando ya desesperaba de dar con la verdad. Sin embargo, cuando le comuniqué que ya no era maniqueo, aunque tampoco católico cristiano, no exteriorizó su alegría, como si la noticia no constituyera novedad alguna; como si ya estuviera segura de que iba a ocurrir así.
 
Desde hacía tiempo estaba tranquila respecto a este punto de mis desventuras, que le hacía llorarme en tu presencia (Dios mío), como a un muerto, pero como un muerto que iba a resucitar. Me presentaba a ti en las andas de tu pensamiento para que tú le dijeras al hijo de la viuda: Joven, a ti te lo digo, levántate”, y él reviviera y comenzase a hablar, y tú se lo devolvieras a su afligida madre.
  
Estaba segura de que también le ibas a conceder todo lo demás; puesto que le habías prometido todo, me respondió, con toda la tranquilidad del mundo y con el pecho inundado de confianza, que estaba segura en Cristo de que antes de salir de esta vida iba a verme católico bautizado.
 
Ésa fue la respuesta que me dio a mí. Pero por otro lado, frente a ti, fuente de misericordias, intensificó sus oraciones y sus lágrimas, para que aceleraras tu ayuda y alumbraras mis tinieblas» (Confesiones, Libro VI, 1-2)
      
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
  
DÍA SÉPTIMO - 1 DE MAYO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN, Y GOZO DE SU MADRE SANTA MÓNICA ANTE ELLO
«Agustín se rinde a la gracia en el huerto, al leer las palabras de San Pablo: “Nada de comilonas ni borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos, más bien, del Señor Jesucristo, y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias” (Romanos XIII, 13).
  
Acto seguido nos dirigimos los dos (Alipio y yo) hacia mi madre. Se lo contamos todo. Se llena de alegría. Le contamos cómo ha ocurrido todo: salta de gozo, celebra el triunfo, bendiciéndote a ti, (Dios mío), que eres poderoso para hacer más de lo que pedimos y comprendemos.
   
Estaba viendo con sus propios ojos que le habías concedido más de lo que ella solía pedirte con sollozos y lágrimas piadosas.
  
Me convertiste a ti de tal modo que ya no me preocupaba de buscar esposa, ni me retenía esperanza alguna de este mundo.
  
Por fin, ya estaba situado en aquella regla de fe en que, hacía tantos años, le habías revelado que yo estaría.
  
Cambiaste su luto en gozo, en un gozo mucho más pleno de lo que ella había deseado, en un gozo mucho más íntimo y casto que el que ella esperaba de los nietos de mi carne» (Confesiones, Libro VIII, 12).
  
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de… 
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
  
DÍA OCTAVO - 2 DE MAYO
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Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: SANTA MÓNICA EN EL RETIRO DE CASICIACO, CON SAN AGUSTÍN Y SUS COMPAÑEROS
«Estábamos en aquel silvestre apartamiento en compañía de mi madre, que se había asociado a nosotros con atuendo femenino, fe varonil, seguridad de anciana, amor de madre y piedad cristiana» (Confesiones, Libro IX, 4).
  
«Uno de los días, mientras se discute al estilo de los filósofos, llega Mónica, y Agustín quiere se tome nota de su entrada en escena. Ella se opone. Sin embargo, Agustín, entre otras cosas, le dice: En estos escritos míos te expondría, pues, al ridículo si tú no amaras la sabiduría; no te despreciarías si la amases solamente un poco, y mucho menos, si la amases como yo mismo.
  
Pero tú la amas mucho más de lo que me amas a mí, y bien sé cuánto me amas, y has progresado tanto en ella que no te dejas asustar por el temor de una posible desgracia e incluso de la muerte. Esta tal disposición fue difícil de encontrar incluso en filósofos eminentes, y es, por unánime acuerdo de todos, la cumbre del amor de la sabiduría. Y yo, ¿no debería ser discípulo?.
   
A este punto, con expresión dulce y caritativa, me respondió que jamás había dicho yo tantas mentiras» (Del orden, Disputa segunda, 33).
  
«Dios escucha largamente a quien vive bien. Oremos, pues, no para que nos dé riquezas, honores o bienes semejantes caducos e inciertos, a pesar de cualquier esfuerzo, sino aquellos bienes que nos hacen buenos y felices.
  
A ti, sobre todo, madre mía, confiamos el cometido de que nuestros deseos se cumplan en la fe. Yo creo sin duda ninguna y afirmo que por tus oraciones Dios me ha concedido la intención de no proponer, no querer, no pensar, no amar otra cosa que la consecución de la verdad.
  
Y continúo creyendo que por tus peticiones conseguiremos un bien tan grande, al que hemos aspirado por tus méritos» (Del orden, Disputa segunda, 20, 53). 
  
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de…
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.
   
DÍA NOVENO - 3 DE MAYO
Por la señal...
Acto de Contrición y Oración Inicial
  
Meditación: SANTO COLOQUIO CON SAN AGUSTÍN EN OSTIA, Y ANHELO DE SANTA MÓNICA POR EL CIELO
«Estando ya cercano el día de su partida de esta vida, aconteció, por tus disposiciones misteriosas, según creo, (Dios mío), que ella y yo nos hallábamos asomados a una ventana que daba al jardín de la casa donde nos hospedábamos. Era en las cercanías de Ostia Tiberina. Allí, apartados de la gente, tras las fatigas de un viaje pesado, reponíamos fuerzas para la navegación.
  
Conversábamos, pues, solos los dos, con gran dulzura. Olvidándonos de lo pasado y proyectándonos hasta las realidades que teníamos delante, buscábamos juntos, en presencia de la verdad que eres tú, cuál sería la vida eterna de los santos, que ni el ojo vio, ni el oído oyó ni llegó al corazón del hombre.
  
Abríamos con avidez la boca del corazón al elevado chorro de tu fuente, de la fuente de la vida que hay en ti, para que, rociados por ella según nuestra capacidad, pudiéramos en cierto modo imaginarnos una realidad tan maravillosa.
  
Y cuando nuestra reflexión llegó a la conclusión de que, frente al gozo de aquella vida, el placer de los sentidos carnales, por grande que sea y aunque esté revestido del máximo brillo corporal, no tiene punto de comparación y ni siquiera es digno de que se le mencione, tras elevarnos con afecto amoroso, más ardiente hacia él mismo, recorrimos gradualmente todas las realidades corporales, incluyendo el cielo desde donde el sol, la luna y las estrellas mandan sus destellos sobre la tierra.
  
Tú sabes, Señor, que aquel día, mientras hablábamos de estas cosas y, mientras al filo de nuestra conversación sobre estos temas, nos parecía más vil este mundo con todos sus atractivos, ella añadió: Hijo, por lo que a mi respecta, nada en esta vida tiene ya atractivo para mí. No sé qué hago aquí ni por qué estoy aquí, agotadas ya mis expectativas en este mundo. Una sola razón y deseo me retenían un poco en esta vida, y era verte cristiano católico antes de morir. Dios me lo ha dado con creces, puesto que, tras decir adiós a la felicidad terrena, te veo siervo suyo. ¿Qué hago aquí?» (Confesiones, Libro IX, 10).
  
ORACIÓN
Gloriosa Santa Mónica, que soportaste con resignación y paciencia a los malos tratos de tu esposo Patricio y los desórdenes de tu hijo, que no quería escuchar tus consejos, alcánzame esta paciencia para la conversión de… 
 
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Las demás oraciones se dirán todos los días.

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