lunes, 31 de julio de 2017

CUANDO EL BUENISMO CONCILIAR DA PENA AJENA…

Rescatado de CIUDADANOS ALERTA.
  
LA CRUZ Y LA ESPADA - UNA RESPUESTA CLARA A UN CURA OSCURO
      
En la noche de anoche (28 de Junio de 2007), vide en el programejo “Hora clave” de Don Mariano Carlos Grondona Poggio, más ecuménico y kantiano que de costumbre, a un cura que es el encargado de la Mesa del Diálogo Interreligioso de la Pastoral Social de la Iglesia [1]. Lamentablemente no recuerdo su nombre porque lo dijeron una sola vez y me tomó con la guardia baja.
   
Entre la catarata de frases hechas y gansadas que dijo el religioso, me quedó una repiqueteando en mi maltrecho cerebro que dice así: “En toda la Historia la unión de la Cruz y la Espada terminó mal. A los hechos de la Historia me remito. Por eso hoy digo que en nuestra modernidad la Cruz y la espada deben marchar separadas y no juntarse nunca más”. Mientras el fraile eructaba estos conceptos, con aroma a repollitos de bruselas, el rabino [Ángel] Bergman y un islámico de nombre [Omar Ahmed] Abud, asentían con la cabeza. ¡Qué lindo, mire vea: tener delante de uno a un descendiente de los asesinos de Cristo y a un descendiente del más encarnizado enemigo que Cristo haya tenido en todos los tiempos!
   
Diga el lector desprevenido si no es una frase como para tenerla de cabecera. Por eso ya hice imprimir mil ejemplares en tiras autoadhesivas de papel rosado que pegaré en todos los retretes de las estaciones de servicio donde pare para hacer aguas menores. No es para menos, viniendo como viene de un hombre que está en el costillar más tierno de Monseñor Bergagoglio. Y si alguno de ustedes encuentra en un baño público esta cinta adherida a los azulejos podrá decir con toda justicia: “Por aquí anduvo el demente”, como hace poco me ha titulado un amable lector.
   
Pero como este cura sabe poco de nada, está prefabricado y vaya saber de qué cámara séptica lo pescaron, le recordaré algunas palabras de Cristo, que era el que antiguamente iluminaba la Santa Religión de la Santa Fe, y de sus Santos Apóstoles. 
  1. El que no tenga bolsa venda su manto y compre una espada (Lc. 22,36).
  2. No he venido al mundo a traer la paz sino la espada (Mt. 10,34).
  3. Tomad (…) la espada del espíritu que es la palabra de Dios (Ef. 6,17).
  4. La palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que una espada de dos filos (Hebr. 4,12).
  5. Cambia de conducta o si no, voy a venir contra ti prontamente y haré la guerra contra ellos con la espada de mi escotadura (Ap. 2,10).
  6. Y fue apresada la bestia y con ella el pseudoprofeta (…) y vivos fueron echados al lago de fuego que está ardiendo con azufre, y los restantes fueron muertos con la espada  del que cabalgaba sobre el caballo (Ap. 19, 19-20).
   
Desde luego que hay más. Pero para este cura zaino creo que es suficiente. Para sus amiguitos en el diálogo también. Como lo será para don Mariano y los dos agnósticos que tiene sentados a diestra y siniestra: judío el uno y medio puto el otro. 
                                                                                   Mustafá Be bed el Novi
                                                                                 Cristiano Fundamentalista
  
[1]Nos preguntamos si sería el Pbro. Matías “Toki” Morea Giménez, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones (N. de la Adm. del Sitio).

ETA NACIÓ EN LAS SACRISTÍAS

Tomado del blog de Jesús María Zaratiegui
 
La estrecha relación entre ciertos sectores de la iglesia vasca y el naciente separatismo de ETA, en las décadas de los 60 y 70, es un hecho bien conocido. No lo es tanto, quizá, el esfuerzo tenaz que los obispos de las diócesis vascas hicieron para encauzar una situación cada día más tensa. Los años del cambio de década fueron, en este sentido, cruciales.
 
En la primavera de 1969 el proceso se aceleró con las detenciones de un grupo de miembros y colaboradores de ETA, entre ellos varios sacerdotes, que desembocaría en el Juicio de Burgos, y el confinamiento de estos clérigos en la cárcel concordataria de Zamora. En este escenario cobra importancia la actividad del Administrador Apostólico de Bilbao, don José María Cirarda, cogido entre dos fuegos: la defensa de sus sacerdotes y el cumplimiento de las leyes vigentes. A finales de 1969 presentaba a la Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española una descripción de los acontecimientos que habían tenido lugar y su actuación personal en ellos. A mi juicio, arroja luz sobre la acusación que se hace a Cirarda haber sido contemporizador y faltarle resolución para meter en vereda a un clero levantisco. He aquí el texto completo:
“Mis queridos hermanos: Un deber elemental de fraternidad me obliga a informarles de la gravísima situación pastoral que vive desde hace una semana esta diócesis de Bilbao y de las no menos graves repercusiones de sus causas y consecuencias en las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Lamento que una vez más sea esta diócesis, cuya administración apostólica tengo encomendada por la Santa Sede, origen de preocupaciones dolorosas. Pero creo poder afirmar humildemente ante el Señor que, culpable como soy de muchas faltas en todo, no creo ser responsable de lo que hoy nos preocupa y es causa de esta carta.
 
Quiero informarles lo más brevemente posible y de modo directo, y que la prensa o ha silenciado los hechos o sólo los ha dado con información parcial, cuando no deformada.
 
Los antecedentes
Desde hace más de un año -desde los días dramáticos de abril y mayo de 1969- el Sr. Gobernador Civil de la provincia y yo hemos trabajado para evitar roces; procurando resolver de modo callado y con la mayor comprensión mutua las continuas complicaciones que se presentan por distintas causas entre nuestras dos jurisdicciones en una provincia tan compleja religiosa y políticamente como Vizcaya; complicaciones multiplicadas por la continua aplicación de la ley contra bandidaje y terrorismo en nuestra provincia desde primavera del 69.
 
En virtud de esta ley vienen actuando cuatro juzgados eventuales militares en Bilbao, desde hace un año. Y a ellos se llevan desde hechos que pueden suponer graves atentados contra el orden público, hasta supuestas faltas de sacerdotes en su predicación denunciadas por un feligrés o por algún agente de policía o fuerza pública destacado en un pueblecito.
  
Las peticiones para procesar a sacerdotes en este tiempo han sido muchas. He concedido aquellas en las que los sacerdotes pudieran aparecer implicados en una acción extraña a su misión. Y he negado permiso para procesar a un sacerdote cuando la falta de que se le acusaba, se refería a alguna posible demasía en su predicación. Mi negación se fundaba, en ocasiones, en constarme la absoluta falsedad de la denuncia, como en algún caso en que la homilía había sido escrita y leída y tenía yo el texto en el que nada había condenable. En otras ocasiones, cuando no tenía tal certeza, me fundaba en el principio de afirmarme juez de los actos ministeriales de mis sacerdotes, para juzgarlos, castigarlos si había falta canónica -tengo dos sacerdotes suspendidos de predicación en estos momentos-, dispuesto a conceder el juicio del Estado si hubiere hallado causa, cuya falta lesionara gravemente las leyes del Estado.
 
Debo añadir también, dentro de estos antecedentes, que la voz extendida de malos tratos por parte de algunos agentes de la autoridad contra algunos detenidos, antes de su ingreso en establecimientos penitenciarios, de que hablamos el obispo de San Sebastián y un servidor en nuestra Pastoral Conjunta de noviembre, no solo no se acalló en los meses de abril y mayo. Por desgracia tengo testimonios dolorosos de algún sacerdote y de militantes seglares afectados. Y a pesar del secreto innato a esta clase de sumarios, es ya conocida por muchos la existencia de expedientes que se siguen contra algunos agentes de la autoridad por este motivo. El haberse abierto estos expedientes honra al Estado, de un lado, pero, de otro, da más vuelo a la dicha voz. La observación importa porque, en no pocas ocasiones, las denuncias contra sacerdotes se relacionaban con predicaciones en las que se hablaba de algunos de estos malos tratos. No juzgo ahora ni el qué ni el cómo de tales predicaciones, que pudieran ser conformes, o no, con lo debido. Señalo simplemente los hechos.
 
En este clima, durante este año, especialmente desde febrero, han sido muchos los sacerdotes llamados a declarar, una y otra vez, ante los distintos juzgados militares, pidiéndoles cuenta de sus homilías predicadas hace un año. Por mi parte hice ver a las autoridades, y en ocasiones a los mismos jueces, que, aun suponiendo que hubiese habido alguna falta en algunas predicaciones -hipótesis no imposible, como es claro- era mayor el daño que se estaba haciendo a la Iglesia y a la Patria con esas continuas llamadas ante los tribunales, de sacerdotes, algunos venerables por años y por servicios, creando un ambiente de desasosiego y dando lugar a una protesta fundada contra las injerencias en la acción ministerial.
 
Los hechos del 1 de junio
Inesperadamente el 1 del pasado junio, diez sacerdotes fueron llamados una vez más ante el juzgado militar eventual nº 4. Uno no se presentó y los otros nueve, entre los que había un anciano de 68 años, enfermo del corazón, fueron detenidos por un decreto del Excmo. Sr. Capitán General de Burgos, que cerraba expediente judicial penando con un arresto menor de uno, dos o tres meses, a dichos sacerdotes por “leve falta de ligera irrespetuosidad y ofensa a la autoridad militar”, cometida en distintas homilías de abril, mayo y junio de 1969. Los nueve sacerdotes fueron llevados a la prisión de Zamora, sin darles tiempo a recoger ni ropa, ni breviario ni medicinas (dos de ellos son enfermos) ni nada.
 
Nada se me había comunicado. De algunos de los sacerdotes sabía que habían sido llamados varias veces y conocía su presunta falta, que como obispo no podía calificar de tal. De los otros nada puedo juzgar porque ignoro todo fuera de la comunicación de la detención, que se me hizo después de hecho el traslado de los sacerdotes.
 
El problema concordatario
La autoridad militar me dijo que no era necesario ningún permiso concordatario porque se había actuado con sanciones gubernativas por faltas del Código de Justicia Militar, art. 443. Reuní inmediatamente mis asesores peritos en derecho canónico y español; y, tras profundo estudio, todos me dijeron unánimemente que la infracción del concordato era evidente, porque la pena se había impuesto en una causa criminal sin previo consentimiento del Ordinario. En Madrid reuní, igualmente a otros asesores, entre ellos algún catedrático de Universidad y algún penalista, y coincidieron unánimemente con el informe de sus compañeros de Bilbao.
 
Por otra parte, todos veíamos una injerencia contra la libertad de la Iglesia en la constante llamada de sacerdotes a los tribunales sin notificación siquiera al Prelado, para inquisiciones sobre homilías, tanto más delicadas y graves cuanto que los jueces instructores, de acuerdo con el Código de Justicia Militar, no son peritos en leyes sino jefes de las distintas armas.
 
La conmoción de la diócesis
La noticia, aunque la prensa la calló o la dio muy veladamente, se extendió rápidamente en la diócesis. Y causó una conmoción violenta en el clero, en los militantes seglares y en gran parte de la población, sobre todo en las amplias zonas afectadas. Sólo en Sestao, población de 40.000 habitantes, eran cinco los sacerdotes detenidos.
 
El domingo, día 7, estuvo a punto de producirse una situación dramática, porque gran parte del clero quería cerrar los templos y tomar otras medidas de protesta airada. Tras largas sesiones del Consejo del Presbiterio consiguieron hacer serenidad en los más. Y se celebró la Eucaristía normalmente en toda la diócesis, con excepción de un pueblo, en que los sacerdotes cerraron sus templos, por lo que les he reprendido seriamente. En Sestao fuimos el Vicario General y un servidor a celebrar algunas misas para cubrir la falta de los cinco sacerdotes, tres de ellos párrocos. Pero la conmoción continúa, sin que sea posible predecir las consecuencias pastorales del problema.
 
Mi actitud como Obispo
Cinco han sido mis reacciones como Obispo en la difícil situación:
  1. Informar de todo a la Santa Sede, con envío de toda la documentación en mi poder, sometiendo a su superior juicio mi propio parecer;
  2. Informar al Presidente de la Conferencia Episcopal, a quien he enviado también parte de la documentación que poseo;
  3. Elevar al Gobierno de la nación mi enérgica protesta, mediante un telegrama del día 2 al Ministro de Justicia, y dos cartas de los días 3 y 9, en las que explico la génesis y consecuencias de todo el problema;
  4. Multiplicar mis contactos con los sacerdotes para ayudar a la serenidad;
  5. Publicar una Carta Pastoral, elaborada con el apoyo unánime del Presbiterio, que fue leída el sábado y domingo, 6 y 7, en todos los templos de la diócesis.
 
La carta pastoral
La carta pastoral, que se publicará el próximo Boletín de la diócesis, tiene las siguientes partes, tras una introducción:
  1. Exposición del hecho de las detenciones;
  2. Reflexión sobre algunas exigencias que él plantea en nuestra pastoral diocesana, al haber sacado violentamente a la superficie un estado larvado de malestar;
  3. Un análisis del hecho en dos planos:
    • El de los derechos de la Iglesia afectados: injerencia de la autoridad estatal en la acción de la Iglesia; infracción del Concordato; derecho de la Iglesia a juzgar si la acción ministerial de sus sacerdotes es, o no, conforme con su misión y el querer de la Iglesia, para aprobar, condenar conforme a código canónico, o entregar la causa al fuero no eclesiástico.
    • El de los derechos humanos en general, porque la libertad de la Iglesia tiene que encuadrarse en la general de todos los ciudadanos, para lo que se requieren leyes e instituciones que garanticen eficazmente los derechos y las legítimas libertades ciudadanas.
    En este análisis se insiste en una idea ya expuesta en la Pastoral Conjunta de los Obispos de San Sebastián y Bilbao sobre la necesidad de superar nuestra fácil tendencia al totalitarismo y a la instrumentalización de la Iglesia.
  4. Se cierra la Carta con un reconocimiento de faltas de nuestra Iglesia local, y con un propósito de trabajar a fin de ser más evangélicos y cumplidores de nuestra misión salvadora de los hombres y del mundo, poniendo la esperanza en la Virgen María para todo ello.
 
