jueves, 29 de junio de 2017

SACERDOTES: PERSEVERAD EN LA CASTIDAD

Desde luego, este no es el título original del texto, pero es el mensaje central de esta confesión que hiciera el demonio sacerdotal Verdi Garandieu (vale aclarar, también EXISTEN DEMONIOS HUMANOS), al Padre Ernest Fischer durante un exorcismo realizado el día 5 de Abril de 1978. (Compilado en el libro Advertencias del Mas Allá por el Padre Arnold Renz)

Antes de leer, rezad la oración a San Miguel Arcángel y un Ave María (Lo que vas a leer es parte de un exorcismo, de ahí que debes estar orando para que no te ataquen los demonios, ES EN SERIO... HAY EXORCISTAS QUE RECONOCEN ESTO QUE LES DIGO EN PARENTESIS, Y POR EXPERIENCIA LO SÉ)

TESTIMONIO DE UN DEMONIO SOBRE LA CASTIDAD SACERDOTAL

Después del exorcismo del Papa León XIII y numerosas oraciones, se hizo oír el demonio humano Verdi Garandieu de una forma completamente inequívoca, por lo que fue conjurado a decir solamente lo que Dios, por medio de la Santa Virgen, le ordenaba decir en el día de su fiesta y solamente eso (la fiesta de la Anunciación de María había sido retrasada hasta el 5 de abril de 1978, en razón de que ese año coincidió el 25 de Marzo con el Sábado de Gloria).

Ernest Fischer: “¡Tienes que hablar en honor de Dios y para la salvación de las almas, te lo ordena San Vicente Ferrer, el gran cazador de almas, que te ha arrancado tantas!”.
 
Verdi Garandieu (demonio humano): “¡No a mí, sino al viejo! Yo solamente soy uno entre muchos. Un miserable entre muchos. ¡Hay que ver los disparates que he hecho! ¿Por qué no he sido un sacerdote como los quieren Los de ahí arriba? ¿Por qué no he correspondido a su misericordia? ¿Por qué emprendí la vida sacerdotal, sabiendo que no era capaz de cumplir con este cargo tan pesado y de tanta responsabilidad? He pecado por malos ejemplos, como ahora dan malos ejemplos miles de sacerdotes. He mirado más hacia las faldas que a los mandamientos de Dios. El de ahí arriba ha dicho en mi caso textualmente: «Quiero escupirte de mi boca, porque no eras ni caliente ni frío». En mi juventud todavía era bueno. Pero después me convertí en un indolente. Abandoné el camino de la virtud, y ya no correspondí a la gracia. Al principio confesaba de vez en cuando. Quise retroceder más de una vez y luché contra mis grandes faltas; pero ya no lo pude conseguir, porque había rezado demasiado poco. No he correspondido lo suficiente a la voz de la clemencia. Ya casi era frío. Ahora tenéis a miles que como yo, son indolentes y ya no corresponden a la voz de la clemencia. A esos no les irá mejor que a mí si no se convierten y no admiten el fuego del Espíritu Santo y lo hacen actuar en sí mismos. ¡A mí, Verdi, no me va bien en el infierno! ¡Si pudiera, no quisiera haber vivido! ¡Cómo quisiera hacer mejor mi misión! ¡Cómo estaría dispuesto a estar de rodillas día y noche rezando Al de ahí arriba y pedir misericordia! ¡Invocaría a todos los Ángeles y santos para que me ayudaran, para que no volviese a ir por el camino de la perdición! ¡Pero ya no puedo volver atrás, estoy condenado! Los sacerdotes no saben lo que significa estar condenado. ¡No saben lo que es el infierno! Creen que ya no se puede modificar nada del modernismo, lo llaman ir con el tiempo. Sus superiores: cardenales y obispos, tampoco les dan mejor ejemplo. ¿O es que viven ante pobres mesas, con escasos manjares, como lo ha hecho Cristo? Esto no corresponde a la imitación de Cristo. Él dio ejemplo de pobreza y virtud.

Yo tenía intención de ser un buen sacerdote. Pero hay que tener en cuenta que un sacerdote se encuentra en mayor peligro de ser seducido por los de ahí abajo. Pensé: «Ahora ya soy sacerdote. Conseguí mi propósito». Al principio cumplí bien mis obligaciones. Pero de pronto, me resultó demasiado monótono. Empecé por descuidar la oración del celibato. Llegué a un punto que pensé: «Esas oraciones tan aburridas del Breviario, me quitan muchísimo tiempo». El no rezar la oración del breviario fue mi perdición. Cuando dejé de rezarlo, fui cayendo sucesivamente en el pecado. Cuando caí en el pecado de deshonestidad, ya no he leído la misa con devoción. Y siguió toda una cadena de reacciones. Ya no estaba en estado de gracia. La Biblia era un reproche para mí. Tampoco quería realizar bien la enseñanza de los niños. ¿Cómo hubiera podido instruirlos sobre lo bueno, si ya no seguía ese camino? Por eso tengo que decirles a los modernistas, que les irá igual que a mí. ¿Cómo pueden predicar algo que ellos mismos no siguen en su vida? Tendrían que mentir. Los corazones de muchos se han convertido en antros de asesinos. La tragedia es tanto mayor, cuanto que su sacerdote, que ya no da buen ejemplo y abandona el camino de la virtud, lleva tras sí una cantidad de personas.

Se habla mucho del amor al prójimo, y olvidan que el amor al prójimo resulta del perfecto amor a Dios. El primero y más importante Mandamiento es «Amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas». Solamente después viene «al prójimo como a tí mismo». Si esos sacerdotes hiciesen las paces con el de arriba, vendría por sí mismo el amor al prójimo.

Si hubiera dicho «¡Te seguiré en la cruz! ¡Dame cruces para mis ovejas! ¡Todas las que pueda soportar para que pueda seguirte!». Pero me olvidé de decir eso porque ya no lo quería. Hoy se olvidan hablar del camino de la cruz, de que hay que expiar y hacer penitencia. Deberían rezar intensamente para conseguir la virtud de la constancia y seguir hasta el fin. El sacerdote debería decir desde el púlpito: «Sed constantes, seguid el camino hasta el fin, seguid el camino de la cruz, soportad con paciencia, porque el premio estará en el Cielo».

Miles de sacerdotes se han condenado por causa de las mujeres. No lo hubiera sido si rezasen. Deberían coger diariamente el Breviario como se hacía antes. Miles ya no viven en gracia, porque no rezan el breviario, como yo, Verdi, dejé de hacerlo. ¡Si hubiera rezado y permanecido en el camino de la virtud! Mi Ángel hubiera venido y me hubiera ayudado. Tampoco he rezado a mi ángel. El de ahí arriba no cambia de repente las leyes, como quisieran los hombres de hoy. Él es siempre el mismo y será el mismo. Es el hombre el que modifica. La perdición de muchos sacerdotes de hoy ha sido el sexto mandamiento y el lujo”.
  
Verdi Garandieu fue un sacerdote del siglo XVII, que pudo ejercer su ministerio en alguna aldea de los Pirineos franceses perteneciente a la diócesis de Tarbes. Él abandonó el rezo del Divino Oficio, lo que lo debilitó espiritualmente. Viviendo en pecado mortal, acomodaba las predicaciones a su vida relajada y ofrecía el Santo Sacrificio de la Misa sin disposición ni intención.

EL INCIDENTE DE ANTIOQUÍA

La disputa entre San Pedro y San Pablo (Bartolomeo Cavarozzi)

San Pablo afirma en la Epístola a los Gálatas (2, 11): «Pero cuando Céfas fue a Antioquía, en su misma cara le resistí [1], porque se había hecho reprensible» [2]. Según San Agustín y Santo Tomás, San Pedro pecó venialmente por fragilidad, al observar las ceremonias legales del Antiguo Testamento, debido a la excesiva diligencia que puso en no escandalizar a los judíos, con lo que escandalizó a los gentiles convertidos al cristianismo. Y, al decir de la revelación, aconteció una resistencia pública de Pablo a Pedro, primer Papa.
 
