miércoles, 6 de septiembre de 2017

LA FALTA DE MEDICINAS FAVORECE A LOS BRUJOS EN VENEZUELA

  
Un ciudadano que se hace llamar el “Hermano guayanés” (derecha) atendiendo a un “paciente” en su “consultorio espiritual”, ubicado el “callejón de los brujos”, en Caracas (Foto: Agencia EFE).
  
Cambiaron la sala de espera de un hospital o una clínica por un consultorio esotérico. El olor a incienso penetra la nariz de cualquiera. Ya no hay revistas para leer mientras llega el turno; estatuillas de santos es lo único que acompaña a los enfermos. Lo cuenta Osman Rojas, redactor del diario venezolano La Prensa.
 
“El brujo es bueno”, repiten quienes esperan intentando fortalecer su fe y borrar el miedo. “Yo vengo es por salud”, argumentan otros con algo de cautela. Las horas pasan y el consultorio no se vacía. Gente entra y sale con dinero en efectivo, tabaco, flores, collares, velones y frascos de vidrio.
  
Las consultas están al tope, son las 12 del mediodía y hay siete personas todavía esperando. Éste es el escenario común de los consultorios esotéricos que han incrementado sus consultas, al parecer, por la crisis. La falta de medicamentos en las farmacias, el costo de una consulta especializada y las condiciones en las que se encuen­tran los hospitales han impulsado a las personas a buscar otras alternativas para curarse.
  
Cambio de quimioterapia por “baños”
Consultorios que parecían olvidados han resurgido. Desde la calle 31, hasta la 34 hay unos 20 establecimientos que prestan su servicio a cambio de 10.000 bolívares (cerca de un euro) y ofrendas que van desde una caja de tabaco hasta una botella de alcohol.
  
“Con 20.000 bolívares uno paga la consulta y se compra los remedios”, comenta una señora de 75 años que asegura haber superado el cáncer gracias a un espiritista. “Me invocaron a la corte médica y me dieron 15 baños, esa fue mi quimioterapia”, relata la señora, quien es fiel a los consultorios espiritistas y ha transmitido esa fe a sus hijos y nietos.
  
“Traje al niño (su nieto) porque tiene hepatitis. Ayer mandamos el orine para que el brujo descartara el mal de ojo y hoy vengo por el récipe”, dice mientras sonríe con dejo de orgullo.
  
Los brujos no sólo curan enfermedades, sino también males como el de amor o el de San Vito. La única condición de los espiritistas es tener fe y cumplir con los tratamientos al pie de la letra. “Los brujos curan todo menos el sida”, sentencia la señora Cecilia, yerbatera en el centro de Barquisimeto. La mujer dice que ha visto enfermedades de todo tipo y asegura que para todas hay remedios.
 
Oraciones, rituales y hierbas
Con la condición de respetar el salón, La Prensa pudo ingresar en una consulta. El chequeo empieza con una serie de preguntas mientras un tabaco se consume. El espiritista hace esto para descartar que el enfermo tenga un “trabajo” montado.
  
Luego la persona es sentada en medio del salón. Un altar de santos está a la espalda del enfermo y el espiritista pide permiso para invocar la sanación. Una plegaria es elevada y el enfermo es levantado por el brujo. Esto tarda unos siete minutos.
  
Después del ritual, el curandero manda al paciente a comprar hierbas para hervir y tomarlas como agua durante una semana. Antes de salir el brujo ofrece al paciente dos frascos con baños naturales y lo cita en siete días para ver su evolución.
 
El callejón de los brujos 
Una calle sin salida de la favela de Petare, en Caracas, Venezuela, acoge cada día a decenas de enfermos que buscan en consultorios espirituales curar los males que no pudieron atender en el sistema de salud del país, afectado por la escasez de medicamentos y una crisis económica generalizada. Lo cuenta la agencia Efe.
  
Con el nombre popular de “el callejón de los brujos” esta suerte de vereda espiritual lleva cerca de medio siglo operando en el híperpoblado municipio Sucre, en las entrañas de la favela más grande de Latinoamérica, y atendiendo mensualmente a miles de personas provenientes de toda la geografía de la nación petrolera.
  