El estado público de un problema
No quiero cerrar esta comunicación, sin salir al paso de una fácil acusación que algunos pudieran hacerme. Lo diré copiando parte de mi carta del 9 de junio al Sr. Ministro de Justicia:
“Me preocupa que algunos me acusen de dar estado público a cosas que debiera resolver de otro modo. Y, aunque me sé responsable de muchas faltas, creo ser inocente de esa. Así se lo manifiesto a un superior mío en carta, de la que creo poder copiarle este párrafo:
“Siento muchísimo crear conflictos entre Iglesia y Estado, o mejor dicho verme envuelto en ellos; y actúo, equivocada o acertadamente con la mejor buena voluntad, en la línea en que creo me obliga mi deber pastoral. Sé que algunos podrán pensar que no debiera dar estado público a algunas cuestiones pero debo decir que cuando un problema se ha planteado a nivel no público, por grave que haya sido, jamás he dicho nada en público por fuertes que hayan sido mis notas al Gobierno o mi exposición a la Santa Sede -mi documentación en este punto es mucha-; pero cuando, sin yo quererlo y aun lamentandolo mucho, el problema lo plantean algunas autoridades a nivel público conmocionando a toda la diócesis, no creo tener otro remedio que hablar también en público con claridad y con caridad, a la vez que sometiendo, sin embargo, mi parecer en todo caso a mis superiores”.
 
Cierro esta ya larga carta. He querido con ella informar a los hermanos ante los hechos con la mayor objetividad, tal como los veo desde su centro mismo. Dos fines me han movido: el darles posibilidad de no desorientarse por informaciones parciales o aun falsas que puedan llegarles, y urgirles una oración por esta diócesis de Bilbao, la mía de Santander a la que casi no puedo atender, y también por mí. Mucho he sufrido estos días. Más, en no pocos aspectos, que hace un año cuando los sucesos de abril y mayo. Lo ofrezco en reparación por mis muchos pecados y los de nuestra Iglesia. Y también pidiendo al Señor, capaz de escribir derecho con líneas torcidas, que esta torcidísima línea en que nos han colocado los últimos acontecimientos se convierta en bien por su gracia, ¡Bendito sea el Señor si hace que todos esos sufrimientos sirvan en algo para que las relaciones entre la comunidad política y la Iglesia sean sanamente cooperadoras, pero salva la independencia y autonomía debida de ambas potestades, como quiere el Concilio y nos ha pedido especialmente la Santa Sede a los Obispos españoles! Unido a todos, a los que aprueban generosamente mi conducta y más todavía, en caridad mayor, a los que critiquen unos u otros fallos, queda siempre afmo.
  
Hermano en Cristo, 
  
José María Cirarda”

domingo, 30 de julio de 2017

CONTRA LOS PAPÓLATRAS, DE UNO Y OTRO BANDO

LATÍN
«Nunc illud bréviter dici potest: qui summi Pontíficis omne de re quacúmque judícium témere ac sine deléctu deféndunt, hos Sedis Apostólicæ auctoritátem labefactáre, non fóvere; evertére, non firmáre. Nam ut ea prætereámus, quæ páulo ante in hoc cápite explicáta sunt, ¿a quid tandem advérsum hæréticos disputándo ille profíciet, quem vidérint non judício, sed afféctu patrocínium auctoritátis pontifícia suscípere; nec id ágere, ut disputatiónis suæ vi lucem ac veritátem elíciat, sed ut se ad altérius sensum voluntátemque convértat? Non eget Petrus mendácio nostro, nostra adulatióne non eget».

TRADUCCIÓN
«Ahora podemos decirlo brevemente: Aquellos que, temeraria e indiscriminadamente defienden todo juicio del supremo Pontífice sobre cualquier tema, socavan la autoridad de la Sede Apostólica y no la sostienen; destruyen, en lugar de fortalecer, sus cimientos. Porque si omitimos lo se ha explicado poco antes en este capítulo, ¿de qué aprovechará que, disputando contra los herejes, se defienda la autoridad pontificia no con el juicio, sino con el sentimiento; o que al hacerlo, en vez de sacar por la fuerza de la disputa la luz y la verdad, se conviertan al sentimiento y la voluntad de otros? Pedro no tiene necesidad de nuestras mentiras, ni de nuestra adulación».
  
PADRE FRAY MELCHOR CANO OP, De los lugares teológicos, libro quinto, cap. V, respuesta al argumento 4.º.

sábado, 29 de julio de 2017

AD PORTAS DEL CISMA EN CANTERBURY

Traducción de la noticia publicada en CHRISTIAN TODAY (Inglaterra)
 
EXCAPELLÁN DE LA REINA DE INGLATERRA ESTÁ LIDERANDO UNA REBELIÓN DE VICARIOS ANTE EL “MATRIMONIO HOMOSEXUAL”
  
El ex Capellán de la Reina [distinción al clero anglicano, análoga a los Prelados de honor de Su Santidad en el Catolicismo, N. del T.], Gavin Ashenden, está liderando un grupo de clérigos conservadores rebeldes que amenaza romper con la Iglesia de Inglaterra por temas sexuales.
  
Gavin Ashenden
 
En una carta publicada en el diario Telegraph, el grupo de 23 advierte del prospecto de una “declaración de independencia” por vicarios que sienten que aquellos con opiniones tradicionales están siendo “marginalizados” por el liderazgo eclesial. Afirman que las decisiones del Sínodo General -el cuerpo legislativo de la Iglesia de Inglaterra- ha causado “gran preocupación” a los anglicanos. Ellos dicen: “Hay momentos, especialmente en tiempos de desintegración social, en que la Iglesia debe ir contra la cultura dominante”.
 
La carta agrega que “el abucheo a los tradicionalistas” y el “abuso personal” que afrontaron en el Sínodo ha “profundizado la desconfianza”entre los dos bandos.
 
Otros signatarios de la carta incluyen al obispo retirado de Rochester, Michael Nazir-Ali, y la jefa de Christian Concern, Andrea Williams.
    
La carta dice que la Iglesia de Inglaterra se dirige a una “revuelta en la forma de un movimiento de independencia” a menos que haya un cambio de dirección.
 
La carta concluye planteando la posibilidad de una división en la Iglesia de Inglaterra, similar a la que tuvo lugar en la Iglesia Anglicana de Norteamérica (ACNA).
 
Ashenden dijo al Telegraph que el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, está “bajo aviso”. Dijo:
“Esta es una advertencia de que el arzobispo está bajo aviso de que a menos que dirija a la Iglesia en una forma que sea consistente con los valores y la autoridad de la Biblia, y opuesta al secularismo progresista, se enfrentará a un tipo de revuelta en forma de un movimiento independentista”.
  
Un vocero de la Iglesia de Inglaterra dijo: “El Sínodo a menudo debate temas controversiales y los miembros pueden a veces discordar fuertemente entre sí. Esa es la naturaleza del debate”.

Una sesión del Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra
  
Ashenden le dijo a Christian Today en la mañana:
“La Iglesia de Inglaterra está haciendo las divisiones como si se fuera llevada en una dirección crecientemente progresista y secular en temas de género. Está haciéndolo mal siendo bondadosa y compasiva para el discipulado. Deberíamos ser siempre bondadosos y compasivos, pero para darle a las personas lo que Dios quiere que tengan, no lo que ellos quieren que Él quiera tener para ellos.
 
Esto no es tanto sobre el sexo o el género, como sí sobre la obediencia y la integridad. Esto es, como se acostumbra entre los Cristianos, la lucha entre el zeitgeist, el espíritu de la edad, y el Espíritu Santo. Si la Iglesia de Inglaterra continúa por este camino de acomodamiento con la práctica del matrimonio homosexual, llegará a haber dos tipos de anglicanos en este país. Un grupo que conservará la fe con la doctrina de Cristo y las Escrituras, ofreciendo la bondad y compasión de la fidelidad a Dios, y otro que guardará la fe con el secularismo, y también ofrecerá bondad y compasión, pero una bondad superficial que no llevará a la gente más cerca a Dios”.
  
La carta a Telegraph viene después que veintiún clérigos anglicanos conservadores condenaron por separado el Sínodo general por permitir “desarrollo trágico” cuando votó para condenar la denominada “terapia de conversión” para homosexuales y considerar el apoyo litúrgico a aquellos cristianos que “transicionan” de un género a otro.
 
La declaración, presentada la semana pasada por Christian Today, dice que
“nosotros, como algunos de los llamados a la renovación del anglicanismo bíblico y ortodoxo, ya hemos comenzado a reunirnos, en favor de nuestros hermanos anglicanos, para discutir cómo asegurar un futuro eclesial fiel”.
 
Refiriéndose a las votaciones aprobadas en el sínodo en York a comienzo de mes, la declaración dice:
“Muchos compartirán nuestra consternación por las recientes decisiones... y el seguimiento de principios, valores y prácticas contrarias a la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia.
 
Puesto que la Cámara de los Obispos falló persistentemente en cumplir los encargos dados por Dios por los cuales ellos habían jurado desterrar estos trágicos desarrollos fue, tristemente, no completamente inesperados.
 
Por lo tanto, y previendo tales eventualidades, nosotros, como algunos de los llamados a la renovación del anglicanismo bíblico y ortodoxo, ya hemos comenzado a reunirnos, en favor de nuestros hermanos anglicanos, para discutir cómo asegurar un futuro eclesial fiel. Deseamos ahora que lo que hemos hecho sea más ámpliamente conocido.
 
... Nos reuniremos nuevamente, como hemos planeado y en una locación externa, mediante consejo episcopal, en Octubre. Es nuestra intención recibir en esa ocasión una diversidad incluso mayor de contribuyentes”.
 
Los firmantes incluyen a Ashenden, la líder evangélica Susie Leafe (directora del grupo conservador Reform), el Reverendo Andy Lines (obispo de la ACNA con Misión Especial para Europa), James Paice (fideicomisario de Good Steward’s Trust en Southwark) y Andrew Symes (secretario ejecutivo de Anglican Mainstream).
 
Ashenden le dijo a Christian Today la semana pasada que estaba preocupado por “un cambio de cultura en lo concerniente a la ética sexual” y ua forma “infiel y secularizada” del anglicanismo. También acusó a los obispos de renegar de su obligación de promover la Fe cristiana. Dijo:
“Firmé este documento porque creo que a pesar de las promesas del arzobispo Welby de que no planeaba supervisar cualquier cambio formal de doctrina, se intenta que debería haber un cambio de cultura en lo concerniente a la ética sexual, abandonando lo que la Iglesia debería enseñar y remplazándolo con otras cosas que están en completa oposición a la Escritura y a la enseñanza dominical. Si alguno tenía cualquier duda sobre esto antes del pasado Sínodo General, no puede haber duda ahora sobre ello. Se convierte un poco de casuística el decir que no hay planes para cambiar la doctrina formal mientras alientan cambios en la liturgia y la cultura.

Los obispos de la Iglesia de Inglaterra –que votaron casi unánimemente en favor de esos cambos– han renegado de su responsabilidad primaria en defender y articular la Fe cristnana. Eso deja un vacío de control episcopal que necesitará ser ordenado. Miro hacia adelante para trabajar con otros para remediarlo en una forma que llevará a un anglicanismo renovado y fiel en este país en contraste al infiel y secularizado”.
 
COMENTARIO
De más no está recordar que el cisma anglicano se dio por causa del matrimonio: Enrique VIII, ansiando tener un hijo varón, quería casarse con Ana Bolena, pero primero solicitó al Papa Clemente VII que le anulara su matrimonio con Catalina de Aragón (madre de María I de Inglaterra) aduciendo parentesco por afinidad (primero Catalina fue esposa del príncipe Arturo de Gales, hermano de Enrique) y decencia pública. El Papa, habiendo estudiado el caso (y tal vez temiendo la ira de Carlos I de España -los recuerdos del Saco de Roma aún eran recientes para él-), confirmó la existencia y validez del matrimonio de Enrique y Catalina porque, si bien hubo matrimonio entre Catalina y Arturo, éste murió sin dejar descendencia; y la dispensa otorgada por el Papa Julio II fue otorgada en debida forma, siguiendo las Sagradas Escrituras y el poder que Cristo confiriera a San Pedro y sus sucesores de atar y desatar.
 
Obstinado en su voluntad y enceguecido por la lujuria, Enrique VIII se proclamó Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, separándola del Catolicismo y suspendió el envío del Óbolo de San Pedro. Acto seguido, declaró nulo su matrimonio con Catalina y se casó con Ana Bolena, a la sazón embarazada de Isabel I. Pero las razones que Enrique pretendía esgrimir contra su primer matrimonio se aplican contra el segundo, y de forma horrorosa: De acuerdo al cronista Nicholas Sanders, en su libro De orígine ac progréssu schismátis Anglicáni (Del origen y progreso del cisma anglicano), Enrique cometió adulterio con María Bolena, hermana de Ana; y con la madre de ambas, Isabel Howard (por lo que Ana viene a ser hija ilegítima de Enrique).
 
Regresando al presente, otro cisma en el anglicanismo (esta vez en la mismísima Iglesia de Inglaterra) es previsible dada la falta de unidad y sucesión apostólica, como señalamos en una oportunidad. Aparte, el viaje a la Roma modernista es un contrasentido: ALLÁ PASA LO MISMO QUE EN CANTERBURY, Y PEOR. Así las cosas, estimados anglicanos tradicionalistas, en medio de todos estos acontecimientos, Dios está ofreciéndoos su misericordia ahora, luego de estar expiando por casi cinco siglos el pecado de Enrique y su dinastía: el Catolicismo Tradicional es la única posibilidad, aún más, es IMPERATIVO si queréis guardar la enseñanza de Cristo y salvar vuestras almas.
  