Monseñor Francesco Spadafora lo comenta así: «Pedro llega a Antioquía poco después del Concilio de Jerusalén. Las familias se disputan el honor de hospedarlo (...) y él acepta de buen grado la invitación de aquellos gentiles conversos, dando así ejemplo de no tomar ya en cuenta las prescripciones de la ley mosaica (...). Pero he aquí que llegan de Jerusalén (...) algunos falsos hermanos (...) que han venido a espiar la conducta de Pedro. Osan dirigirle fuertes reproches por esa violación suya de las prescripciones mosaicas (...). Pedro reputa por inútil brindarles una explicación: a veces hay que esperar a que el tiempo nos esclarezca, a que nos abra los ojos; teme ofender a estas conciencias ciegas y débiles, piensa que es mejor, por el momento, evitar cualquier ocasión de turbación para dichos ánimos encendidos y ofendidos. Por consiguiente, considera prudente declinar las invitaciones [de los gentiles] y eclipsarse de algún modo. (...) Por eso San Pablo, viendo claramente (...) la turbación creada en la comunidad por el mero acto prudencial de Pedro (...) interviene públicamente y, después de haber hecho notar a Pedro que su “prudencia” mortificaba a los gentiles, se vuelve hacia la comunidad y corrobora el principio de la superación definitiva de la ley por obra de la redención» (F. Spadafora, Fuori della Chiesa non c'è salvezza [Fuera de la Iglesia no hay salvación], Caltanissetta, ed. Krinon, 1988, págs. 73-77).
 
En opinión de Tertuliano, el pecado de Pedro fue un «error de comportamiento, no de doctrina» (De præscr. hæret, XXIII). No obstante, «para San Agustín, Pedro cometió un pecado venial de fragilidad al preocuparse demasiado por no disgustar a los judíos [conversos al cristianismo]...» (J. Tonneau, Comentario a la Suma Teológica, París, Cerf, 1971, págs. 334-335, nota 51; S. Th., III, q. 103, a. 4, sol. 2).
 
A juicio de Santo Tomás de Aquino, «parece que Pedro fue culpable de un escándalo activo» (Suma Teológica, III, q. 103, a. 4, ad 2); mas el Angélico especifica que Pedro cometió un pecado venial de fragilidad, no deliberado (cf. Quæstiónes disputátæ, De Veritáte, q. 24, a. 9; Quæstiónes disputátæ, De malo, q. 7, a. 7, ad 8um), por una prudencia excesiva al no querer contrariar a los judíos conversos al cristianismo.
 
La opinión de San Agustín, que Santo Tomás comparte, es conciliable con las prerrogativas extraordinarias de los Apóstoles. Los autores admiten comúnmente que a los Apóstoles se les concedió la confirmación en gracia (cf. I. Salaverri, De Ecclésia, Madrid, ed. BAC, 1962, 5ª edición, nº 255). En efecto, «es sentencia común entre los teólogos que la confirmación en gracia se cuenta entre las prerrogativas extraordinarias de los Apóstoles, por lo cual, después de la venida del Espíritu Santo, los Apóstoles no podían ya cometer de hecho ningún pecado grave, ni ningún pecado venial plenamente deliberado...» (F. Carpino, Enciclopedia Cattolica, Ciudad del Vaticano, 1948, vol. I, cols. 1687-1688).
 
Así, pues, San Pedro no erró contra la fe (véase Tertuliano), como sostenían erróneamente los antiinfalibilistas durante el Concilio Vaticano I; pero con su actuación torpe e imprudente cometió un pecado venial, no deliberado, sino de fragilidad. Ahora bien, «aunque Dios permitió que Pedro fuera “reprensible” objetiva o materialmente, no se sigue de ahí que el pecado venial semideliberado fuera incompatible con las prerrogativas apostólicas» (D. Th. C., vol. II, col. 1655).
 
En conclusión, Pedro pecó sólo venialmente, y con un pecado venial de fragilidad, mas Pablo le resistió en la cara y en público (Epístola a los gálatas, 2, 11). Pedro fue lo bastante humilde como para corregir su error conductual, que habría podido favorecer el error doctrinal de los judaizantes, quienes querían someter a los gentiles a las prescripciones mosaicas.
 
No se puede negar la resistencia de Pablo a Pedro: consta en la revelación divina: «Pero cuando Céfas fue a Antioquía, en su misma cara le resistí, porque se había hecho reprensible, (...) delante de todos» (Ga. 2, 11 y 14) [3]. Santo Tomás se pregunta, con razón, si es más de admirar el coraje de San Pablo o la humildad del primer Papa.
  
Eleutherius
 
NOTAS
[1] “Resistir”, del latín “resistĕre”, permanecer firme... o estable, sin dejarse tumbar, ante alguien o algo que se nos opone; hacer un esfuerzo contrario que permita oponerse a la acción de alguien o de algo (Nuovo Zingarelli, Vocabulario della lingua italiana).
[2] “Reprensible”, del latín “re-prehendĕre”, digno de ser reprendido, reprobado, corregido, desaprobado, criticado, reconvenido a fuer de erróneo (Nuovo Zingarelli, ibid).
«La frase “se había hecho reprensible” (de la Vulgata) la traducen algunos exégetas como (...) esta otra: “se había puesto de parte del error”. Se explica el fallo o el error de Pedro, que ya Tertuliano había definido con entera precisión como “yerro de conducta, no de doctrina” (De præscriptióne hæreticórum, XXIII)» (G. Ricciotti, Las epístolas de San Pablo, Roma, ed. Coletti, 1949, 3ª edición, págs. 227-228).
[3] Cf. Arnaldo Xavier Vidigal Da Silveira, ¿Cuál es la autoridad doctrinal de los documentos pontificios y conciliares?, en Sì sì No no, 31 de octubre de 2010, pág. 1 y sgtes., edición italiana; Resistencia pública a decisiones de la autoridad eclesiástica, en Sì sì No no, 15 de noviembre de 2010, pág. 1 y sgtes., edición italiana; Si puede haber error en los documentos del Magisterio, en Sì sì No no, del 15 de octubre de 2010, págs. 4-6, edición italiana.

martes, 27 de junio de 2017

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA

Oh Virgen bendita, Madre de Dios, volved benigna vuestra mirada desde el Cielo, donde reináis, sobre este miserable pecador, vuestro siervo. Él, aunque consciente de su indignidad, en resarcimiento de las ofensas a Vos hechas por las lenguas impías y blasfemas, desde lo íntimo de su corazón os bendice y exalta como la más pura, la más bella y la más santa de todas las creaturas. Él bendice vuestro santo nombre, bendice vuestra sublime prerrogativa de verdadera Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, de corredentora del género humano. Él bendice al eterno Padre, que os escogió en modo particular por Hija, bendice al Verbo encarnado, que vistiéndose de la humana natura en vuestro purísimo seno os hizo su Madre; bendice al divino Espíritu Santo que os quiso como su Esposa. Bendice, exalta y agradece a la Trinidad augusta que os preescogió y amó tanto que os elevó sobre todas las creaturas a la más sublime alteza. Oh Virgen santa y misericordiosa, impetrad la conversión de vuestros ofensores y recibid este pequeño obsequio de vuestro siervo, obteniendo también para él, de vuestro divino Hijo, el perdón de los pecados propios. Amén. (100 días de Indulgencia cada vez, aplicables para los difuntos. Papa San Pío X, 22 de Enero de 1914).

lunes, 26 de junio de 2017

LA MALDICIÓN DE LOS REYES ANTICRISTIANOS

  
Dios Nuestro Señor y la Virgen Santísima no dejan que nadie se ría de ellos, tampoco los reyes, por supuesto. En 1855, el rey italiano Victor Manuel II de Saboya estaba a punto de promulgar la llamada ley Ratazzi, conocida así por el nombre del diputado anticlerical que la impulsaba. Esta ley suprimía conventos, ordenes religiosas y se apoderaba de sus bienes.
 
Víctor Manuel II de Saboya
 
En esas fechas San Juan Bosco, tuvo una serie de sueños en los que veía claramente grandes funerales en la Corte. Don Bosco se despertó lleno de angustia y escribió al rey explicándole sus sueños. Pero Víctor Manuel II no quería renunciar a la ley Ratazzi que daría al Tesoro muchos millones. El 9 de enero de 1855 da comienzo la tramitación de la ley en el Parlamento.
 