Lugareños aseguraron a Efe que el flujo de personas se mantiene aunque en ocasiones –como cada sábado– se dispara debido, principalmente, a la creciente demanda de consultas y operaciones espirituales para resolver problemas de salud que fueron imposibles solventar con la medicina occidental.
  
Éste es el caso de la señora Idolina, una pensionista de 69 años que reside en el noroeste de la capital venezolana y que acude por estos días al centro espiritual Madre Érika –el más grande de todos estos consultorios– para recibir tratamiento en su brazo derecho, que debía operarse según indicación médica.
  
La caraqueña –que lleva 31 años visitando ocasionalmente el sitio– dijo a Efe que no tiene los 2.500.000 bolívares (unos 750 dólares de acuerdo con la tasa referencial oficial) que requiere para cubrir los gastos quirúrgicos y, en cambio, celebra que por el equivalente a un dólar hoy en día está “curándose” y se siente “alentada”.
 
Prescriben tratamientos y realizan operaciones
Así, un centenar de pacientes espera cada día a las afueras del centro Madre Érika para que los “hermanos” revisen sus dolencias, elaboren un diagnóstico, les indiquen una dieta y los rituales a seguir para la curación o procedan a una “operación” si la consideran necesaria.
  
El “hermano guayanés”, el único de los espiritistas del callejón que accedió a conversar con Efe, explicó que estas intervenciones espirituales “se basan en equilibrar la energía” del paciente pues, afirmó, “son alteraciones energéticas las que producen las enfermedades”.
  
“El espíritu de ustedes (pacientes) da permiso para curar”, indicó tras agradecer a “la divina providencia” por todas las “sanaciones” que ha logrado a lo largo de 41 años de “trabajo espiritual”, los últimos al frente del centro “Yaguarin” en Petare.
  
Hasta su consultorio llegó una sexagenaria con la esperanza de que su hijo de 35 años, diagnosticado con miopía desde la niñez, pueda recuperar la visión que perdió por completo hace un mes tras “una subida de tensión”, o eso recuerda ella que le explicaron los médicos en un hospital caraqueño.
  
La mujer, que prefirió no identificarse, contó a Efe que espera un “cupo” en el Hospital Clínico Universitario para operar a su hijo sin costo alguno. Sin embargo, al recordar que hay “mucha gente esperando” en ese hospital y que “no hay insumos (material médico)” duda sobre esta posibilidad, mientras su fe en el “hermano guayanés”, que proyectó para diciembre la recuperación de su hijo, se mantiene intacta.
 
“Medicina natural”
Otros pacientes del callejón insistieron –sin acceder a ser fotografiados– en el poder curativo de las intervenciones espirituales que por lo general son acompañadas por pastillas de la “medicina natural”, los habituales reposos postoperatorios y, eventualmente, de algunos analgésicos regulares.
  
Por ejemplo, una docente del estado Vargas –ubicado a casi 50 kilómetros de los consultorios– llegó hasta esta vereda caraqueña para dar continuidad al tratamiento que viene siguiendo desde hace varias semanas después de que la “operaran” del estómago, lo que, celebra, la ha mantenido “alentada”.
  
Ella y una octogenaria a su lado, que dijo llevar “muchos años” tratándose en ese sitio y que ahora va por una dolencia en las rodillas, festejan haber encontrado “cura”después de haber sufrido “calvarios” en búsqueda de fármacos que no encontraron en ninguna parte.
  
La Federación Farmacéutica de Venezuela ubicó esta semana en 85 % la escasez de medicamentos en el país, mientras que la Federación Médica mantiene su alerta sobre las condiciones “precarias” de los centros de salud que, según sus cálculos, cuenta con menos del 10 % de las dosis regulares.
  
Entretanto, un ambulatorio de la red gubernamental Barrio Adentro subyace casi desértico en el callejón de los brujos donde el misticismo y la fe siguen marcando la hora de miles de enfermos que incluso cuidan no cruzarse de brazos pues, mientras están abiertos, hay más posibilidades de que la anhelada cura llegue.

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