¡NUESTRA SEÑORA DE WALSINGHAM, SAN JORGE MÁRTIR Y SAN EDUARDO EL CONFESOR, ALCANZAD LA CONVERSIÓN DE INGLATERRA!

jueves, 27 de julio de 2017

ORACIÓN PARA LOS TIEMPOS DE TRIBULACIÓN, POR EL PADRE BENJAMÍN CAMPOS

Tomado de RADIO CRISTIANDAD
  
¡Oh Señor y Redentor nuestro!, que prometiste no romper la caña cascada, sino escuchar a todo pecador arrepentido: llenos de confusión acudimos a Tí en la presente tribulación. Hemos pecado, nos hemos olvidado de Tí, nos hemos apartado de tus mandamientos; hemos sido ingratos a tantos beneficios tuyos. Reconocemos que nos castigas justamente y que merecemos mucho más de lo que nos afliges. Pero hoy, arrepentidos, acudimos a Tí, invocando tu Santo Nombre y tu Título de Redentor. Mira cómo nos dispersa y desgarra a nosotros, tu grey, el lobo de la impiedad, el cual no se detiene ante tus altares: profana hasta burlar tus planes de amor sintetizados en tu Augusto Sacramento. Ten piedad de nosotros, reafirma nuestra fe, sostén nuestros deseos de serte fieles. No queremos ser espinas que te hieran. Pon en nuestra frente tu señal para estar entre los que Te bendicen. Te lo pedimos por la Virgen Santísima, tu Madre y Nuestra Madre, que por su intercesión, no desecharás nuestra petición. Permítenos decir con San Pedro: «¡Señor, Tú sabes que te amamos!»
  
El P. Benjamín Campos SJ fue, junto con el P. Joaquín Sáenz Arriaga, de los primeros sacerdotes en México que rechazó el Novus Ordo Missæ de Pablo VI. Sostuvo una lucha incansable por defender la Santa Misa de siempre y la verdadera doctrina Cristiana hasta su muerte. Sufrió muchos ataques y persecuciones por esta causa. Su padre, Francisco Campos, fue Cristero y entregó su vida en esa lucha. El P. Campos, crítico de los acuerdos entre la Jerarquía eclesiástica y el gobierno masón, fue además compañero de estudios y gran amigo del P. Miguel Pro, sacerdote mártir durante la Cristiada.

miércoles, 26 de julio de 2017

EL VATICANO ESTÁ SECO (MATERIALMENTE)

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO
  
EL ANTIRROMANO BERGOGLIO Y SU VATICANO ESTÁN SIN AGUA
LAS FUENTES QUE COPIOSAMENTE CORRÍAN EN LA ANTIGUA ROMA ESTÁN SECAS
  
Justo como la Fe en la Roma modernista, las fuentes del Vaticano están secas por primera vez en su historia.
Tal vez Dios está castigando al Antipapa marxista y antirromano Francisco Bergoglio, que fue citado diciendo que “Odia a Roma”.
Él odia a los antiguos romanos por ser “Demasiado tradicionales”, pero estos fundadores de la sociedad occidental moderna no tenían este problema: Muchos de sus Aquædúctus, milagros de la Ingeniería, aún están en funcionamiento, ¡pero Dios ahora fuerza a Bergoglio a beber de las ECOndenadas botellas plásticas!
 
Tal vez Dios está castigando al Antipapa marxista Francisco Bergoglio. Por primera vez en la historia del Vaticano, sus fuentes están sin agua. Todos conocen del milagro de la ingeniería que los antiguos romanos consiguieron con la construcción de acueductos a lo largo de su vasto Imperio, muchos de los cuales aún están en funcionamiento. Pero ahora no hay agua para el Vaticano modernista. Bergoglio tiene que beber, ¡horror horrórum!, de las ECOndenadas botellas plásticas.
 
Verás, Dios le ha cortado el agua a Bergoglio. Cien fuentes en el Vaticano están secas, incluyendo las dos obras maestras del Barroco justo en medio de la Plaza de San Pedro, talladas por los escultores Carlo Maderno y Gian Lorenzo Bernini del siglo XVII. El Cielo ha enviado un sofocante calor estival y una sequía de dos años afectando a la pequeña Ciudad-Estado [Parte de la información para este Comentario proviene del servicio de noticias de Reuters].
  
Verdaderos Católicos, esta semana ha sido la peor para Francisco Bergoglio desde que asumió como Antipapa hace más de cuatro años. Después de que su jefe de finanzas el cardenal Pell fuera acusado de crímenes sexuales, el palacio del Santo Oficio fuera expuesto como epicentro de orgías “gais” y que se revelara que en el Hospital Bambino Gesù mataban niños, el contraído semblante “verde” de Bergoglio está ahora poniéndose emético (con perdón, colorado).

domingo, 23 de julio de 2017

DE LA UTILIDAD DE LOS DESPRECIOS HUMANOS EN EL CAMINO DE LA VIRTUD PARA ELEVARSE EN LA CONFIANZA A DIOS

«El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará» (Job XII, 4). Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía hacia los goces exteriores, posponiendo las apetencias espirituales, y se complace, con un abandono total, en las alabanzas que le llegan de fuera, encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente. Y así, embelesada por las alabanzas que escucha, abandona lo que había comenzado. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación de él.
  
Otras veces, por el contrario, la voluntad se mantiene firme en el bien obrar, y, sin embargo, sufre el ataque de las burlas de los hombres; hace cosas admirables, y recibe a cambio desprecios; de este modo, pudiendo salir fuera de sí misma por las alabanzas, al ser rechazada por la afrenta, vuelve a su interior, y allí se afinca más sólidamente en Dios, al no encontrar descanso fuera. Entonces pone toda su esperanza en el Creador y, frente al ataque de las burlas, implora solamente la ayuda del testigo interior; así, el alma afligida, rechazada por el favor de los hombres, se acerca más a Dios; se refugia totalmente en la oración, y las dificultades que halla en lo exterior hacen que se dedique con más pureza a penetrar las cosas del espíritu.
 
Con razón, pues, se afirma aquí: «El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará», porque los malvados, al reprobar a los buenos, demuestran con ello cuál es el testigo que buscan de sus actos. En cambio, el alma del hombre recto, al buscar en la oración el remedio a sus heridas, se hace tanto más acreedora a ser escuchada por Dios cuanto más rechazada se ve de la aprobación de los hombres.
    
Hay que notar, empero, cuán acertadamente se añaden aquellas palabras: Como lo soy yo; porque hay algunos que son oprimidos por las burlas de los hombres y, sin embargo, no por eso Dios los escucha. Pues, cuando la burla tiene por objeto alguna acción culpable, entonces no es ciertamente ninguna fuente de mérito.
 
El hombre honrado y cabal es el hazmerreír. Lo propio de la sabiduría de este mundo es ocultar con artificios lo que siente el corazón, velar con las palabras lo que uno piensa, presentar lo falso como verdadero y lo verdadero como falso.
 
La sabiduría de los hombres honrados, por el contrario, consiste en evitar la ostentación y el fingimiento, en manifestar con las palabras su interior, en amar lo verdadero tal cual es, en evitar lo falso, en hacer el bien gratuitamente, en tolerar el mal de buena gana, antes que hacerlo; en no quererse vengar de las injurias, en tener como ganancia los ultrajes sufridos por causa de la justicia. Pero esta honradez es el hazmerreír, porque los sabios de este mundo consideran una tontería la virtud de la integridad. Ellos tienen por una necedad el obrar con rectitud, y la sabiduría según la carne juzga una insensatez toda obra conforme a la verdad.
  
(SAN GREGORIO MAGNO. Morália, sive Exposítio in Job, Libro X, 47-48. Cf. JACQUES-PAUL MIGNE, Patrología Latina LXXV, 946-947)

jueves, 20 de julio de 2017

ORACIONES ANTES Y DESPUÉS DE LA CONFESIÓN

Oraciones tomadas del devocionario Heures des Pénitens, impreso en Aix en 1755. Traducción propia.
 
   
Antes de acercarte al Sagrado Tribunal de la Penitencia, conviene que te prepares espiritualmente para recibir dignamente el Sacramento de la Confesión, por ello debes orar así:
Cónditor cœli et terræ, Rex regum et Dóminus dominántium, qui me de níhilo fecísti ad imáginem, et similitúdinem tuam et me próprio tuo Sánguine redemísti, quem ego peccátor non sum dignus nomináre, nec invocáre, nec corde cogitáre. Te supplíciter deprécor, et humíliter exóro, ut cleménter respícias me servum tuum néquam. Et miserére mei, qui misértus fuísti muliéri Chananǽæ, et Maríæ Magdalénæ: qui pepercísti Publicáno, et latróni in cruce pendénti. Tibi confíteor, Pater piíssime, peccáta mea, quæ si volo abscóndere, non possum tibi, Dómine. Parce mihi, Christe, quem ego nuper multum offéndi cogitándo, loquéndo, operándo, et in ómnibus modis, in quíbus ego frágilis homo et peccátor peccáre pótui, mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ídeo, Dómine, precor tuam cleméntiam, qui de cœlo pro mea salúte descendísti, qui David a peccáti lapsu erexísti, parce mihi, Dómine, parce mihi Christe, qui Petro te negánti pepercísti. Tu es Creátor meus et Redémptor meus, Dóminus meus et Salvátor meus, Rex meus et Deus meus. Tu es spes mea et fidúcia mea, gubernátio mea et auxiliátio mea, consolátio mea et fortitúdo mea, defénsio mea et liberátio mea, vita mea, salus mea et resurréctio mea, lumen meum et desidérium meum, adjutórium meum et patrocínium meum. Te deprécor et rogo adjúva me, et salvus ero: gubérna me et defénde me: confórta me et consoláre me: confírma me et lætífica me: illúmina me et vísita me. Súscita me mórtuum, quia factúra et opus tuum sum. Dómine, ne despícias me, quia fámulus et servus tuus sum, quamvis malus, quamvis indígnus et peccátor: sed qualiscúmque sim, sive bonus, sive malus, semper tuus sum. Ad quem ego fúgiam, nisi ad te vadam? Si tu me éjicis, quis me recípiet? Si tu me déspicis, quis me aspíciet? Recognósce me ergo indígnum ad te refugiéntem, quámvis sim vilis et immúndus: quia si vilis et immúndus sum, potes me mundáre: si cœcus sum, potes me illumináre: si infírmus sum, potes me sanáre: si mórtuus et sepúltus sum, potes me resuscitáre; quia major est misericórdia tua, quam iníquitas mea: major est píetas tua, quam ímpietas mea: plus potes dimittére, quam ego committére: et plus párcere quam ego peccátor peccáre. Non ergo despícias, Dómine, neque atténdas multitúdinem iniquitátum meárum: sed secúndum multitúdinem miseratiónum miserére mei, et propítius esto mihi máximo peccatóri. Dic ánimæ meæ: «Salus tua ego sum». Qui dixísti: «Nolo mortem peccatóris, sed magis ut convertátur et vivat»: convérte me, Dómine, ad te, et noli irásci contra me. Deprécor te, clementíssime Pater, propter misericórdiam tuam, supplíco et exóro, ut perdúcas me ad bonum finem, et ad veram pœniténtiam, puram confessiónem, et dignam satisfactiónem ómnium peccatórum meórum [Creador del Cielo y de la tierra, Rey de reyes y Señor de señores, que de la nada me hiciste a tu imagen y semejanza, y con tu propia Sangre me redimiste, y a quien yo, pecador, no soy digno de nombrar, ni invocar, ni pensar de corazón, Te ruego suplicante, y humildemente te pido, que me veas clemente a mí, siervo tuyo maldado, y tengas piedad de mí, que tuviste piedad de la mujer cananea y de María Madgalena, que recibiste al Publicano y al ladrón colgado en la cruz. A Ti confieso, Padre piadosísimo, mis pecados, que si quisiera esconderlos de Ti, Señor, no podría hacerlo. Perdóname, oh Cristo, a quien he ofendido mucho de pensamiento, palabra, obra y en todos los modos en que yo, hombre frágil y pecador, pude pecar, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por eso, Señor, pido tu clemencia, que descendiste del cielo por mi salvación, y que levantaste a David en su caída en pecado. Perdóname, Señor, perdóname, oh Cristo, que recibiste a Pedro que te negó. Tú eres mi Creador y mi Redentor, mi Señor y mi Salvador, mi Rey y mi Dios. Tú eres mi esperanza y mi confianza, mi gobierno y mi auxilio, mi consuelo y fortaleza, mi defensa y mi liberación, mi vida, mi salud y mi resurrección, mi luz y mi deseo, mi ayuda y mi patrocinio. Te pido y ruego me auxilies, y seré salvo: gobiérname y defiéndeme: confórtame y consuélame; confírmame y alégrame: ilumíname y visítame. Levántame de la muerte, porque factura y obra tuya soy. No me desprecies, Señor, porque siervo y esclavo tuyo soy, aunque malo, aunque indigno y pecador: pero sea yo como sea, bueno o malo, siempre tuyo soy. ¿A quién iré, sino a Ti? Si Tú me rechazas, ¿quién me recibirá? Si Tú me desprecias, ¿quién me apreciará? Reconóceme que indigno me refugio en Ti, aunque sea vil e inmundo: porque si soy vil e inmundo, Tú puedes limpiarme: si soy ciego, puedes iluminarme: si estoy enfermo, puedes sanarme: si estoy muerto y sepultado, puedes resucitarme; porque mayor es tu misericordia que mi iniquidad: mayor es tu piedad que mi impiedad: más puedes remitir, que yo cometer; y más puedes perdonar, que yo, pecador pecar. No desprecies pues, Señor, ni atiendas la multitud de mis iniquidades: antes apiádate de mí, por la multitud de tus misericordias, y séme propicio a mí, máximo pecador. Dile a mi alma: «Yo soy tu salud». Tú que dijiste: «No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva»: conviérteme, Señor, a Ti, y no quieras airarte contra mí. Ruégote, Padre clementísimo, por tu misericordia, suplico y ruego, que me conduzcas a un buen fin, y a verdadera penitencia, pura confesión, y digna satisfacción por todos mis mecados]. Amen.
 