El 12 de enero muere la reina María Teresa, madre del rey. El día 20 muere súbitamente su esposa la reina María Adelaida de Austria. El 11 de febrero le toca el turno a Fernando de Saboya, hermano del rey. Y el 17 de mayo moría el hijo menor del rey, llamado igual que él, Victor Manuel.
 
Don Bosco, entretanto, lleva a cabo una valiente campaña contra la infame ley Ratazzi. Edita varios libritos con el título “Como se roban los bienes de la Iglesia” y otro con el terrible título “La familia que roba a Dios no llega a la cuarta generación”.
 
El 22 de mayo el Parlamento aprueba la ley y solo falta la firma real para su entrada en vigor. Entonces Víctor Manuel II, que presume de católico, convoca una reunión de teólogos para decidir si la polémica ley debe ser aprobada. Pero los doctores en ciencias eclesiásticas son incapaces de oponerse a la voluntad del rey y dictaminan que el monarca puede en conciencia promulgar la ley.
 
Finalmente Víctor Manuel II firma la ley Ratazzi, que entra en vigor. 334 casas religiosas y 5406 personas son despojadas de sus derechos. La reacción del Papa Pío IX es tajante: Fulmina la excomunión mayor contra el gobierno de Víctor Manuel II y a su primer ministro el Conde de Cavour.
 
Víctor Manuel II murió en 1878. Le sucedió su hijo Humberto I que murió en 1900. La tercera generación fue el rey Víctor Manuel III que reinó hasta 1946. Su hijo Humberto II fue destronado para siempre y con él, la Casa de Saboya, en 1947. Era la cuarta generación.
 
En España pasó lo mismo. En 1836 la reina [sic] Isabel II promulgó la ley de “desamortización” del ministro Mendizabal, similar a la ley Ratazzi italiana. Isabel II fue destronada en 1868 por la llamada “revolución gloriosa”, el golpe de estado militar progresista encabezado por el general Prim. Pero en 1875 los Borbones fueron restaurados en el trono en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Su hijo Alfonso XIII fue destronado a su vez en 1931; no se llegó pues a la cuarta generación desde Isabel II.
 
Isabel II “La de los tristes destinos”, “reina” de España.
  
Como es sabido, los Borbones volvieron a ser restaurados a la muerte del General Franco en 1975 en la persona de Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII, ¿Llegará la cuarta generación desde Juan Carlos I a reinar en España?
 
Volviendo al ejemplo italiano, fue especialmente terrible la muerte del primer ministro de Víctor Manuel II, el conde de Cavour. Pero eso queda para un futuro artículo.

Rafael María Molina Sánchez.
Historiador

viernes, 23 de junio de 2017

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

  
Oh Sacratísimo Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento, os suplico e imploro me concedáis la gracia de una muerte bienaventurada. Y lo mismo os pido para mis amigos y enemigos, especialmente para aquellos que cometieron pecados por medio mío, y rogad por mí y perdonadme todas las buenas promesas que he hecho y quebrantado. ¡Oh!, buen Dios, tened piedad de las pobres almas sufrientes en el Purgatorio, especialmente las que puedan estar detenidas allí por mí y las almas más abandonadas.
  
Incluidnos a todos nosotros, vivos y difuntos, en todas las Misas que serán dichas hasta el fin del mundo, todas las Santas Comuniones, Indulgencias y oraciones de las almas devotas ahora y por siempre. Os suplico, escuchad mi pobre oración y concededme estas peticiones, porque nadie en la faz de esta tierra lo necesita más que yo.
  
¡Mi amantísimo Señor, mil veces bienvenido! Oh Hijo de María, os amo, verdaderamente os amo. ¿Qué soy yo, entre todos, para que debáis venir a o cerca mío? Oh Dios del Cielo, hacedme un pequeño lugar para mí en vuestro Corazón, y mientras haya vida en mí, no permitáis que pierda mi lugar en él, y después de mi muerte pueda esconderme allí. Amén.
  
Oración tomada de un devocionario irlandés. Traducción nuestra.

miércoles, 21 de junio de 2017

EL INCENDIO DE PORTUGAL, CASTIGO DE DIOS POR LA OFENSA CONTRA LA VIRGEN DE FÁTIMA

  
  
El 16 de Junio de 2017 comenzó un gran incendio forestal en inmediaciones de la villa de Pedrógão Grande, perteneciente al distrito de Leiria (Portugal), incendio que ha consumido vegetación, casas y vehículos, y dejado, hasta el momento, 64 muertos y más de doscientos heridos. Las autoridades portuguesas, que en estos momentos están que no se sabe ni la hora que es, creen que el incendio, que hasta la madrugada de hoy estaba expandiéndose hasta Góis (distrito de Coímbra), pudo ser provocado, y que sancionarían a los vecinos del lugar si no limpiaron bien sus terrenos.
  
Casi ninguno se atreverá a decir esta verdad: Ese incendio, sea originado por lo que sea, es EL CASTIGO QUE DIOS ENVIÓ por la ofensa que el Antipapa Francisco Bergoglio realizó en su viaje a Fátima, al negar el Mensaje que la Virgen Santísima envió por medio de Lucía Rosa dos Santos (en religión Sor María Lucía de los Dolores). Negación que fue mucho peor que las de sus antecesores Roncalli (se negó a publicar el Tercer Secreto, y para contradecirlo, convocó al malhadado Vaticano II), Montini (mandó asesinar a Sor Lucía en 1958 y la hizo sustituir por una impostora, y en el Vaticano II impugnó la verdad de ser la Virgen Santa María Corredentora) y Wojtyła (se postuló como “el Papa de Fátima”, cuando en realidad adulteró el Rosario y se hizo el protagonista del falso secreto forjado por Joseph Ratzinger y Tarcisio Bertone a la luz del impío jesuita Edouard Dhanis), porque en esta oportunidad planteó oficialmente a la etérea y protestante “Virgen María del Evangelio” como oposición a la Bienaventurada Santa María Madre de Dios que veneramos los Católicos, porque mandó desterrar el temor de Dios y negó que Él residencie y castigue los pecados aún en este mundo.
 
Mas la bergogliana blasfemia no fue solo contra Nuestra Señora, lo que de suyo es mucho decir. No, ¡FUE TAMBIÉN CONTRA EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS!, cuya imagen preside la plaza frente a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. La mesa (que no Altar, ya que el Novus Ordo no es Sacrificio sino una Cena) cubierta con mantel negro y flanqueada por seis candelabros negros, como usan los masones y los satanistas. La tarima, que daba la espalda a la Basílica, tenía 11 escalones que conducían a la Mesa (el número 11 representa los sefirot del árbol cabalístico y los grados que integran el Rito Escocés Antiguo y Aceptado en la Masonería –son 33 grados, 11×3=33–); y en la pared detrás de la sede una cruz impresa de la cual se desprende un “Cristo” resucitado deforme. Para colmo, en la “Bendición con el Santísimo” (¿cuál Santísimo?, si en la Misa Montiniana la Transubstanciación NO EXISTE NI TIENE LUGAR), Bergoglio usó una custodia en forma de un sol con siete rayos modern-art. Todo ello, en plena identidad con los ideales judeo-protestante-masónicos de ridiculizar y destruir la Misa, y para reiterar la embriaguez de la Gran Ramera Apocalíptica y el escarnio contra la Inmaculada Esposa de Cristo, la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Y como si no fuera suficiente, so pretexto de una peregrinación infantil para el 10 de Junio del presente, varias de las columnas exteriores de la Basílica fueron decoradas con estandartes en los colores de la bandera del “orgullo” homosexual.
  
Ahora los tartufos de uno y otro sexo se escandalizarán por esta reflexión y dirán “Esas son expresiones ofensivas a los creyentes y escandalosas a los incrédulos, propias más de un pagano”, “Dios es todo amor e incapaz de castigar”, “¿Por ventura se os olvida que María es Madre de Misericordia?”, “Ya este tío acabó de volverse loco” o cosas peores, y desearán arrojarnos en vida al Infierno, del cual los incendios no son más que figura débil. A ellos, tiren adelante, intenten rebatirnos con argumento bíblico y magisterial, y presenten sus pruebas, porque la Virgen dijo en reiteradas ocasiones que los pecados de la humanidad y la Apostasía en la Iglesia llegarían a tal punto que el brazo vengador de su Hijo no tardaría en caer para castigar al mundo con fuego. De Dios nadie se burla, y si no deja impune a cuantos ofenden a Su Divina Majestad, mucho menos a cuantos ofendan a su Santísima Madre: NEMO ILLAM IMPÚNE LACÉSSIT!

NOVENA EN HONOR DE SAN PABLO APÓSTOL

Novena aprobada por el Obispo de Barcelona en 1857. Puede rezarse en cualquier momento del año, pero también puede emplearse en preparación a las fechas litúrgicas en honor al Apóstol de los gentiles:
  • 25 de Enero (Conversión)
  • 10 de Febrero (Llegada a la isla de Malta)
  • 30 de Junio (Conmemoración)
  • 18 de Noviembre (Dedicación de la Basílica de San Pablo extramuros)
 
ADVERTENCIA
La memoria, pues, de los hechos y escritos del Apóstol San Pablo no puede dejar de ser muy provechosa a toda clase de personas, porque a los más grandes pecadores les debe animar su extraordinaria conversión, a los convertidos les debe mover su fidelidad y a los justos constantes les puede servir de modelo la práctica de sus virtudes altamente heroicas.
 
Procure, pues, el cristiano hacer con devoción esta novena, que no es otra cosa sino una sucinta colección de lo que nos dejó San Pablo en sus preciosas cartas que abundan en suaves reprensiones para los malos, saludables avisos para los buenos y sabios consejos para los que aspiren a la perfección.
  
NOVENA EN HONOR DE SAN PABLO APÓSTOL
  
  
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
  
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor y Dios mío Jesucristo, yo el más indigno de vuestros hijos, postrado humildemente a vuestra Presencia y lleno de sentimiento, confieso la poca gratitud que he tenido a vuestra infinita Bondad y Misericordia, el poco respeto y reverencia a vuestra real y augusta Majestad, y el poco temor a vuestra inviolable Justicia, habiéndome atrevido orgulloso a quebrantar vuestra santa Ley y despreciar vuestra preciosa Sangre por mi derramada; pero lo que más siento, Señor, es el poco dolor que he tenido de haberos de esta manera ofendido. Pésame, Dios mío, de haber pecado y propongo firmemente de nunca más ofenderos. Ayudadme, dulcísimo Señor, para que pueda cumplir con mi propósito, siendo en adelante un fiel imitador del apóstol San Pablo, a quien dedico esta novena para mayor gloria vuestra, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
  
DÍA PRIMERO - 21 DE JUNIO
MEDITACIÓN: De la virtud de la Fe.
Todos los escritos de San Pablo nos dan una verdadera idea de la viva fe que tenía; y no solo estaba bien poseído de esta virtud, sino que también procuraba con sus exhortaciones inculcarla a los demás. “Fortalecidos con la virtud de la fe, les decía, tened cuidado que nadie os engañe con filosofías y vanos sofismas que son según la tradición de los hombres y según los elementos del mundo, pero bien lejos de la ley de Cristo. Permaneced constantes, hermanos, y conservad las tradiciones que os hemos predicado y las que os hemos manifestado en nuestras cartas. Guardaos que no haya entre vosotros algún corazón inclinado a la incredulidad, apartándose de esta suerte de Dios; antes bien amonestaos siempre los unos a los otros, pues seremos participantes de la gloria de Jesucristo, si seguimos hasta el fin los caminos por donde nos dirige la fe. Por esta virtud alcanzaron los patriarcas y justos de la antigua ley las promesas del Señor, conquistaron reinos, apagaron la violencia del fuego, pusieron en huida a los ejércitos extranjeros y hasta resucitaron a los muertos”. No olvides, pues, cristiano, las exhortaciones que te hace el santo Apóstol; anímate y haz revivir en tu alma esta antorcha de la fe que con tus malas obras has amortiguado tantas veces. Atiende a la promesa que te hace San Pablo diciendo: “vendrá Jesucristo a ser glorificado en sus santos y hacerse maravilloso en todos los que creyeron”. ¡Cuánto alegrarás al santo Apóstol si permaneces firme en tu fe! “Gracias damos a Dios sin cesar, decía a sus fieles hermanos, porque cuando oísteis nuestra palabra no la recibisteis como palabra de hombres, sino como palabra de Dios. Temía que Satanás os tentase y que se hiciese vano e inútil nuestro trabajo; mas lleno estoy de consuelo y se me aparta toda mi aflicción, al saber que conserváis la fe que de nosotros recibisteis”. Aviva, pues, cristiano y aumenta tu fe, y de esta suerte podrás acudir seguro al santo apóstol para implorar su intercesión.
  
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en la viva fe que tuvo de todos los misterios de nuestra santa Religión; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran santo la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
ORACION FINAL PARA TODOS LOS DIAS
Glorioso Apóstol de las gentes, a quien Jesucristo nuestro Señor eligió para publicar su santo Nombre por toda la redondez de la Tierra, y que fuisteis tan obediente a su voz, que despreciando todo respeto humano os dirigisteis presuroso a la predicación de su santo Evangelio; os suplico me alcancéis del mismo Dios un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados para que, siguiendo vuestro santo ejemplo, atienda gustoso a la voz de mi Redentor que he oído tantas veces dentro de mi corazón, y tenga siempre en mi memoria vuestras heroicas virtudes, de las cuales nos habéis dejado tan perfecto dechado, para que, practicándolas como vos, alcance el fruto de ellas, viviendo y muriendo en gracia del Señor, para entrar a la participación de la eterna gloria e inexplicable felicidad, que tiene prometida a los que verdaderamente Le aman. Amén.
   
GOZOS EN HONOR A SAN PABLO APÓSTOL
 
Porque fuisteis pecador
Brillan más vuestros loores,
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
  
De Benjamín descendiente
Fuisteis Saulo esclarecido,
Hebreo, bien instruido,
Y a la Ley muy obediente,
Disteis a Dios la adoración
En Moisés legislador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Admirable al mundo entero
Se hizo vuestra conversión,
Pues Jesús, de fiero león
Os trocó en manso cordero,
Y así es su pregonero
Quien fue su perseguidor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
A Damasco os dirigíais,
Y con sangre de cristianos
Empaparos vuestras manos
Vivamente apetecíais:
Mas mientras veloz corríais
Os detiene el Redentor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
La luz del que guía al trueno
Hasta el suelo os ha rendido,
Y casi desfallecido
La miráis de pavor lleno;
Mas, ¡qué estilo tan ameno
Escucháis del Dios de amor!
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
«Saulo, Saulo, ¿porque así
Me persigues sin sosiego?»
«¿Quién sois vos, respondéis luego,
Que venís radiante a mí?»
«Soy Jesus, que el blanco fui
De tu bárbaro furor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Del divino amor vencido,
Ya trocado os conocéis,
Y al Señor os ofrecéis
Contestando agradecido:
«¿Qué queréis, Jesus querido
De este grande pecador?».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
«La ciudad que estabas ya
Para ver a breve instante,
Os dice Jesús amante,
Ciego te recibirá,
Y allí se te explicará
Tu destino y tu labor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Vuestros consocios turbados
Os conducen por la mano,
Y no entienden el arcano
Que contemplan admirados:
Del deslumbre consternados,
Andan presos del terror.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
¡Sinagoga, viste luto,
Que entra ciego en la ciudad
El que de tu impiedad
Defensor fue muy astuto!
Contra ti será su fruto,
No será más su fautor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Por orden del Poderoso,
Ananías os visita,
Vuestras cataratas quita
Y os instruye cariñoso:
«Vos seréis, dijo gozoso,
Vaso de elección y honor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
De Jesús soldado fuerte
Desde aquel día sois vos,
Preparado ya por Dios
A sufrir hasta la muerte,
Y empezasteis de esta suerte
Predicando con fervor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Con rapto al Señor
En el Empíreo oísteis,
De arcanos que recibisteis
Fue vuestro saber iluminado:
El mundo quedó pasmado
Por tan inaudito favor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Testigos los pueblos son
De vuestro constante celo,
Con que las sendas del Cielo
Enseñáis con perfección,
Y vuestra predicación
No respira sino amor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Que lo diga Antioquía,
Roma, Atenas, Malta, Apolonia,
Toda la gran Licaonia,
Filipos, Pafos, Bética y Candía:
En fin, toda gente oía
Vuestra voz de gran doctor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Sufristeis persecuciones,
Azotes y crueles penas
De naufragios y cadenas,
Calabozos y prisiones;
Mas por esto a las naciones
Predicáis con gran valor
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Decretó por fin Nerón,
Siendo vos preso y atado,
O bien ser decapitado
O seguir su religión:
«El martirio es mi elección»,
Decís al emperador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Vuestra cabeza cortaron,
Y en tierra tres saltos dio
De los que, Roma lo vio,
Tres fuentes de agua manaron,
Y los labios pronunciaron
El nombre del Salvador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Los prodigios que hicisteis
Fueron grandes y admirables,
Pues a muertos e incurables,
Salud y vida les disteis,
A los pobres socorristeis
Con el cariño mayor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Es creencia universal
Que aliviáis a los dolientes,
Y al que padece accidentes
De epilepsia fatal
Le curais luego su mal,
Si os lo pide con fervor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Porque fuisteis pecador
Brillan más vuestros loores:
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
℣. Tú eres vaso de elección, ¡oh San Pablo Apóstol!
℟. Predicador de la verdad en el universo mundo.
   