Cuando te aproximes al Confesionario, di esta oración, para que el Señor reciba la confesión que le presentas por medio del Sacerdote:
Súscipe confessiónem meam, piíssime ac clementíssime Dómine Jesu Christe, única spes salútis ánimæ meæ, et da mihi, obsécro, contritiónem cordis et láchrymas óculis meis, ut défleam diébus ac nóctibus omnes neglegéntias meas cum humilitáte et puritáte cordis. Appropínquet orátio mea in conspéctu tuo, Dómine. Si irátus fúeris contra me, quem adjutórem quǽram? Quis miserébitur iniquitátibus meis? Meménto mei, Dómine, qui Chananǽam et Publicánum vocásti ad pœniténtiam, et Petrum lachrymántem suscepísti. Dómine, Deus meus, súscipe preces meas. Salvátor mundi, Jesu bone, qui te Crucis morti dedísti, ut peccatóres salvos facéres, réspice me míserum peccatórem, invocántem nomen tuum, et noli sic atténdere malum meum ut obliviscáris bonum tuum. Et si commísi unde me damnáre potes, tu non amisísti unde salváre soles. Parce ergo mihi, qui es Salvátor meus, et miserére peccatríci ánimæ meæ. Solve víncula ejus, sana vúlnera. Dómine Jesu, te desídero, te quǽro, te volo: osténde mihi fáciem tuam et salvus ero. Emítte ígitur, piíssime Dómine, méritis puríssimæ et immaculátæ semper Vírginis Genetrícis tuæ Maríæ, et Sanctórum tuórum, lucem tuam et veritátem tuam in ánimam meam, quæ omnes deféctus meos in veritáte mihi osténdat, quos confitéri me opórtet, atque juvet et dóceat ipsos plene et contríto corde explicáre. Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum [Recibe, piadosísimo y clementísimo Señor Jesucristo, única esperanza de salvación para mi alma, mi confesión, y dame, te suplico, contrición de corazón y lágrimas a mis ojos, para llorar día y noche todas mis negligencias con humildad y pureza de corazón. Acoge mi oración en tu presencia, Señor. Si estuvieses airado contra mí, ¿a quién pediré auxilio? ¿Quién tendrá misericordia de mis iniquidades? Acuérdate de mí, Señor, tú que llamaste a penitencia a la Cananea y al Publicano, y recibiste las lágrimas de San Pedro. Señor, Dios mío, recibe mi ruego. Buen Jesús, Salvador del mundo, que te entregaste a la muerte de Cruz para hacer salvos a los pecadores, mírame a mí, miserable pecador, invocando tu nombre, y no quieras atender a mi mal para olvidar tu bondad. Y si cometí aquello por lo que puedes condenarme, tú no has perdido el derecho para salvar. Perdóname pues, tú que eres mi Salvador, y ten piedad de mi pecadora alma. Rompe sus cadenas, y sana sus heridas, Señor Jesús, te deseo, te busco, te quiero: muéstrame tu Faz, y seré salvo. Así pues, piadosísimo Señor, envía por los méritos de la Purísima e Inmaculada siempre Virgen Santa María tu Madre, y de todos tus Santos, tu luz y tu verdad a mi alma, para mostrarme en verdad todos mis defectos, que estoy obligado a confesar, y sosténme y ensélame a explicarlos plenamente y con contrito corazón. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por todos los siglos de los siglos]. Amen.
 
Luego de confesar tus pecados, y recibir la Absolución, implora la intercesión de la Santísima Virgen María y todos los Santos recitando esta oración:
Sit tibi, Dómine, obsécro, méritis beátæ semper Vírginis Genetrícis tuæ Maríæ et ómnium Sanctórum, grata et accépta ista conféssio mea, et quídquid mihi défuit nunc, et de sufficiéntia contritiónis, de puritáte et integritáte confessiónis, súppleat píetas et misericórdia tua et secúndum illam dignéris me habére plénius et perféctius absolútum in Cœlo. Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum [Suplícote, Señor, por los méritos de la Bienaventurada siempre Virgen Santa María tu Madre, y de todos los Santos, grata y aceptable esta mi confesión, y todo cuanto me haya faltado en la suficiencia de la contrición, y pureza e integridad de a confesión, lo supla tu piedad y misericordia, y segun élla te dignes tenerme plena y perfectamente absuelto en el Cielo. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por todos los siglos de los siglos]. Amen.

miércoles, 19 de julio de 2017

EL VATICANO APOYA LA IGLESIA DEL PARTIDO COMUNISTA CHINO

Noticia tomada de INFOVATICANA
 
EL CARDENAL ZEN DENUNCIA QUE EL VATICANO ESTÁ SECUNDANDO UNA IGLESIA FALSA EN CHINA
El obispo emérito de Hong Kong manifiesta nuevamente su oposición a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno comunista chino y la Santa Sede.
 
Joseph Zen Ze-kiun SDB, Cardenal-Obispo emérito de Hong Kong
 
En una entrevista concedida al medio polaco ‘Polonia Christiana’, el cardenal Joseph Zen, anterior prelado de Hong Kong y asesor de Benedicto XVI en las relaciones sino-vaticanas, ha manifestado nuevamente su oposición a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno comunista chino y la Santa Sede. Unos acuerdos que establecen que los obispos chinos serán elegidos por la conferencia episcopal del país y, posteriormente, ratificados por el Gobierno ateo de Pekín y por el Santo Padre, que será quien tenga, al menos en teoría, la última palabra.
 
De este modo, el obispo emérito de Hong Kong ha asegurado que, pese a lo que pueda parecer, la autoridad del Sumo Pontífice será poco relevante en el proceso de elección de los obispos chinos. “En la superficie, la autoridad del Papa está a salvo porque dicen que él tiene la última palabra. Pero todo es una farsa. Están dando un poder decisivo al Gobierno. ¿Cómo puede ser entregada a un Gobierno ateo la iniciativa de elegir obispos? Es increíble, increíble”, ha señalado el cardenal Zen con visible indignación.
 
En respuesta a la objeción de que, en ciertos períodos históricos, el poder político fue el encargado de nombrar obispos, el purpurado se ha mostrado contundente: “Ellos eran, al menos, reyes o emperadores cristianos. Pero éstos son comunistas ateos. Quieren destruir la Iglesia, o, si no pueden, por lo menos debilitarla”.
 
En esta línea, el asesor de Benedicto XVI en las relaciones sino-vaticanas ha expresado el desconcierto que le suscita el hecho de que la Santa Sede crea que existe una conferencia episcopal china: “No me puedo creer que el Vaticano no sepa que no hay una conferencia episcopal. Eso sólo es un nombre. Realmente nunca tienen discusiones, reuniones. Se reúnen cuando lo requiere el Gobierno. Éste da instrucciones y ellos obedecen. Es una farsa”, ha manifestado el cardenal, quien considera que la conferencia episcopal existente en China no es sino un títere en manos del ejecutivo del país.
 
Para reforzar sus argumentos, el cardenal Zen ha recordado a Benedicto XVI, quien negó la existencia de una conferencia episcopal legítima en China y aseguró que hay obispos clandestinos –que no cuentan con el beneplácito del Gobierno– absolutamente legítimos.
 
La situación de los católicos en China
Respecto a la situación de los católicos en China, el purpurado ha comparado ésta con la existente en los años 50 y 60, cuando los creyentes eran brutalmente perseguidos. Así, ha explicado que esta coyuntura se debe al debilitamiento de la Iglesia: “¿Por qué? Porque la Iglesia se ha debilitado. Lamento mucho decir que el Gobierno no ha cambiado, pero que la Santa Sede está adoptando una estrategia equivocada. Están demasiado ansiosos por dialogar y dialogar, así que dicen a todos que no hagan ruido, que se acomoden, se comprometan y obedezcan al Gobierno. Ahora las cosas están decayendo”.
 
Además, el cardenal Zen ha sugerido que el Papa Francisco se conduce con ingenuidad en su relación con el Gobierno chino debido a su experiencia vital. Así, él, argumenta el obispo emérito de Hong Kong, no ha experimentado un comunismo totalitario como el polaco o el chino –feroces en la represión del cristianismo–, sino uno más suave: el hispanoamericano.

LAS HEREJÍAS DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

Muchos creen ven en este movimiento una manera legítima de servir a Dios y a la Iglesia, de satisfacer un cierto sentimiento religioso. Pero, ¿cuáles son las verdaderas doctrinas del Movimiento Neocatecumenal? El P. Enrico Zoffoli, teólogo italiano pasionista, estudió durante varios años los documentos oficiales del Camino y presentó sus conclusiones a varios obispos, cardenales e incluso al Papa, recibiendo como respuesta "silencio, desconfianza y hostilidad". Publicamos aquí la parte doctrinal de su libro "Catequesis neocatecumenal y ortodoxia del Papa", que esperamos podrá esclarecer mucho a los católicos sobre la perniciosidad de la secta de los neocatecumenales.

LAS HEREJÍAS DEL CAMINO NEOCATECUMENAL
P. Enrico Zoffoli, CSP
 
   
Refiriéndome al Camino neo-catecumenal, el término 'herejías' puede hacer sonreír a algunos e indignar a otros, pues muchos -en la iglesia- me juzgarán demasiado alarmista e imperdonablemente ofensivo. Mas, por desgracia, esto corresponde a una realidad que someto a la reflexión de todos; pidiendo particular atención a los párrocos, obispos y sobre todo al Papa.

SOBRE EL ORDEN SAGRADO,  EL SACERDOCIO Y LA JERARQUÍA

a) La verdadera Iglesia de Jesucristo sería solamente la de los tres primeros siglos, después de los cuales -de Constantino en adelante-, institucionalizándose, se habría corrompido, hasta que después de 1600 años habría reaparecido con el Concilio Vaticano II. Por tanto, durante un largo periodo, Jesús no habría cumplido su promesa de permanecer junto a su Iglesia todos los días, hasta el fin de los tiempos, y por consiguiente asistirla contra los poderes de las tinieblas (Mt. 28,20; 16,18).

b) De aquí se deduce que veinte Concilios ecuménicos, desde el de Nicea (325) hasta el Vaticano I (1870), no habrían enseñado nada definitivamente verdadero e indiscutible; la gloriosa multitud de todos los Padres de la Iglesia, desde principios del siglo IV en adelante, seguidos por los mayores teólogos de la Edad Media y los innumerables santos formados en su escuela, no serían dignos de estudio ni de admiración por haber sido reconocidos y aprobados por el Magisterio de una Iglesia lánguida, corrompida, infiel al mensaje de su Fundador. Su traición vendría dada por la historia, espíritu, definiciones dogmáticas y reformas promovidas por el Concilio de Trento.

c) La Iglesia no habría sido fundada por Jesucristo como su único rebaño: “La misión de la Iglesia no es hacer que todos entren para formar parte de ella jurídicamente...”. Ella no sería por tanto “la única tabla de salvación que todos deben alcanzar para salvarse”. No se le puede atribuir una estructura jurídica como componente necesario de su naturaleza: su índole sería esencialmente carismática.

d) Todo esto es lógico si, como se sustenta:
  1. El “sacrificio” es un residuo del culto pagano, “en la Eucaristía no hay ninguna ofrenda”, La Misa no es un “sacrificio”.
  2. En la Iglesia no hay un sacerdocio ministerial esencialmente superior al común de todos los bautizados; luego no tiene sentido la Orden sagrada que le confiere, distinguiendo al clero del laicado.
  3. Mas, si no hay una jerarquía, nadie en la Iglesia posee y puede ejercer el triple poder de gobierno, santificación y magisterio, por lo que en ella no hay ni superiores ni súbditos: la igualdad sería universal y total, porque es sociedad esencialmente democrática, como la civil, en la que el pueblo es soberano

Así pues:
  • Si en la Iglesia no hay ningún poder de jurisdicción, su gobierno es ilegítimo, sus leyes no son obligatorias, e injustificadas son sus sanciones...,
  • Si en la Iglesia no hay un divino poder de santificación, vanos son todos los actos de culto, sin eficacia ninguna las funciones del sacerdocio, inútiles los sacramentos, y por fin nula su función en la sociedad civil...;
  • Si en la Iglesia no hay ningún poder de Magisterio (sobre todo infalible), es completamente arbitrario definir de modo absolutamente cierto e irrevocable verdades de fe y normas de vida moral

Así que lo que se enseña en ella es solamente opinable y siempre discutible y en consecuencia:
  • El Cristianismo no sería una religión divinamente inspirada
  • Estaría entre las demás religiones, más o menos dignas de respeto, nada más,
  • Injustificado sería el rigor con el cual la Iglesia definió y rechazó como heréticas todas la doctrinas incompatibles con su fe..., alegando y reivindicando una dignidad y una misión superiores a las de la sociedad civil...

e) Estas son las consecuencias que se derivan del repudio de las Ordenes sagradas, del Sacerdocio Ministerial, del Sacrificio. Ahora bien, negado el Orden sagrado, el rechazo de la estructura jerárquica de la Iglesia incluye diáconos, presbíteros, obispos y especialmente el Papa, reducidos a su simple condición de comunes “ciudadanos”, sin ninguna autoridad, lugar ni privilegio..., e intrusos culpables por haber pretendido, durante milenios, una fe y un respeto que no merecían, los seglares tendrían toda la razón para rebelarse contra la Iglesia...

f) En resumen, los dirigentes del camino neo-catecumenal varias veces al año organizan peregrinaciones a la tumba de San Pedro, ya que así:
  1. Honran en el Apóstol al primero de los Papas de la Iglesia Primitiva, idea muy querida de los protestantes, Iglesia desaparecida con la “Paz constantiniana”, y -no se sabe cómo- resucitada con el Vaticano II, 
  2. Se niegan a venerar en él al Vicario de Cristo, o sea al “Obispo de los Obispos” que tiene la plenitud del Sacerdocio Ministerial.
  3. Luego los dirigentes del C.N. (no digo “los fieles neocatecumenales”, ignorantes y de buena fe) reconocen en Juan Pablo II (ahora en Benedicto XVI) no al Sumo Pontífice, Jefe visible de la Iglesia Católica, sino a una eminente personalidad del mundo civil, un poder humano de altísimo prestigio, ante quien pretenden presentarse como enviados, representantes, precursores, hijos predilectos, en cuanto que le atribuyen al Papa la misma doctrina de ellos, porque se sienten plenamente autorizados para hablar con autoridad propia y entonces no falta ya nada para sentenciar a muerte al Papado y a su Magisterio.