ORACIÓN
Oh Dios, que has instruido al mundo entero por la predicación del apóstol San Pablo, haz, te lo rogamos, que honrando su memoria, marchemos hacia Ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO - 22 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Esperanza.
La virtud de la esperanza es la que despierta en nuestros corazones el deseo de poseer y conocer aquellas cosas misteriosas y sublimes que nos enseña la fe. “Por esta virtud andamos, como dice el Apóstol, por si podremos de algún modo alcanzar el premio para el cual Dios nos ha criado”; y por la esperanza de este premio debemos obrar bien, sabiendo que no es Dios injusto para que se olvide de las obras que hacemos por su amor o por el de nuestros semejantes. ¡Oh, quién estuviera dotado de la constante esperanza de nuestro santo Apóstol, obrando en todo como si ya Dios le hiciera participante de las dulzuras celestiales! Por eso decía que su morada estaba en los cielos, en donde está Jesucristo sentado a la diestra de Dios Padre. Allí pues, cristiano, a imitación suya hemos de dirigir nuestros pensamientos y no a las cosas de este mundo: nuestro vivir y obrar ha de ser luchando contra las perversas inclinaciones que sentimos en nosotros mismos, pues que “a la verdad no tienen comparación los trabajos de esta vida con la gloria que Dios manifestará a sus escogidos”. Procuremos, pues, tener una firme esperanza de los bienes que Dios puede y quiere dispensarnos, y acordémonos que en las borrascas de nuestra alma nos servirá esta virtud de una áncora muy firme y segura que penetrará hasta los insondables abismos de la gracia de Dios. “Acudamos, dice el Apóstol, con confianza al trono de la divina gracia, a fin de alcanzar clemencia y protección para aquel tremendo día en que vendrá Jesucristo para dar la salvación eterna a aquellos que cifraron toda su esperanza en su infinita misericordia”. Sepamos imitar la admirable esperanza de San Pablo que le obligaba a exclamar: “De los cielos esperamos a Jesucristo nuestro Salvador, el cual transformará con su poder nuestro cuerpo vil y abatido en un cuerpo glorioso e inmortal, resucitándole a semejanza del suyo a una vida eterna y siempre feliz”.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar la firme esperanza de San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA TERCERO - 23 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: Del Amor que es debido a Dios.
El amor de Dios, o sea, la virtud de la caridad, es sin duda la mayor de todas las virtudes, de manera que aunque el hombre hablase las lenguas de todas las naciones del mundo, aunque tuviese el don de profecía y supiese todos los misterios y cuanto se puede saber, y tuviese tanta fe que con ella traspasase los montes de un lugar a otro; de nada le serviría si no tuviese el amor debido a Dios. Y aunque distribuyera todos sus bienes para alimento de los pobres, y entregase su cuerpo a las llamas para ser abrasado; nada con eso mereciera si dejase de amar a Dios. Haz pues, cristiano, que todas tus cosas estén fundadas en el amor de Dios, porque los que aman a Dios serán conocidos de Dios y serán su templo y morada: Dios andará y vivirá entre ellos, Dios será su rey, y ellos serán su pueblo. “¿Podrá por ventura, decía el Apóstol, separarme del amor de Jesucristo la tribulación, la angustia, el hambre, la desnudez, la persecución o la cuchilla de los tiranos? No, por cierto; porque todas estas cosas jamás arredran al que esta confortado de Dios que tanto nos ama. Y así bien seguro estoy que ni los ángeles, ni la vida, ni la muerte, ni las cosas presentes, ni las venideras, ni otra criatura alguna podrán jamás separarme del amor de Dios que he aprendido en Jesucristo”. Tal era el amor que San Pablo profesaba a Dios que le hacía exclamar: “Deseo ya que mi alma deje los lazos del cuerpo y se una con Jesucristo; pues aunque vivo, no soy yo el que vivo, sino que vive Cristo en mí”. Muévete, cristiano y devoto de San Pablo, a la consideración de tan intenso amor, y confúndete al mismo tiempo de lo poco que has amado a un Dios tan bueno, que siendo rico se hizo pobre, para que tú pudieses ser rico y feliz. Ya que tienes por patrón a San Pablo, acude a tu Dios diciéndole como él: “¿Quién sois vos, Señor?” Te responderá: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues con tus malos pensamientos, escandalosas palabras y perversas acciones. Cesa de ofenderme, pues que yo nunca he cesado de amarte”.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en el puro amor que profesó a nuestro Dios y Señor; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA CUARTO - 24 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: Del Amor que es debido al prójimo.
Las afectuosas cartas que dirigía San Pablo a sus iglesias y amigos, nos dan a entender cuán grande era el amor que les tenía, y lo mucho que deseaba que los fieles se amasen entre sí: “Ayudaos, les escribía, los unos a los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. Obrad y hablad sin murmurar jamás de vuestros prójimos; no oprimáis ni engañéis a vuestros hermanos, y permanezca entre vosotros la caridad fraternal. No volváis mal por mal; antes bien no os canséis jamás de hacer bien a todos, pues de esta suerte seréis ricos en buenas obras, y vuestro tesoro será un fundamento el más sólido para alcanzar la vida eterna. Acordaos de los presos y afligidos como si los tuvierais a vuestro lado, y con espíritu de mansedumbre y amor corregid a los malos, consolad a los pobres y humillados, y sed sufridos con todos. Vosotras mujeres, sujetaos del modo que conviene a vuestros maridos. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis desabridos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres; padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos castigándoles sin medida ni razón. Siervos, obedeced a vuestros señores; y vosotros señores, recompensad a vuestros siervos con justicia y equidad. Revestíos finalmente todos de entrañas de misericordia, de benignidad y de paciencia. Vosotros sabéis bien el amor que siempre os he profesado, procurando en todo complacer a todos, no buscando mi propia comodidad, sino el provecho de todos para su salvación. De muy buena gana daré todo lo mío y me daré a mí mismo por vuestras almas, aunque apreciándoos mucho, sea yo aborrecido de todos: pues tanto en mi prisión como encontrándome en la predicación del Evangelio, siempre os tengo en mi corazón, y Dios es testigo de qué modo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo”. ¡Intensa caridad del Apóstol! Con mucha razón aquellos sacerdotes de Mileto se arrojaron sobre su cuello, llorando y besándole amorosamente, cuando al despedirse les dijo que ya no le volverían a ver, y con el más profundo sentimiento le acompañaron hasta el buque que le aguardaba para marcharse a Jerusalén. ¡Oh, cómo no te mueves tú también, cristiano, a las penetrantes expresiones de amor con que te habla el Apóstol para que le imites, amando a tu prójimo como a ti mismo por amor de Dios! Acuérdate de tus odios y venganzas: llóralas ante el supremo Juez, y sigue en adelante el ejemplo de caridad de San Pablo, que hoy es el objeto de tu meditación.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en el grande amor que profesó al prójimo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA QUINTO - 25 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Penitencia.
El único camino que queda al hombre después del pecado, es el de la penitencia. Por esto nuestro santo Apóstol, considerando la gravedad de sus faltas contra su Dios a quien había perseguido, dice que se complace y alegra por Jesucristo tanto en sus enfermedades, como en sus afrentas, angustias y persecuciones, porque todo lo mira como venido de la mano de Dios para castigar sus pecados contra Él cometidos. En espíritu de penitencia, dice, “sufrí ser azotado cinco veces por los judíos y tres veces por los romanos; sufrí naufragios, fatigas, hambre, sed, frio y desnudez; peligros de los judíos, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, y peligros de falsos hermanos, que me hacían traición con pretexto de amistad”. Bien conocía el glorioso santo todos estos peligros; no obstante procuraba vivir para poder así satisfacer por todos sus pecados. En Damasco huyó de la muerte que le preparaban los judíos, descolgándose por la muralla. En Iconio escapó de un fuerte motín y alboroto que contra él se había promovido. En Listra, a pesar de ser apedreado y arrastrado por el pueblo, procuró evadir la muerte para poder continuar su predicación. En Cesarea no pudieron persuadirle sus amigos que retrocediese de ir a Jerusalén, en donde se le esperaban penas y crueldades de los judíos. En fin, deseaba vivir para padecer, deseaba padecer para satisfacer, y deseaba satisfacer para merecer el premio de los escogidos del Señor. Considera ahora, cristiano, cuantas veces has abusado de la divina bondad y misericordia, y muévete a penitencia y contrición. “¿No sabes, dice el Apóstol, que la benignidad de Dios te convida a penitencia?” No atesores ira con tu corazón duro e impenitente para aquel terrible día, en que se revelará a todo el mundo lo más recóndito de los corazones humanos. Haz que se diga de ti: “Aquel que tanto pecó llora sus pecados y hace penitencia de ellos”, pues los judíos cristianos así decían de San Pablo: “Aquel que tanto nos perseguía, ahora predica la doctrina de Jesucristo”, y de esta suerte glorificaban todos al Señor, y los malos se convertían a Él a imitación del apóstol San Pablo. Imítale, pues tú también, cristiano; conviértete a tu Dios y de todos tus delitos haz verdadera penitencia.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo, haciendo una verdadera penitencia de nuestros pecados; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA SEXTO - 26 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Paciencia.
Bendito sea el Señor, padre de las misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están atribulados”. ¡Con que palabras nos demuestra el apóstol San Pablo la virtud de la paciencia, y de qué modo tan propio invoca al Señor de quien recibimos joya tan preciosa! Esta es otra de las virtudes con que debe revestirse el pecador para sufrir las penalidades que reparte el soberano Señor a los descendientes de Adán. Por esto dice el Apóstol que “Dios castiga a los que ama, y azota a aquellos que recibe por hijos”; y en otro lugar dice que “los que querrán vivir piadosamente en Jesucristo, padecerán persecución”. Gloriémonos, pues, en nuestras angustias, como se gloriaba San Pablo; suframos si somos perseguidos, bendigamos a los que nos maldigan, roguemos por los que nos blasfemen, y no nos aflijamos, aunque seamos reputados como basura y escoria de los demás hombres; pues Dios que consuela a los humildes, también nos consolará en estos desprecios y sufrimientos. No quieras, no, cristiano, huir de las penas y aflicciones con que permite Dios seas probado, pues la virtud de la paciencia se perfecciona con estos trabajos y te bastará para sobrellevarlos la gracia del Señor. Así decía San Pablo: “todo lo puedo en aquel que me conforta”. Por eso reprendió a sus compañeros cuando lloraban por él, al partir para Jerusalén: “¿Por qué, les decía, afligís y quebrantáis mi corazón con vuestro llanto? Sabed que estoy aparejado no solamente para ser preso y maltratado, sino aun para morir por el nombre de Jesús”. Esforcémonos, pues, todos para alcanzar la virtud de la paciencia. En todas nuestras adversidades acudamos a Dios y al santo Apóstol, y de esta suerte no nos angustiarán las tribulaciones; en nuestros apuros no nos faltarán los recursos espirituales, en nuestras persecuciones no seremos desamparados, y por más abatidos que nos encontremos, no pereceremos jamás. Entonces nos dirá el Apóstol como decía a los hebreos: “Tened en vuestra memoria aquellos días en que sufristeis grandes combates de trabajos, fuisteis hechos espectáculo de oprobios y tribulaciones, sufristeis con gozo que os robasen vuestras haciendas; mas no desconfiéis: necesaria os es por cierto la paciencia: esa es la voluntad de Dios: recompensados quedaréis”. Si, cristiano: los trabajos y penas que sufras con paciencia, te los recompensará el Señor con una gloria que no tendrá fin.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar la paciencia y resignación de San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA SÉPTIMO - 27 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Humildad.
La humildad es aquella virtud de la que se valió el apóstol San Pablo para predicar sin sublimidad de palabras la doctrina del Crucificado. Enemigo el Santo de la soberbia, así le hace exclamar su apostólico celo contra el hombre orgulloso: “¡Oh hombre!, le dice, ¿quién eres tú? ¿Qué cosa posees que no la hayas recibido de Dios? Y si de Él lo has recibido, ¿por qué te glorias y ensalzas como si fuese cosa de ti propia? Si piensas tú ser algo te engañas: nada serás, si antes no te persuades que por tus propias fuerzas nada puedes ser. ¿Qué te importa andar hinchado y lleno de soberbia, demostrando con tu hipocresía y altisonantes palabras una apariencia solamente de virtud? Procura ser humilde y virtuoso; y si eres sabio, no te ensoberbezcas por ello, y ten en cuenta que muchos de los que se creen saber algo, no conocen aun de qué modo les conviene saber”. Aprendamos del apóstol San Pablo que, a pesar de la excelencia y sublimidad de sus escritos, que más parecen divinos que humanos, dice que él es el menor de los apóstoles, que ni siquiera es digno de este nombre, que es un ignorante en sus discursos, que si predica el Evangelio de Jesucristo no tiene que gloriarse por ello, y que ni él ni otra criatura alguna debe presumirse que sea suficiente para pensar algo como propio de sí, “porque todo nuestro conocimiento y suficiencia nos viene de Dios”. Confiesa lleno de humildad que antes había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, y no se avergüenza en decir que es el primero de los pecadores. “Cuidado, pues, en no seduciros, porque si alguno de vosotros, decía el mismo santo a los corintios, se tiene por sabio, mejor fuera si se hiciese como ignorante y sencillo, porque la sabiduría de este mundo es estupidez para con Dios”. Por lo que no debemos jamás gloriarnos ni hacer alarde de lo que sabemos, aunque nos parezca sublime y elevado; de esta suerte nos acomodaremos a las cosas humildes y seremos amables y sencillos para con nuestros prójimos; y si nos conocemos útiles para ellos, especialmente para los flacos y pobres de espíritu, prestémonos gustosos a su servicio, gloriándonos solamente en el Señor.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en su profunda humildad; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA OCTAVO - 28 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
   
MEDITACIÓN: De la Oración.
San Pablo, a quien Dios quiso elegir para ejemplar de los pecadores, nos manifiesta en muchas de sus cartas el gran cuidado que tenía en orar no solamente por él, sino que también por toda la Iglesia. Ya desde el momento en que se vio trocado por la eficacia de la gracia divina, se fue a Damasco, y allí puesto en oración esperó que llegase Ananías, a quien Dios había destinado para que le instruyera y bautizase. Escribiendo después a los de Éfeso les dice: “doblo mis rodillas al Padre eterno, para que por su santo Espíritu os corrobore en la virtud, según los tesoros de su gloria”. A los romanos les participa que siempre sin cesar hace mención de ellos en sus oraciones; y a los filipenses les escribe diciéndoles que da gracias a Dios cada vez que se acuerda de ellos, haciendo lleno de gozo oración por todos. Sabemos también que encontrándose preso con Silas, estaba en oración dentro del calabozo alabando al Señor. En fin, él en todos tiempos, ocasiones y lugares dio el más relevante ejemplo rogando por él y sus hermanos al Señor. Tanta era la importancia y necesidad que el Apóstol conocía de la oración, que siempre la encargaba a los fieles tanto en sus escritos como en su predicación: “Ruégoos, hermanos míos, les decía, por Jesucristo nuestro Señor y el amor del Espíritu Santo, que me ayudéis con vuestras oraciones. Orad y velad en todo tiempo y con todo fervor, rogando a Dios por todos y por mí, a fin de que me dé acierto en la predicación de su santo Evangelio. No andéis solícitos de las cosas de este mundo; dirigid vuestras oraciones a Dios, dándole gracias al mismo tiempo de los favores que os ha dispensado; y de este modo la paz del Señor reinara en vuestros corazones y todas vuestras acciones serán honestas y fundadas en la piedad”. Ea, pues, cristiano, la oración te encarga a ti también el santo Apóstol: dirígete a él con toda confianza y pídele por ti y por tus hermanos el remedio de todos los males, especialmente de aquellos que perturban nuestro sosiego y tranquilidad espiritual.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA NOVENO - 29 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Perseverancia.
Hoy que concluyes, cristiano, la novena del apóstol San Pablo, nada puedes meditar mejor que su perseverancia, para que lo sepas imitar hasta la muerte. Las persecuciones, los peligros, las injurias, las cárceles, los tormentos y finalmente la muerte que sufrió, son un testimonio el más evidente de su invencible perseverancia, desde el día en que Dios le llamó para ser su Apóstol hasta el día en que recibió del mismo Señor la palma del martirio. Por eso nos recomienda tanto en sus escritos esta virtud: “Permaneced, nos dice, firmes y constantes creciendo siempre en la obra del Señor, estando ciertos que vuestro trabajo será bien atendido. Velad siempre y sed fuertes en vuestra fe; retened la palabra de vida que os he dirigido, pues no pienso ni deseo haber trabajado en vano”. “Con toda sencillez he vivido y conversado entre vosotros, decía a los fieles de Corinto, y espero que conoceréis y retendréis hasta el fin lo que habéis logrado leer y conocer en mis cartas”. Escucha, cristiano, como reprendía el santo Apóstol a aquellos hombres de Galacia que no sabían ser constantes en el bien que se les había enseñado: “¡Oh insensatos!, les decía, ¿quién os ha fascinado y engañado para que no obedezcáis a la verdad que se os inculcó? ¿Tan necios sois que habiendo empezado una vida espiritual, queráis acabar con una vida solamente carnal? ¿De este modo despreciáis y echáis a perder lo que habéis trabajado y sufrido para alcanzar vuestra salud espiritual?”. Haz, pues, devoto de San Pablo, que esta novena en que has meditado sus hechos y consejos, quede de tal suerte grabada en tu memoria, que jamás olvides y dejes de practicar las virtudes que en ella has aprendido. De ti se despide el Santo diciendo: “Guarda, hermano, los divinos mandamientos hasta la venida de Jesucristo, sin dar jamás lugar a reprensión alguna; y en fin, todo lo que sea verdadero, honesto, justo, amable, virtuoso y digno de alabanza, esto solamente piensa y medita. Y todo lo que aprendiste, recibiste, oíste y viste en mí, esto es lo que debes hacer”. De esta suerte el Dios de la paz será contigo, y pues que Él da los auxilios para empezar, Él también te dará la gracia necesaria para perseverar hasta el fin de tu vida y entrar después de tu muerte a la participación de su gloria por todos los siglos de los siglos. Amén.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol san Pablo en su invencible perseverancia en el bien obrar; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.