Es justamente la ruina de la Iglesia Jerárquica, según un plan verdaderamente diabólico promovido hace siglos por la Masonería, empeñada en desestabilizar el Cristianismo como Religión positiva, divinamente inspirada.

SOBRE DIOS Y EL HOMBRE

a) El Dios de Kiko y Carmen NO ES el Dios bíblico, el de la tradición de los Padres y el del Magisterio, a quien se dirige esta oración: “Dios, a Quien la culpa ofende y la penitencia aplaca...”. Una ex-catecumenal de Rovigo me confirmó que: su catequista le explicó que es “soberbio” quién afirma haber ofendido a Dios pecando.

Lo equivoco es grosero. La escuela neo-catecumenal no llegó todavía a entender que Dios -Acto Puro, Felicísimo, Impasible-, puede ser ofendido realmente por la negación, por la rebeldía, por el ultraje o por la indiferencia... de la criatura que, con su actitud, falla en el deber de reconocer el absoluto dominio de Dios y su total dependencia hacia Él. El pecador turba el orden objetivo de la verdad y de la justicia, en cuanto intenta con su presunción substraerse a Dios (¡aquí tienen la ofensa hecha a Dios!), se perjudica realmente sólo a sí mismo...

b) La teodicea Kikiania, negando el pecado como ofensa a Dios, cae en el error del viejo deísmo que separa y rechaza toda relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios. Se trata de un Dios no solamente transcendente sino también distante que dejando al hombre libre, le consiente vivir como si Él no existiera.

c) Si el hombre pecando no ofende a Dios, tampoco contrae con Él el deber de reparación... esto es suficiente para excluir la necesidad de algún sacrificio expiatorio. Pero aún hay más.

d) El hombre -según la doctrina neocatecumenal- está constreñido a pecar, o sea, no puede dejar de hacer el mal; su naturaleza está tan dañada que no le permite hacer el bien, por lo que es inútil cualquier tipo de esfuerzo que haga para corregirse...

e) La conversión consiste únicamente en el reconocimiento -también público- de las culpas cometidas y la confianza en el poder salvifico de Cristo resucitado...; no en el pesar de haber ofendido a Dios, con propósito de enmendarse, utilizando los mejores medios para conseguir la propia purificación.

f) No se conoce una gracia capaz de estimular a la conversión, teniendo como fin la regeneración del pecador, haciéndolo renacer hasta transformarlo en un auténtico hijo adoptivo de Dios para llevarlo así a la intimidad con Él, que es preludio de la vida eterna.

g) De allí se sigue que la santidad no es posible, con lo cual es incomprensible el culto a los Santos y a María Santísima.
 
SOBRE JESUCRISTO

a) Jesús no operó la Redención. El Vaticano II renovó la teología a tal punto que “no se ha hablado más de la Redención...” Mas para ser esto verdad habría que tener en cuenta lo siguiente:
  1. El hombre no tenía ninguna necesidad de redención, no habiendo podido pecar (porque -como lo enseña Kiko-, “constreñido a pecar”, el pecado no es una acción libre);
  2. Cristo no tenía nada que expiar con su Sacrificio, precisamente porque el hombre no ofendió a Dios, el cual no puede por tanto exigir ninguna reparación.

b) Él redimió al hombre, no eliminando las consecuencias del pecado, en cuanto ofensa a Dios y por tanto reconciliándole con El al merecer la gracia de la penitencia...; sino sólo liberándole de la muerte en virtud de su Resurrección, como si el único verdadero mal fuera la muerte y no el voluntario rechazo de su amor.

c) Jesús, muriendo, no se habría ofrecido como Víctima por los pecados del mundo, para satisfacer la justicia de Dios y redimirnos de todos los males de la vida presente y futura.

 Si el Sacrificio de Cristo en la Cruz no fuese tal, seguimos entonces en nuestros pecados.

d) El catecismo neocatecumenal ignora el mérito infinito de su Ofrenda cruenta como supremo acto de amor al Padre y a los hermanos.

e) La salvación es atribuida a la Resurrección de Cristo, no a su Pasión y Muerte, que -conforme a todas las fuentes de la Revelación y a la unánime tradición del Magisterio- es la única causa meritoria de su propia Resurrección y de todos nuestros bienes espirituales y eternos.

El pasaje: "Y ellos (los Santos) vencieron por la Sangre del Cordero" (Apocalipsis XII, 11) sería mentira si la Salvación es por la Resurrección de Cristo. (Parte central del retablo "Adoración del Cordero Místico", de Juan Van Eyck)

f) “Jesucristo no es de hecho ningún ideal de vida (...); no vino para darnos el ejemplo y enseñarnos a cumplir la ley”. Si así fuese la Iglesia docente no tendría ningún “modelo” de vida cristiana que proponer a los fieles. Su moral no diferiría de todas las otras pensadas por el hombre: agnósticas, relativistas, contradictorias. Y finalmente no pudiendo proponer la imitación de Cristo, no muestra la única “vía” que conduce a la salvación y a la santidad, por la que seremos reconocidos por el Padre para participar de su felicidad.

LA EUCARISTÍA

a) Negando el Sacrificio de la Cruz Kiko se niega a reconocer también el del Altar, el Sacrificio eucarístico, por lo que recrimina a quien ve en la Misa a “Alguien que se sacrifica, esto es Cristo”. En efecto, él enseña que “en la Eucaristía no hay ninguna Ofrenda”

b) La Misa sería “el sacramento del paso de Jesús de la muerte a su resurrección...” por tanto, “una proclamación, un anuncio de la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos”.

 Dice San Pablo sobre el Santo Sacrificio del Altar: "Cada vez que coméis de este Pan, y bebéis de este Cáliz (comulgáis), PROCLAMÁIS LA MUERTE DEL SEÑOR, HASTA QUE ÉL VUELVA".

c) Siguiendo a Lutero Kiko considera la Misa solamente como un “sacrificio de alabanza, un gozo perfecto de comunicación con Dios a través de la Pascua del Señor. Por el contrario los Papas manteniendo las trazas de la gran Tradición católica, mantienen que “el sacrificio ofrecido en la Eucaristía no es (...) un simple sacrificio de alabanza: es un sacrificio expiatorio o “propiciatorio, como lo declaró el Concilio de Trento (DS. 1753), ya que en éste se renueva el propio sacrificio de la Cruz, en la que Cristo expió por todos (NDE: Léase muchos) y mereció el perdón de las culpas de la Humanidad” (Audiencia general, 15.5.1983).

La Misa es para el Catolicismo la renovación incruenta del Sacrificio de Cristo en la Cruz. Para los protestantes (y para Kiko Argüello) es únicamente la reminiscencia de su Resurrección. 

* * *

a) Rechazando el sacrificio eucarístico Kiko no acepta el prodigio de la transusbstanciación, que le condiciona esencialmente...

b) Luego no hay una verdadera, real y substancial presencia de Cristo, por la transformación del pan y del vino, después de la consagración. “La Iglesia católica se hace obsesiva en cuanto a la presencia real”. “Lo importante -subraya Kiko- no está en la presencia de Jesucristo”. “Si Jesucristo hubiese querido la Eucaristía para permanecer allí, se hubiera hecho presente en una piedra, lo que no estaría nada mal”.

c) Por eso estamos (los neocatecumenales) más cerca de muchos protestantes que de algunos católicos...”, o sea, de todos los verdaderos fieles al Magisterio...

* * *

a) No reconocida como “Sacrificio”, la Misa se reduce a un banquete fraternal, lo que exige solamente una mesa y no un altar. El pan y el vino permanecen substancialmente inmutables, y se cambian en un mero símbolo de la presencia e influencia salvifica de Cristo resucitado, que “es una realidad viva que constituye la Pascua y arrastra a la Iglesia”; su presencia “es un carro de fuego que viene a arrastrarnos en dirección a la gloria”.

b) Recusado el “sacerdocio ministerial”, es “la Iglesia entera la que proclama la Eucaristía”, esto es, que celebra el banquete. “No puede haber una Eucaristía sin asamblea. Es la asamblea entera la que celebra la fiesta de la Eucaristía, porque la Eucaristía es la exaltación de la asamblea humana en comunión...”. “Es de esta asamblea de donde brota la Eucaristía..”.

c) Negada la transubstanciación, hay que observar lo siguiente:
  1. Los fragmentos del “Pan consagrado” no contienen a Cristo y, sobre todo después del convite eucarístico, ya no “simbolizan” su presencia. Estos mismos cayendo de la mesa, no deben preocupar a nadie, porque “no se da importancia a las migas o cosas de este tipo”.
  2. Negada la presencia real el culto eucarístico no tiene sentido. Por esto Kiko se lamenta de que “transformemos la Eucaristía en el divino prisionero del sagrario...”.
  3. No tolera “exposiciones”, “procesiones”, “adoraciones”, “genuflexiones”, “devociones eucarísticas”.

d) Rechaza la “reparación” por la razón expuesta anteriormente, como condena también el “sacrificio”; la reparación es excluida, sobre todo si está relacionada con el culto al Sagrado Corazón.

Sin la Transubstanciación, la devoción del Sagrado Corazón de Jesús (y la piedad Eucarísitca) NO TIENEN RAZÓN DE SER

e) Kiko esta convencido de que el ecumenismo promovido por el Vaticano II encaminó a la Iglesia para suprimir las divergencias que, a propósito del misterio eucarístico, separan a la Iglesia católica de las sectas protestantes: “Todos juntos nos sentaremos sobre la piedra angular, sobre la roca en la que no existen divisiones...

SOBRE LOS SACRAMENTOS Y LA VIDA CRISTIANA

La catequesis neocatecumenal, rechazando el sacerdocio ministerial, excluye del conjunto de los sacramentos no solamente el Orden sagrado sino también la Eucaristía y la Penitencia, identificada ésta con el Bautismo, en contra del Magisterio y anatema del Concilio de Trento (DS. 1702). A propósito de la Penitencia es conveniente reflexionar sobre las siguientes posiciones teológicas de Kiko y Carmen:

a) “La Iglesia primitiva no tuvo la confesión (...) como nosotros la tenemos”. “La Iglesia primitiva no tiene ninguna manifestación explícita del sacramento de penitencia que no sea el bautismo...”.

b) “La conversión no es un arrepentirse del pasado...” En efecto, si el pecado no es posible (como lo demostré antes), tampoco lo es el arrepentimiento. La conversión no sería un hecho personal y voluntario de correspondencia del individuo a los estímulos de la gracia, porque su “valor esencial (...) es el comunitario y eclesial”, siendo “la Iglesia quien comunica y conduce a la conversión”. En suma, el pecado tendría “una dimensión social, nunca individual”.

c) “Lo importante no es la absolución”. También esto es lógico, si no hay un sacerdote válidamente “ordenado”, como único ministro de la penitencia y del perdón de Dios. De hecho, “el valor del rito no se encuentra en la obsolución, puesto que estamos ya perdonados en Jesucristo”. 

Y más expresivamente: “El perdón -en la Iglesia primitiva- no era una absolución sino una reconciliación con toda la comunidad, mediante la señal de readmisión en la asamblea en un acto litúrgico eclesial”. Esto es comprensible si se piensa que el “ofendido” no es Dios, sino -como se supone- la comunidad, la única por tanto que puede perdonar y absolver.

d) A Kiko le hace “casi reír pensar que es necesaria solamente la atrición, si te vas a confesar, y la contrición, si no te confiesas...” Es evidente la perversión respecto a la doctrina de Trento (DS. 1677-8; y can. 5, ib. 1705).

e) En contra de la historia de los orígenes y de la catequesis de los Padres, se afirma que no es antes del siglo VI que cuando “empieza a ser necesario decir los pecados”. Esto es falso.

f) Se acusa al Concilio de Trento de enseñar que igualmente los pecados veniales (definidos por Kiko como “tonterías”) son materia suficiente de confesión; de haber generalizado “la forma de confesión privada, medicinal y de devoción”; de haber propuesto “la confesión como medio de santificación personal...”.

g) Se atribuye a los franciscanos y dominicos la culpa de haber propagado “por todas partes la confesión privada como una devoción...”. Kiko, por consiguiente, no tolera la confesión hecha “para la santificación personal...” San Carlos Borromeo es condenado por haber puesto “los confesionarios por todas partes (...), con detalles incluso sobre la rejilla”, por lo que “muchas cosas que Lutero decía tenían su fundamento...”.

h) En suma, con el Concilio de Trento “todo queda estancado”; éste representa un retroceso en la vida de la Iglesia, en cuanto ésta -según desea Kiko-, “camina en dirección a visiones sociales y comunitarias del pecado”, incluso sabiendo que el Vaticano II y los Papas(sic) que le siguieron permanecen tenazmente fieles a la doctrina de siempre en lo que concierne el sacramento de la penitencia (Cf. Cod. de Derecho Can., 959-991).

* * *

a) La vida de los neocatecumenales no se puede llamar “cristiana”, porque no está inspirada en Cristo, por ellos ignorado como supremo modelo, que sus verdaderos fieles siempre sentirán el deber de imitar.

b) El “Camino neocatecumenal” no es un verdadero Camino por lo siguiente:
  1. Por estar desprovisto de un punto de partida, que no puede ser otro que la conversión, esto es, el arrepentimiento de las culpas cometidas, el propósito de enmendarse y hacerse violencia a si mismo en la lucha contra todas las inclinaciones pecaminosas.
  2. Por estar desprovisto de un punto de llegada o meta última que alcanzar, que es la santidad del propio estado. Según Kiko, “el hombre no puede hacer el bien” “está profundamente tarado. Es carnal”, “quedó esclavo del Maligno”. “No puede sino robar, pelear, tener celos, envidias, etc. No puede hacer otra cosa. Y no tiene culpa de eso...” “No se adelanta nada con discursos ni con decir: “¡Sacrificaos, quereos bien, amaos!”. Y si alguien lo experimenta, se convierte en el mayor fariseo...” Precisamente como decía Lutero: “¡Confórmate con lo que eres, ángel fallado, criatura abortada. Tu tarea es hacer el mal, pues tu ser es malvado!”... Luego, “el Camino” parte de la nada y tiende a la nada.
  
c) Esto es de tal forma cierto que todos los esfuerzos son inútiles si el hombre pretende evitar el pecado: “El hombre peca porque no puede hacer otra cosa, porque es esclavo del pecado”. Por otro lado: “Que nadie se engañe, quien peca es el demonio. Porque, si alguien peca, es porque el demonio está en él...”.

d) Pesimista es la concepción de los valores humanos, si la vida, el trabajo, la familia son tenidos como “ídolos”.

e) Jesús habría mandado odiar a padres y familiares, no se habría limitado a prohibir que les prefiriésemos a El. Una exégesis más profunda -según Kiko- dice que la palabra es “odiar”, que las otras traducciones no son exactas. Esta es la traducción de la Biblia de Jerusalén... “La cual, sin embargo, dice lo contrario: “Hebraísmo. Jesús no exige odio, pero desapego completo e inmediato...” (Lc, 14, 26).

f) La ética social de los neocatecumenales considera obligatoria para todos -según el evangelio interpretado por Kiko- la “comunión de los bienes”. “Nosotros no podemos engañaros. Yo no inventé la catequesis sobre los bienes. Leí todo lo que el Evangelio dice sobre las riquezas: Que no digo eso para las hermanas o religiosas...”.

g) Sobre la pobreza evangélica el problema se complica:

Tiene que vender sus propios bienes solamente el “catecúmeno”, que todavía no es cristiano (aunque sabemos que está ¡“bautizado”!); “El Señor te invita. ¿Que tienes que hacer en este tiempo? Te lo está diciendo a ti. Te lo decimos: Vender tus bienes...” Ahora bien, a tal venta están obligados solamente los catecúmenos, que todavía no son cristianos, no habiendo recibido el bautismo... “Estas palabras no son para los cristianos, están dirigidas a los catecúmenos, todo esto está escrito para catecúmenos...”.

Por el contrario “...un cristiano verdadero, una persona transformada por Jesucristo puede tener dinero; no se trata, pues, de ser pobres, que tengamos que ser expoliados: El cristianismo no es un estoicismo...”

Kiko asegura: “Alguien puede pensar (...) que lo que Jesucristo quiere es que seamos pobres, que nos atormentemos. Esto está en un contexto de religiosidad natural(1) . En todas las religiones la pobreza es una señal de pureza. Y la riqueza una señal de impureza. Esto es un sentimiento natural que todos nosotros tenemos...”

“En la Edad Media, cuando el Cristianismo se encuentra en la cumbre de la religiosidad natural, si San Francisco de Asís no se presenta con un sayal desgarrado, ni su padre le escucha. Si Jesús hubiese vivido en la época de San Francisco, le hubieran tirado tomates, porque era un comilón y un bebedor, siempre rodeado de libertinos, porque no ayunaba, vivía espléndidamente, porque no se sacrificaba...”
 
“Dentro de la religiosidad natural, en este mundo, es necesario atormentarse para alcanzar el del más allá. Pero esto no es el Cristianismo. Jesús no te dice vender tus bienes para que, sacrificándote en esta vida, alcances el Cielo...”.

“No se trata de ser pobre...”. El Señor quiere que seamos libres, que usufructuemos el dinero, que seamos reyes del mundo...” El léxico del Evangelio ignora y en otra parte condena un lenguaje de este genero. Kiko, que se confiesa “cristiano”, o sea bautizado, debería también haber leído a S. Pablo: “Por el bautismo somos, por tanto, sepultados junto a El en la muerte...” (Rm. 6, 4); “Estáis muertos, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (...) Mortificad vuestros miembros terrenos” (Col 3, 3.5). De hecho, “Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias” (Gal. 5, 24). Pero desgraciadamente Kiko insiste:

- “La espiritualidad cristiana no es de tipo estoico y andrajoso”

- “Jesucristo no quiere que vivas bajo un puente a la intemperie. Porque Dios es amor. Y tiene un amigo que se llama Zaqueo, que tiene una casa extraordinaria. Y Jesús va a pasar una temporada en Betanía con sus discípulos...”, a los cuales dice: “Coman, beban y aprovéchense cuanto puedan...”.

- “El Cristianismo es una ceremonia nupcial. Jesucristo no quiere gente que se sacrifique, incluso si hubo una época muy religiosa, en que teníamos un cristianismo muy masoquista, de sacrificio...”,

h) A la caricatura y parodia de la pobreza evangélica, Kiko acrecienta la condenación de la ascética en general, y, consecuentemente, de todos los santos que la practicaron:
“El sentido de la Cruz” no es “el sentimiento de la religiosidad natural, como lo creen casi todos los cristianos. La vida no es una prueba con duras cruces que debemos soportar para ver si después ganamos el Cielo. “¡Hay que sufrir!” dice la persona religiosa, así como Cristo subió a la Cruz, Dios me manda cruces para que yo también sufra. Quién dice esto no entendió nada del Cristianismo. Esto es masoquismo, estoicismo, no es cristianismo...”.

- “El pobre Jesús pensará en el Cielo: ¡Con todo lo que yo he sufrido para que estos probecitos no sufran y que estén felices! Mira: Pasan la vida sufriendo...”

Entonces yo no sé qué ventajas trajo la Sangre de Cristo. Jesucristo dio su Sangre, cargo con la Cruz para que tengamos la vida eterna “pero para tener esta vida eterna parece que su Sangre no consiguió mucho, ya que las personas continúan disciplinándose, atormentándose, conformándose. Pero si una gota de la Sangre de Cristo vale más que todos los pecados de la Humanidad...”.

“Si El precisamente (...) cargó sobre sí nuestras culpas, nuestros pecados, para que pudiésemos vivir una vida libre...” “Jesucristo sufrió para siempre lo que nosotros teníamos que sufrir”. ¡No podía ser más irreverente y antievangélico esta desfiguración (corrupción) del dogma de la Redención!....

i) Es lógica esta interpretación hedonista de la vida cristiana. Debemos ser agradecidos al Crucificado porque, con su Muerte, nos evitó los sufrimientos de la vida. En la Iglesia El queda sólo como un recuerdo que nos estimula a gozar y no a sufrir.

Es por esto por lo que el culto debe desarrollarse en un clima de fiesta y de alegría, inspirado en el acontecimiento de la Resurrección, en el definitivo triunfo de la vida.
“El sacerdote en el Cristianismo no existe, los templos no existen, los altares no existen. Por eso el único altar del mundo, entre todas las religiones, que tiene manteles es el cristiano, porque no es un altar sino una mesa (...). Y un altar no puede tener manteles, es para hacer sacrificios de cabras y de vacas...”

j) Desgraciadamente la teología neocatecumenal deja en segundo plano la finalidad de la Pasión y Muerte de Cristo. Si, como sostiene, -Él no se ofreció como Víctima por los pecados del mundo, sacrificándose en la Cruz, ¿por qué murió?. ¿Cómo podríamos explicar la Resurrección si no se debiese al mérito infinito de su obediencia al Padre que en Cristo quiso, satisfecha su justicia, redimir al hombre, revelándole toda su misericordia?...

ESJATOLOGÍA

¿Cuál es el epilogo de la historia de la humanidad? La respuesta es intuitiva:
 
a) Si a causa de su pecado el hombre no responde como debiera, viéndose forzado a pecar, dominado por el demonio, si justamente por todo esto no es libre para actuar como sería deseable, injusto también sería castigarlo. En realidad, “el Cristianismo dice que todos estamos ya juzgados y que el juicio sobre todos los pecados ha sido hecho en la Cruz de Jesucristo, que nos perdonó a todos...”. Para todos nada más que “el perdón y la misericordia...”. “El veredicto de Dios (también para los ladrones, asesinos, prostitutas...) no es otro que el Paraíso...”
 
b) Por otro lado, cada uno, sin libertad ni responsabilidad -¡como despersonalizado!-, queda absorbido y perdido en Cristo resucitado: “Yo soy el propio Cristo, y Cristo ha resucitado, yo he resucitado...”. “En El puedes ser recreado verdaderamente recuperando la imagen de Dios, tornándote Dios mismo, hijo de Dios, tener la naturaleza de Dios...”.

c) Luego, nada de infierno y tampoco de purgatorio. ¡Pero la fe católica es muy diferente!

Estas son la líneas fundamentales de la doctrina neocatecumenal, la cual, desgraciadamente -además de ser plenamente incompatible con la Revelación cristiana-, no sigue ningún orden sistemático en los textos de las catequesis de Kiko-Carmen, siendo su contenido obscuro, ambiguo, fragmentario y contradictorio. Sólo un pacientísimo y analítico examen de la misma permite concebir una idea realmente objetiva de ella.

Invitados con frecuencia a un encuentro con el fin de esclarecer, precisar y justificar sus afirmaciones, los dirigentes del Camino Neocatecumenal prefieren el silencio. Por supuesto exigen el secreto a todos los iniciados. Pero hasta ahora nadie me puede acusar de deformar el pensamiento de Kiko-Carmen. 

Mis conclusiones fueron confirmadas por varios cientos de cartas de ex-neocatecumenales y por otras tantas conversaciones telefónicas y personales con todas las regiones de Italia y naciones diversas extranjeras.
 
FRUTOS DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

Sé perfectamente que el descubrimiento del fondo herético del Camino provoca mucha perplejidad. Algunos presentan como objeción los óptimos resultados obtenidos por él...; otros piensan que se trata de posiciones teológicas solamente especulativas y abstractas, por lo tanto inofensivas. Lo que importa -se repite- es la vida, no las ideas; y además, la buena naturaleza del árbol se conoce por los frutos que produce. Exactamente el principio recordado por todos.

Esta es una aplicación del principio de causalidad proporcionada, plenamente válido solamente en los procesos del mundo físico, en los cuales la buena naturaleza del efecto depende de y revela -de forma determinante- la de la causa, si ésta no es impedida por agentes exteriores.... Si por el contrario, la causa influye en la persona humana, puede ocurrir que ésta, siendo libre, se substraiga a su influencia, por lo que el efecto no se realizaría. Por esto acontece que una causa buena pueda producir efectos malos, que obviamente no revelan la naturaleza de la causa.

Piénsese en la bondad de Dios y en la maldad de ciertos hombres...; en excelentes padres que tienen hijos degenerados...; en maestros brillantes y en discípulos displicentes, cortos de inteligencia, etc.

Y puede acontecer que el árbol bueno produzca malos frutos, como que el árbol malo produzca buenos frutos aunque accidentalmente, cuando a él se asocia la influencia de un árbol bueno.

Esclarecido esto puedo demostrar que el Camino Neocatecumenal en si mismo no es comparable al “buen árbol”. De hecho, siendo fundado sobre el error, porque parte de premisas contrarias a los datos de la Revelación cristiana en puntos fundamentales, el Camino Neocatecumenal por si mismo no puede producir ningún resultado positivo.

No obstante esto puede producir buenos frutos dependiendo de influencias ajenas a él, que explican cómo algunos, incluso muchos neocatecumenales, pueden ser irreprensibles. En efecto deben la ortodoxia de las ideas y la ejemplaridad de vida a la educación recibida en la familia, en el colegio, en la parroquia y en general a la enseñanza del Magisterio, a las repetidas exhortaciones del Papa, a la participación en la liturgia católica, celebrada según las directrices de la Iglesia jerárquica, no a las “novedades” dogmáticas, morales y litúrgicas del Camino: lo que es auténticamente bueno,lo bueno que puede haber en él no le pertenece, ya que proviene de la tradición católica, no de la “creatividad” de sus inspiradores y dirigentes. Sus “novedades”, aceptadas y vividas integralmente, sólo pueden inducir a la apostasía del Cristianismo, tal como es propuesto por la Iglesia Católica.

Las publicaciones neocatecumenales se vanaglorian de la enorme expansión del Camino, del notabilísimo número de “hermanos”, de las diócesis y parroquias en que operan, así como de la vocaciones religiosas y sacerdotales, de los seminarios surgidos en todas partes. Alguien de fuera, no informado de otra cosa, sólo podría alegrarse de esto. Pero es indispensable que sepa todo.
 
NÚMERO DE LOS “HERMANOS”
 
Dicen que son realmente muy numerosos pero creo que a nadie de afuera le han permitido consultar las estadísticas hechas por el Camino. Los dirigentes desean impresionar a la opinión pública organizando reuniones, peregrinaciones, clamorosas manifestaciones...

Si numerosos son los que siguen el Camino, también lo son los que lo abandonan y a veces llegan hasta maldecirlo... Nadie se ha ocupado nunca de este asunto pero yo dispongo de una riquísima colección de cartas-confesiones que están destinadas a formar un gran volumen que pronto se publicará, con el que puedo hacer reflexionar a mucha gente.

LAS CONVERSIONES

Una verdadera conversión acontece cuando se pasa del error a la verdad, de una vida de pecado al arrepentimiento que lleva a la reconciliación con Dios en Cristo y a una total mudanza de vida, tendiendo a la santidad en el propio estado.

Desgraciadamente, en cuanto a la verdad, “el Camino” por sí mismo (esto es, considerándose la catequesis neocatecumenal), no solamente no la enseña, sino que la niega, deforma y desprecia, oponiendo a los dogmas de la Iglesia católica las herejías de Kiko y Carmen...

En cuanto a la conversión moral, las catequesis neocatecumenales no son capaces de realizarlas o favorecerlas:

a) si el hombre está irresistiblemente dominado por el Maligno, no puede hacer nada bueno, o sea, colaborar con los estímulos de la gracia;

b) la gracia, según Kiko, no regenera la criatura humana haciendo de ella un hijo de Dios
 
c) si nadie está obligado a imitar a Jesús, no será posible ni un mínimo de vida sobrenatural.