martes, 20 de junio de 2017

EL PUNK ROCK, CREACIÓN JUDÍA

Tomado de ENLACE JUDÍO.
  
LA RAÍZ JUDÍA EN LOS ORÍGENES DE LA MÚSICA PUNK
Germán López/ENLACE JUDÍO (México)
 
El periodista norteamericano Steven Lee Beeber, autor del libro “The Heebie-Jeebies at CBGB’s: A Secret History of Jewish Punk”, comenta en la revista digital Tablet uno de los temas en los que se ha especializado: las raíces judías y su influencia en los pioneros de la música de género punk.
 
El músico Alan Vega (nacido como Boruch Alan Bermowitz, en Brooklyn, Nueva York), y que falleció apenas el pasado año, tuvo el desastroso debut con su banda Suicide, junto con su también amigo judío, Marty Rev, en el extinto Centro de Artes Mercer de la ciudad de Nueva York en el año de 1973, donde recibió todo tipo de abucheos y desinterés ante su desconcertante nueva propuesta musical. “Arrojamos Treblinka en la cara del público. Cruzaron las puertas del auditorio y entraron en el infierno”, comentó en 2008 en una entrevista al Jewish Chronicle sobre esa experiencia.
  
   
Para Lee Beeber existe algo excepcional en la música punk que logra que a décadas de su surgimiento, siga generando un especial interés sobre su desarrollo que no obtienen otros géneros musicales como el psicodélico o el glam. Él considera ver en el punk y en su génesis, cosa que ha plasmado en sus obras publicadas, algo que otros analistas del tema no logran escudriñar: los orígenes e influencia judías de algunos de los más importantes músicos del género.
 
Un hecho que el periodista considera crucial y del que su idea parte, es la detención y subsecuente juicio del nazi Adolf Eichmann en 1961 por el Estado de Israel. Esto fue un suceso, que no solamente en Israel, donde se levantó el velo que cubría el silencio que por 16 años los sobrevivientes del Holocausto habían mantenido sobre la tragedia con los jóvenes y consigo mismos, si no en todo el mundo levantó una fuerte conmoción. El juicio y condena del ex-integrante de las SS, se mediatizó y generó el debate a través de la ya popular señal de televisión, y esto, a criterio de Lee Beeber, influyó decisivamente en los entonces jóvenes judíos que forjarían una parte importante de los cimientos del punk, y que gran parte de ellos tenían su origen en la ciudad de Nueva York.
 
Además de Vega y Rev, jóvenes judíos contemporáneos suyos como Jeffrey Hyman y Tamás Erdélyi (futuros integrantes de The Ramones), Lenny Kane (futuro miembro de The Pattie Smith Group), Chris Stein (futuro cofundador de Blondie) o Lou Red (futuro vocalista de The Velvet Underground) se verían impactados por esto. Y no solamente cree que esta generación se conmocionó al enterarse de este hecho: también artistas que generacionalmente les precedían, como Genya Ravan, una sobreviviente del Holocausto, debió verse impresionada.
   
Es así que considera que jóvenes como el grupo de amigos de Friedman, Kempner, Shernoff, Manitoba y Patterson, formaran una banda de punk con el nombre de The Dictators; que The Ramones tuviesen una canción llamada Blitzkrieg Pop o Commando y que atacasen al Presidente Ronald Reagan en la canción Bonzo goes to Bitburg por haber visitado un cementerio donde yacían oficiales nazis; que Chris Stein coleccionara parafernalia nazi para “demostrar que los judíos habían ganado”; o que Lou Reed hablara de “cuerpos muertos apilados en montones” en Heroin o de “el país fantasma ensangrentado en el este” en Black Angel’s Death Song.
   
“El punk es una fuerza incitadora que se levanta en oposición a la opresión y a la injusticia. Los judíos que formaron el mundo del punk, crearon una nueva sensibilidad, un nuevo tipo de campo de concentración” afirma Lee Beeber.
  
The Ramones
  
   
Este intercambio de palabras entre un carabinero y un punk es uno de mis recuerdos imborrables de los primeros conciertos a los que fui. Yo era chico, iba en algún curso de la básica y por alguna razón que ya no recuerdo, llegó a mí un casete de los Ramones y me obsesioné. Fui a verlos con un amigo y su papá que se dedicó a pegarles patadas a todos los punkies que bailaban mientras yo y mi compañero de curso alucinábamos chamullando en inglés y cantando frente a toda esa energía desplegada en el escenario, parados en la cancha desde la que apenas lográbamos ver por nuestra altura.
  