Las conversiones existen más analizadas a fondo no reflejan ni de lejos las ideas y criterios del Camino, sino solamente las experiencias vividas por los innumerables pecadores convertidos al seno de la Iglesia católica.
  
Testimonios insospechados nos hicieron saber que, después de años de Camino, en algunas comunidades neocatecumenales todavía son descuidados, frívolos, licenciosos en el hablar, se encolerizan y hasta blasfeman..., no faltan defensores del aborto, del divorcio, amantes..., siémbrase el odio, créanse situaciones desagradables y para salir de ellas se dicen mentiras de toda suerte...; no se restituye el dinero recibido en préstamo...; se comportan mal hasta en la iglesia donde poco antes de la celebración eucarística se fuma, se canta, hay peleas, se insultan....

Es difícil que de tales ambientes pueda nacer el “hombre nuevo”, al mismo tiempo que es más fácil que sucedan desequilibrios afectivos y desviaciones espirituales que llevan a abrazar otras sectas, como ocurrió varias veces. Muchos neocatecumenales se hicieron Testigos de Jehová, otros Evangélicos e incluso catequistas, después de 18 años de Camino, se volvieron ateos.

Son muchos los matrimonios destruidos por la cerrazón y obstinación de maridos o de esposas extraviados por los catequistas, que los hacen jueces supremos, personas sin escrúpulos... “¡Sólo el Señor sabe cuántos años de soledad y desesperación pasé: temí volverme loca!”, decía una señora... Se trata, me dice un padre de familia, de una secta secreta, por cuya causa una esposa y madre de familia se ausentó durante varios años separándola de los suyos, de la verdadera comunidad...”. “Se trata pues de una secta cuyo fin es destruir totalmente los fundamentos de la familia con el objeto de ganarse la sumisión de cada individuo (...) Ha llegado el momento de que los cristianos sepan que esta secta destruye las familias...”.
 
Hay un hecho, dentro de la comunidad neocatecumenal, que sorprende, desconcierta y escandaliza particularmente a los verdaderos “convertidos”, hecho que más tarde lo van a revelar. Se pide dinero, siempre dinero... En efecto, cuando los iniciados “llegando a cierto punto del Camino, deben dar el diezmo, no sabiendo por supuesto a donde va a parar: nadie rinde cuentas. En gran parte se dan las limosnas para las parroquias y las diócesis que los hospedan, a fin de aumentar el apoyo de la jerarquía hacia ellos...” Por lo tanto, generosidad medio interesada.

Los neocatecumenales “deben fijar una cierta cantidad para cubrir los grandes gastos de ‘gestión’, por ejemplo, seminarios, alquileres de salas, encuentros, hoteles, sustento de los nuevos Luteros itinerantes o en misión, y esto a través de continuas colectas, diezmos, devolución de bienes etc.”.

En algunos la obligación de vender los propios bienes, en ciertos casos, provocó verdaderos desastres; más de una persona reducida a la miseria, enloqueció. Los neocatecumenales, generosos entre los “hermanos” hasta el desperdicio, y mucho más con las autoridades eclesiásticas que los favorecen, son despiadados con los propios familiares que no comparten sus ideas. De la misma forma que en el juramento masón se hace el compromiso de ayudar a los hermanos de la misma logia - así leo en una carta- también para los neocatecumenales hay la obligación de ayudarse mutuamente en la propia comunidad, y eventualmente en otras comunidades, mientras que no es preciso ayudar a quién no pertenece al movimiento...”. Sobran los comentarios.

“A nosotros -me confiesa una señora- se nos dijo que vendiéramos lo que tuviéramos. No teniendo nada más que algo de oro, lo vendí y me obligaron a entregar la suma conseguida, unas 600.000 liras. En aquella noche, sólo en una comunidad, fueron recogidos en “el saco de las inmundicias” unos 40 millones de liras. Pregunté dónde pararía aquel dinero, y el catequista me respondió que no debía pedir ninguna explicación. Queriendo yo esclarecer la cosa, me rebatió diciendo que debía convencerme de que estaba endemoniada...

“Se estima que han sido muchos millones para ‘ágapes’, diversiones, viajes, escrutinios. ¡Un verdadero despilfarro de dinero y un verdadero hurto! La venta de los bienes constituye el engaño más grave para los neocatecumenales...” . “¡Es un escándalo, por tanto, esa depredación del fruto de tantos sacrificios hechos con el trabajo! Ahora bien, ¿quien tiene autoridad para decir: si vendes todo serás escrito en el Libro de la Vida? ¿Qué santidad es el dejar en la pobreza a los propios hijos y hasta abandonarlos ya que son personas libres? ¿Y que significa ese irse lejos, a tierras de misión, abandonando a los propios padres o a los hermanos incapacitados físicos?...”

“El movimiento, según un arzobispo, maneja un río de dinero, millones de millones, obtenidos con la disculpa de la renuncia a los bienes”.

Otro eminentísimo personaje de la Curia Romana me lo confirmó y me confió haber sido a su vez informado por otros obispos... Mas ellos no osan actuar porque temen desagradar al Papa.

¡Atención! No se trata de casos esporádicos sino de una mentalidad, de un sistema, de una costumbre de los que se libran solamente los neocatecumenales que permanecen fieles a los principios y a la praxis del mundo católico.
  
Si se objeta, como varias veces aconteció, que al comprometerse con el Camino no se puede pretender que los asociados sean todos irreprensibles..., es fácil responder que, dadas las premisas doctrinales de Kiko y Carmen, nadie realmente lo va a ser: la naturaleza humana queda irremediablemente arruinada, por lo que todo esfuerzo de superación es inutil...

Entonces ¿de qué conversiones de neocatecumenales se puede hablar, de las que se alegran sacerdotes y obispos?

CATEQUISTAS ITINERANTES

Se hace mucho ruido sobre esto; van al extranjero a difundir el mensaje evangélico a quien lo ignora o lo olvidó. La celebración de su mandato es clamorosa, divulgada por la radio, la televisión, por diarios y revistas. Mas también aquí la verdad de los hechos es otra.

a) Los catequistas itinerantes no son ni la sombra de los misioneros católicos, que, después de los Apóstoles, desde hace siglos, continúan recorriendo el mundo después de haber abandonado todo, o sea, viviendo solos, pobres, expuestos a todo mal, prontos a morir a causa de la fe, obligados por votos a trasladarse a cualquier parte y quedarse allí para siempre...

b) Al contrario, los catequistas itinerantes llevan consigo cónyuge, hijos, por lo que en gran medida se ven apoyados por los afectos familiares... Están asistidos en todo por los hermanos; quedan libres de toda preocupación económica, más o menos mantenidos como turistas ... Por otro lado, después de cierto tiempo pueden volver a la patria...

c) Queda en pie el problema de los hijos. Si éstos crecen en compañía de sus padres se les debe dejar libres para que decidan si quieren un porvenir diferente o incluso contrario al de sus padres.

Quedándose en el país, y siendo todavía niños, los padres catequistas faltan gravemente al deber de asistirlos, educarlos, darles ternura, cuidados, defensa... Lo exige la naturaleza, contra la falsa exégesis fundamentalista de Kiko según la cual para seguir a Cristo deben ser odiados los propios familiares. La verdad es que Jesús nunca mandó a los padres abandonar a los hijos cuando tienen aún necesidad de su asistencia, y es por esto por lo que la vocación misionera está condicionada al celibato como consagración a Dios y a la Iglesia, que implica la generosa renuncia al matrimonio y a todas las alegrías de la familia.

El 12 de diciembre de 1994 el Papa recibió a las familias neocatecumenales itinerantes, haciéndoles la siguiente observación: “Es muy significativo que en las comunidades se comprometan no sólo individuos sino también familias, dispuestas a enfrentar de común acuerdo, sin faltar a sus deberes conyugales, con las dificultades y las responsabilidades que semejante tarea comporta...” (O.R. 12-13/Dic/1994).

Luego la responsabilidad de esas expediciones misioneras recae enteramente en los catequistas, bien informados de las condiciones de cada persona y de cada familia. Por tanto todo depende de la interpretación dada por Kiko al pasaje del Evangelio en que, según él, se manda odiar a los propios familiares...

Entonces, ¿cuál puede ser el destino de las personas que con frecuencia son amedrantadas y engañadas por los dirigentes del Camino?

d) Lo que preocupa sobre todo es el contenido de la predicación de hombres educados en la escuela de Kiko-Carmen. Como verdaderos “misioneros” ellos deberían anunciar la Palabra de Dios tal como es interpretada por la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, no como sus pretendidos maestros la alteran, falsifican y traicionan...

e) Basado en informaciones incontestables un Obispo, a propósito de los “catequistas itinerantes”, dice que “la mayor parte de los obispos de las diócesis adonde van los neocatecumenales no los quieren, porque su presencia, no obstante las informaciones positivas hechas a su respecto, ¡no sirve para nada y además es contraproducente! Mas, ¿quién sabe qué cosa hacen creer al Papa?”.

LOS SEMINARIOS

Este tema es mucho más serio. Si los jóvenes son educados siguiendo la teología de Kiko, tenemos graves motivos para preocuparnos.

Pregunto: ¿se preparan para la ordenación como rito que los eleva a la dignidad del sacerdocio ministerial, esencialmente distinto del común a todos los bautizados, insertados en la jerarquía católica... o los califica solamente como presbíteros, o sea ancianos, sin poderes que les autoricen a “consagrar”, “absolver”, “bautizar”, “ungir a los enfermos”, “bendecir”, etc... en Nombre de la Persona de Cristo?

Los seminaristas, ¿están dispuestos a someterse a las autoridades de la diócesis, a insertase en sus estructuras, a favorecer y participar activamente en sus iniciativas y a obedecer las normas del Derecho Canónico?

¿Están dispuestos a consagrarse a Dios, haciendo voto de castidad integra y perpetua, según las intenciones de Cristo quien por el contrario y según Kiko, no quería que nosotros sufriésemos, habiendo sufrido ya El y ahorrándonos a todos cualquier sacrificio?

Por desgracia creen plenamente que su misión es reformar a la Iglesia, fundando otra Iglesia paralela a la católica.

VIDA CRISTIANA Y CONSAGRACIÓN RELIGIOSA

Kiko da pruebas de no tener ideas claras sobre la distinción entre vida común de gracia posible y necesaria para todo fiel y vida de consagración, reservada a almas que aspiran a un grado superior de perfección espiritual, condicionada a la práctica efectiva y perpetua de los consejos evangélicos, consagrada mediante votos.

Ahora bien, la confusión de los estados explica la severidad intransigente y a veces despiadada con la que los “catequistas” pretenden dirigir a los neocatecumenales, cayendo en grandes contradicciones que dan lugar a lamentos, enfrentamientos y deserciones más que justificadas. Así por ejemplo:

a) se insiste sobre la venta de todos los bienes, como si fuese una condición necesaria para ser auténticos cristianos. Pero sabemos que también en la Iglesia primitiva de Jerusalén aquella venta era muy libre... Si el consejo de Jesús fue después seguido por los eremitas, monjes, religiosos, no debe traducirse en un deber para todos los fieles, que pueden llegar igualmente a la santidad siendo propietarios de grandes riquezas...

b) Según Kiko la venta de los bienes es obligatoria sólo para los neocatecumenales, no así para los “bautizados”, porque son “cristianos”, y pueden poseerlo todo, gozar, “vivir una vida libre”. En realidad el tenor de vida de los “catequistas” y ciertos discípulos es magnifico. A Kiko, que parece que está bromeando, le podríamos preguntar cual es en realidad –según él- el pensamiento de Jesús, o el espíritu de los Santos... Si la pobreza, (con toda su carga de renuncia) es todavía o no un valor, y en ese caso si se puede imponer a los religiosos; si los frutos del Camino, gloria de la que tanto se ufana, son por casualidad vocaciones a la vida contemplativa...

c) Otra incoherencia respecto a la castidad conyugal es que el Camino Neocatecumenal exalta la paternidad exultante de una prole numerosa, mas no acepta, e incluso se opone con fuerza, a la doctrina de la Iglesia según la cual la paternidad debe ser responsable, por lo que declara lícito, cuando hay graves razones, el control natural de la natalidad, recurriendo a los días infecundos de la mujer, que impone la continencia periódica (cf. Encíclica Humanum vitae 16). Mas tal norma no sería digna de los neocatecumenales, que se consideran fieles de primera categoría.

d) En cuanto a la obediencia, la moral de los neocatecumenales es todavía más incoherente, provocando desequilibrios tremendos y deshaciendo a las familias. De hecho, la esposa debe seguir más las directrices del “catequista” que las del esposo y viceversa. Digo del “catequista”, no del “confesor”, que no puede ejercer ninguna dirección espiritual... El neocatecumenal parece sujeto a su “catequista” común un religioso lo está a su superior respectivo.

e) A propósito de la santidad la doctrina de Kiko se presta a un juicio crítico más severo. Sabemos que ella consiste en la perfección del amor a Dios y al prójimo. Luego, amor universal, comprendiendo también a los que están distantes, a los extraños, a los enemigos... Sin embargo los neocatecumenales se comportan de otro modo ya que son generosos con aquellos que comparten sus ideas o esperan que les acepten o formen parte de su comunidad... mientras que excluyen a los otros, especialmente a los que les son contrarios.

Estamos en un entramado de malentendidos, extrañezas, contradicciones. ¿Que “fruto” es posible recoger de un árbol tan enfermo?

MITO DE LA PERSONALIDAD DE KIKO-CARMEN

Este es otro punto del Camino. Se trata del enorme poder de los catequistas, el ingenuo fanatismo de las comunidades N. C., la renuncia a los bienes personales, las humillaciones a las que someten los dirigentes a algunos miembros de los grupos, todo esto tiene una explicación en la fe ciega de todos en el, casi sobre-humano, poder carismático tributado a Kiko y Carmen. Son fascinados hasta sacerdotes y obispos.

No soy el primero en pensarlo. Nuestras observaciones críticas -según Mons. Luís A. Luna Tobar, obispo de Cuenca (Ecuador)- hacen referencia antes que nada al “culto” de los fundadores. “Kiko, el culto a su figura y a la de Carmen, obtienen como resultado, dentro de las comunidades, una magia inaceptable...” (Cit. por Il Regno, 15/oct/1993, pág. 554).

Magia aumentada por la colaboración de “catequistas” que en el inicio del Camino buscan concentrar la voluntad del grupo con técnicas psicológicas y sociológicas, de suerte que causen en los más débiles entusiasmos y reacciones fuertes hasta el fanatismo y la exaltación mística, mientras que en los más fuertes genera disgusto, mal estar y rebelión, que se sofocan por la rigidez de las reglas N.C., basadas en el silencio y en el secreto sobre todo lo que ocurre en la comunidad.

“Los testimonios sobre los propios pecados que acompañan desde siempre al Camino neocatecumenal, perturban y violentan las conciencias de los participantes débiles e indefensos...”

La exaltación hace que “durante las liturgias (...) haya siempre quién se confiese públicamente, en alta voz, diciendo por ejemplo: me he masturbado durante toda la noche, o he violado a la hija de mi amante, o me he drogado y después me he entregado a los placeres sexuales, y así por el estilo. Y esto sucede en presencia de niños y adolescentes, escandalizándolos y fomentando en ellos curiosidades nocivas...”. Comenta así un testigo presente en tal acontecimiento.

Ahora bien, en un clima tal de exaltación, todo es posible. Citando al teólogo R. Blázquez, el mismo testigo escribe: “El énfasis puesto sobre la incapacidad del esfuerzo humano suscita inquietud en algunos... Resulta mucho más clara también la percepción de la libertad del hombre que está como encadenada. Si, es verdad, ¡la libertad del hombre está como encadenada, y por esto es también muy fácil copiar el mal ejemplo!”. ¿Estos son los frutos del Camino?

¿SOLAMENTE QUIEN LO CONOCE PUEDE JUZGAR EL CAMINO?

Así repiten los neocatecumenales cuando no saben qué responder a las observaciones críticas que se les hace: “Vinde e vede!”.

Para algún ingenuo la respuesta puede representar una dificultad; más tengo serias razones para refutarla:
a) La experiencia directa y personal puede ser substituida, plenamente; -por el estudio cuidadoso de las catequesis contenidas en las “orientaciones” de Kiko y Carmen, citadas anteriormente.

Igualmente las descripciones detalladas de ex-neocatecumenales de todas las categorías y niveles culturales, de nuevo libres, objetivos y decepcionados, constituyen centenares de testimonios...

b) Además, ya que los ritos y discursos varían de comunidad en comunidad, y éstas son miles esparcidas en todos los continentes, sería preciso dar la vuelta al mundo para informarse de todo...

c) Finalmente la severísima ley del secreto prohibe que delante de extraños –que sería mi caso- se diga y comente lo que los “catequistas” no quieren hacer saber sino a los miembros de la comunidad, y ni siquiera a todos, ya que la doctrina es enseñada gradualmente, según las fases de su “Camino”...

d) La invitación, “vinde e vede”, fue dirigida en otros términos hasta la solemne convención de Viena, en el curso de la cual se verificaron incidentes particularmente desagradables. Por ejemplo:
  • “Los obispos que querían intervenir no pudieron hablar...”. En particular Carmen llegó a decir a uno: “¡El Señor no permitió que el Movimiento entrase y se desenvolviese en su diócesis!”. 
  • A un obispo que afirmaba conocer el Movimiento, Carmen le dice que el Movimiento sólo puede ser conocido ¡viviéndolo y aceptándolo!, ¡quien está fuera no entiende ni puede entenderlo!”. 
  • “En aquella convención otros obispos querían hablar también, pero no pudieron porque la palabra la tomaban sólo aquellos que hablaban favorablemente del Camino”. 
  • Un arzobispo que estaba presente y después contó todo, concluye así: ¡Esa arrogancia constituye un cinismo en la historia de la Iglesia! Y eso no es un hecho aislado pues es el resultado de la concepción que ellos tienen de la “Iglesia”.
 
¡Es extraño que la experiencia neocatecumenal, tan extraordinaria y sublime, pueda ser comentada sólo por aquel que la ha vivido!

PÉSIMO INICIO DEL “CAMINO”

En su inicio hay una serie de sacrilegios ya que desde el primer día todos deben escuchar no sólo la catequesis sino también participar en la “Eucaristía”, considerada por la Iglesia del Concilio “como la fuente de todo el culto y de la vida cristiana”, pues en ella “está todo el bien espiritual de la Iglesia”, “raíz y principio (...) del cual debe partir toda educación que tenga por fin formar el espíritu de la comunidad”, etc.

Kiko autoriza a todos a recibir la comunión: “Aquí puede venir un ateo o cualquier otra persona. Durante este tiempo nunca hablamos sobre el sexo, el trabajo..., ni si uno tiene una amante o si roba, si mata o deja de matar... ¡nada! Pedimos sólo una cosa: venir a escuchar la Palabra de Dios una vez por semana y celebrar la Eucaristía. Cada uno continúa actuando como quiera...”

Evidentemente él no cree en la “presencia real”, resultado de la transubstanciación, y considera que la Eucaristía puede ser recibida incluso en pecado mortal, contra la doctrina y la prohibición del Concilio de Trento, que Kiko detesta (cf. DS 1642 y Can. 2, 1652, 1647).

¿Que éxito positivo puede tener un Camino de conversión iniciado en el pecado y anclado durante años en la profanación de la Eucaristía? Si en los primeros años Kiko hace omitir la recitación del Credo, ¿cómo puede atreverse a que se reciba un sacramento que es el Misterio de fe por excelencia y supone, sobre todo en los adultos, no sólo el estado de gracia, sino también un cierto grado de madurez intelectual y espiritual...?

CAMINO OBSCURO

Otro fruto del pésimo árbol del Camino N.C., (al menos siguiendo la lógica más elemental, y no las piruetas y vaivenes de los discursos de Kiko), es el velado rechazo de las fuentes de la revelación: Sagrada Escritura y Tradición, como el Magisterio siempre lo ha interpretado y propuesto a los fieles en el transcurso de los siglos.

a) La demostración a priori es sencillísima: negando el sacerdocio ministerial se niega el Orden Sagrado que constituye la jerarquía, a su vez dotada, entre otros poderes, de un magisterio infalible, el único que puede definitiva e indiscutiblemente interpretar el sentido de la “Palabra de Dios transmitida y escrita”.

Mas la teología de Kiko niega el Orden Sagrado, por tanto niega también el sacerdocio ministerial, la jerarquía, los poderes de la Iglesia visible, entre los cuales el del Magisterio, remitiendo a la inspiración personal la interpretación de la Sagrada Escritura...
 
b) En cuanto a la Sagrada Escritura muy hábilmente habla Kiko -¡y solamente una vez!- de la interpretación que de ella da la Iglesia (cf. Orientaciones... págs. 238 ss). Mas no teme el afirmar que “la Biblia se interpreta por si misma a través de paralelismos...”, expresión muy ambigua..., y que “lo importante es la experiencia de las personas...” (Orientaciones... Del esquema pág. 45).

Insostenible es lo que afirma del Nuevo Testamento en su relación con el Antiguo. Después de citar el elenco de los libros de éste, agrega: “finalmente tenemos el Nuevo Testamento, que incluye los Evangelios, los Actos de los Apóstoles y el Apocalipsis. Este no es muy importante. De forma especial os lo digo a vosotros, si queréis lo decís y si no queréis, no”. (Orient. Pág. 249).

Por consiguiente el Nuevo Testamento sería menos importante que el Antiguo, aun siendo verdad que éste prepara a aquél, tratándose no de la palabra de los Profetas, sino de la del propio Verbo Encarnado (cf. Heb. 1-10s).

c) En cuanto a la Tradición Apostólica, enriquecida por las contribuciones del Magisterio Eclesiástico, ordinario y solemne, Kiko se atribuye facultades de interpretar la Palabra de Dios de modo completamente autónomo.

Son muy numerosas sus exégesis que no concuerdan con el Magisterio... (Cf. G. Conti, Neocatecumenali al bivio, De. Segno, 1994, págs. 28-55); casi total es la ausencia de los Padres de la Iglesia y de teólogos...; no cita a los 20 Concilios ecuménicos que precedieran al Vaticano II, ni las intervenciones de índole dogmática y moral de los Papas. Rechaza abierta, repetida y duramente las definiciones y las disposiciones del Concilio de Trento.

Ahora bien, rechazar la guía materna de la Iglesia significa rechazar la Revelación, o sea caminar en la oscuridad.

LA ESTRATEGIA SOSPECHOSA DEL “SECRETO”

Varías veces en sus instrucciones Kiko recomienda a los catequistas no revelar a ningún extraño lo que han escuchado. A su vez los “catequistas” repitiendo la misma prohibición a los neocatecumenales, aumentan la terrible amenaza de que los transgresores serán castigados con una ‘maldición’ extendida hasta la 3ª o 4ª generación.

Sin embargo Jesús exhortó a anunciar su mensaje incluso sobre los tejados... San Pablo nunca escondió nada a los paganos, predicándoles las verdades más profundas e inculcándoles los deberes más arduos..., los apologistas de los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, los teólogos de todos los tiempos etc, se atrevieron a publicar sus propios escritos y divulgarlos sin excluir ninguna categoría de lectores.

Comprendo entonces como el Padre Leone Poggi, de Cuevo, haya podido escribir: “¿Por que Kiko no presenta sus predicaciones, publicándolas para que el público sepa, con conocimiento de causa, quién es, qué cosa predica o qué quiere finalmente con sus denominadas revelaciones y las de Carmen? ¿Por qué las reuniones son siempre de noche y en pequeños grupos, casi siempre sin permiso de los respectivos párrocos? ¿Por que aquellas instrucciones reservadas a los catequistas?

“¿Por qué en sus predicaciones nunca se hace referencia a la confesión, a la comunión y a la vida de la gracia, y solamente se habla de la necesidad de una nueva instrucción catequistica y no otra? ¿Y por qué es necesario que dure tantos años, hasta diez o más, y considera la antigua catequesis como errónea y falsa..., pretendiendo proponer un cristianismo hasta ahora desconocido, al menos desde el inicio del siglo IV hasta el Vaticano II?

La explicación es intuitiva: Kiko y Carmen temen las reacciones del mundo católico, especialmente de los fieles más peritos en teología, en exégesis bíblica, en patrística, como en historia de la Iglesia, herejías, Concilios y Magisterio Pontificio...

Por eso la gran mayoría de los neocatecumenales se compone de gente humilde, inculta, casi analfabeta en materia de religión. 

Confirma esto, además, el descuido y hasta el desprecio que tiene por la ciencia teológica, justamente como pensaba Lutero...

Kiko-Carmen temen particularmente que la jerarquía descubra el fondo doctrinal de su Camino..., que la Iglesia los desacredite ante la opinión pública, que los condene, que les impida efectuar el plan de fundar una nueva Iglesia, demoliendo la Católica Apostólica y Romana; que es exactamente la del Concilio de Trento por ellos detestado.

Muchos sospechan que por detrás de sus personas esté la sombre de la masonería y de otros innumerables enemigos de la fe. De otra forma no se explica su “estrategia del secreto”.
 
ÚLTIMAS CONSIDERACIONES
   
Para ofrecer una exposición más rápida y lineal casi siempre omití, deliberadamente, la citación de las fuentes, que se encuentran en los volúmenes que publiqué, en donde cada pasaje de las “catequesis” de Kiko y Carmen es traído entre comillas con la precisa indicación de las páginas.

Esta síntesis, fundamentada principalmente en el examen de aquella catequesis tiene las más amplias confirmaciones en los testimonios de algunos centenares de cartas, casi todas de ex-neocatecumenales que repitiendo lo que yo ya sabía, aportaron preciosos detalles respecto a los tristes hechos.

Sabiendo que no hay error que, por más grave que sea, no contenga un fondo de verdad (Cf. S. Tomás, Suma c.Gent. III -c 10), estoy también seguro que la doctrina y la práxis de los neocatecumenales contiene algo bueno pero sólo aquello que, derivado del “seno materno de la Iglesia”, hace algún bien a las almas... Por tanto estoy también convencido de que el bien verdadero, profundo, duradero no puede ser jamás mezclado con el mal... “Bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu” (cf. Summa Theologica , I-II, q. 18, a. 4-3). Ni siquiera el demonio puede concebir o querer el mal puro que ciertamente se perdería en la nada, pues precisamente el mal es la privación del bien, la privación si es total es negación absoluta.

Quien para informarse interrogara a ciertos neocatecumenales todavía en el Camino, puede recibir con frecuencia respuestas muy contradictorias, porque en las comunidades los “catequistas” no acostumbran a decir todo, además, prefieren callar cuando el asunto es el núcleo profundo de la doctrina de sus maestros, especialmente si el auditorio está todavía anclado en la doctrina católica.

Los “catequistas” informados de mi reacción siempre invirtieron los términos del discurso, declarándome hereje e incluso “endemoniado”, hablando mal de mí en cuanto pudieron.

Siendo casi el único en sustentar, con algunas publicaciones, la ortodoxia contra las ideas de los poderosísimos fundadores del Camino, tengo también consciencia del riesgo a que me expongo. Pero la causa es digna de esto y de más todavía....
  
NOTA
(1) El pretendido contraste entre religión natural (o religiosidad natural) y el Cristianismo constituye uno de los puntos mas oscuros e insostenibles de la catequesis de Kiko, que muestra ignorar hasta el sentido de los términos. A él y a sus discípulos sería preciso recordar, entre otras cosas, que la naturaleza no se opone a la gracia, ni la fe a la ciencia, ni la ciencia a la filosofía, ni la filosofía a la teología, ni la teología a la Revelación, ni la Antigua Alianza a la Nueva. Jesús no vino para abolir, mas para perfeccionar, no para condenar sino para redimir. Como Verbo, en el cual y para el cual todo fue hecho, El es el Mediador universal que reconcilió todo y a todos con el Padre, Supremo origen de todos los valores.