Ramones es la banda que lideró la movida punk en EEUU. Fundada por Jeffrey Ross Hyman, más conocido como Joey Ramone, un “joven problema” judío de Nueva York quien fue el vocalista y principal figura del grupo. Irrumpieron a fines de los setenta en el mítico club CBCG donde se concentraba gran parte de la bohemia y vanguardia de la ciudad. Por aquel escenario pasaban bandas como Blondie, Talking Heads o Patti Smith, siendo esta última la que los apadrinaría sobre ese escenario. Con melodías que se remontaban a los orígenes del rock and roll, pero aceleradas cien veces y con tan solo cuatro o cinco acordes en la guitarra, precedidos por un one-two-three-four, los Ramones llegaron para ponerle actitud a una escena cultural que musicalmente estaba bastante dominada por el elitismo y virtuosismo del rock progresivo, que se había alejado de las calles y lo que estaba pasando en la sociedad. Ellos entraron ahí para despertar, unir y mover a los jóvenes que no encontraban su lugar. Sobre esa naciente escena musical, Marky Ramone, baterista de la banda, declaraba hace unos años previo a tocar en Tel Aviv con su nuevo grupo: “Conozco a un montón de gente que no ve al punk como una cosa judía importante, pero, como he dicho antes y diré otra vez, es la más judía-americana de todas las formas musicales. Esto fue dado a luz en el CBGB (un establecimiento de propiedad judía), contó con artistas judíos y se toco para el público judío”.
 
El nombre de la banda proviene del seudónimo que utilizó Paul McCartney al registrarse en un Hotel: Paul Ramone. Siguiendo esa idea todos los integrantes agregaron a su nombre este apellido. El disco debut de la banda, “Ramones”, dejaría inmortalizado con su primera canción el que hasta el día de hoy es el mayor himno del punk rock: “Blitzkrieg bop” con su grito de “Hey ho, let’s go!”, con canciones como “Judy is a punk” o “Beat on the brat”. Los discos posteriores fueron seleccionados por la revista Rolling Stone como los mejores y más representativos del rock en sus respectivos años. Entre ellos destacan “Rocket to Russia”, “End of the Century” y “Mondo Bizarro”, ademas de sus discos en vivo: “It’s Alive” y “Loco Live”.
  
Los Ramones a lo largo de su trayectoria volvieron a enfocar al rock en sus raíces, creando en el punk rock una voz para espacios marginados en la sociedad que no calzaban con el naciente y plástico “new wave” o el posterior “glam rock”, ambos movimientos musicales vinculados al consumo masivo, con la estética del creciente uso de sintetizadores en la música y dando con ese sonido electrónico la sensación de que en los ochenta la tecnología estaba llegando a todos, cuando en realidad no lo hacía. Los Ramones, por el contrario, con un look obrero, usando jeans tan gastados que llegaban a estar rotos -moda que sin querer impusieron-, trajeron al escenario lo que realmente pasaba en la calle, con letras entretenidas y críticas y 100% de actitud. Es así como se volvieron una de las bandas más influyentes de la historia del rock. Eddie Vedder viajó con cámara en mano documentando la última gira de la banda y es común escuchar en los conciertos de Pearl Jam “I belive in miracles” de los Ramones. Bono en toda la gira “Elevation Tour” de U2, dedicó la canción “In a little while” al en ese entonces ya difunto Joey Ramone. Y ellos dos junto a Red Hot Chili Peppers, Green Day, Metallica y otros grabaron el disco tributo “We’re a Happy Family”.
 
No por nada el 2002 la banda ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll. Los Ramones habían reciclado el rock, le dieron actitud y personalidad. Dieron la patada inicial para despertarlo de su comodidad.

Luego de su separación en 1996, cada uno siguió con sus proyectos propios. Joey Ramone falleció producto de un cáncer en 2001 y Nueva York lo honró con su propia esquina en la ciudad. Su disco solista póstumo “Don’t worry about me” se hizo conocido gracias a su versión de la canción “What a wonderful world”.

SECUENCIA “Plange, Sion, muta vocem”, EN DESAGRAVIO A LAS INJURIAS CONTRA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

  
Con el propósito de ofrecer reparación por los ultrajes y sacrilegios que se cometen contra el Santo Sacrificio de la Misa (y que hallan su punto máximo en la Misa Montiniana), compartimos con vosotros esta secuencia tomada de la Misa para ofrecer reparación por las injurias contra el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, procedente del Misal de Poitiers, editado en el año 1767. Esta secuencia está consignada en muchos misales galicanos, acompañando los propios que cada diócesis tenía para sus Misas de reparación.

LATÍN
Plange, Sion, muta vocem;
Da laméntum, et atrócem
Die furórem hóminum.
 
Multum amans, multum plora:
Erit Deo laus decóra,
Vivus horror críminum.
 
Non est Deo jam litáre;
Non hánc cœnam manducáre;
Quæ dat vita vívere.
 
Cædi rursum destinátur,
Rursum probris saturátur,
Qui nos venit quærére.
 
Quam nefánde nuntiátur,
Quam indígne renovátur
Crucis impropérium!
 
Tradit, negat, fugit discípulus
Dux, rex, miles, sacérdos, pópulus,
Urgent Deicídium.
  
Amor Dei quod expréssit,
Ad salútem quod concéssit,
Transit in judícium.
 
Sanctus hic pollúitur,
Vero contradícitur,
Fert Bonus oppróbrium.
 
Agnus idem cœli thronum,
Et altáris factat donum;
Quam divérso prétio?
 
Cœlo lux eft, nox in ara.
Laus in cœlis, hic amára
Instat contradíctio.
 
Cœlo pláudunt qui gaudéntes
Hic acérbe condoléntes,
Adstant pacis núntii.
 
О vos, tristes ululáte,
Iram in vos formidáte
Veniéntem, ímpii.
 
Agnis agnus, hædus hædis,
Pura mundis, tetra scedis
Dat reférre prǽmia.
 
Ara Christi se mactántis
Fit tribunal judicántis:
Fertur jam senténtia.
 
Sermo durus vobis sonat,
Quem sincéra fides tonat
Exit Termo dúrior.
 
Ad hanc cœnam non intráre,
In ætérnum non gustáre
Damnat Rex sevérior.
 
Spectat intro discumbéntes.
Vestes inter tot fulgentes
Écquis nudus cérnitur?
 
О quod pondus catenárum!
O quis horror tenebrárum,
Queis ligátus tráditur!
 
Quot infírmi sopiúntur,
Mortis somno quot premúntur,
Rei carnis Dómini!
 
Heu! quo сæci vos abítis?
Vitam præstat vera vitis:
Quare moriémini?
 
At nos ad quem juvat ire?
In quem juvat nos sitíre?
A te, Jesu, quem audíre,
Via, vita, véritas?
 
Non jam stamus irridéntes:
Cor supérbum conteréntes,
Laudi planctum commiscéntes,
Mentes damus súbditas.
 
Et nos super cecidérunt,
Quœ te probra tetigérunt:
In profános exarsérunt
Corda te timéntium.
 
Agne mitis, expiátum
Mundi tollis qui peccátum;
Quo te flemus conculcátum
Tolle nefas ímpium.
 
Os occlúde blasphemánti,
Sana mentem nauseánti,
Ne des Sanctum usurpánti;
Ne te credas non amánti;
Fac te cuncti páveant.
 
Scelus adhuc dum vidémus,
Fletus præter quid nos demus?
En nos tibi devovémus:
Fletus ipse, quos spondémus,
Da, qui tibi pláceant.
Amen.
  
ORATIO
Dómine Jesu Christe, qui contuméliis hæreticórum patére maluísti, quam ab Ecclésiæ tuæ societáte discedére: nobis misericórditer largíri dignéris, ut quántum in nobis est, illátas tibi injúrias lugére et reparáre valeámus. Qui vivis et regnas per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.
  
TRADUCCIÓN
Llora, ¡oh Sion!, con fuertes voces,
Laméntate ante el atroz
Día del furor de los hombres.
 
Si mucho amas, mucho llora,
Porque es una alabanza digna de Dios
El vivo horror a estos crímenes.
  
No ofrezcas más a Dios sacrificio,
Ni participes en la Cena
Que da vida a los vivientes.
  
Porque es destinado nuevamente a la muerte
Y saturado de oprobios
Aquel que vino a buscarnos.
  
¡Cuán nefando es el anuncio,
Y cuán indignamente es renovado
El oprobio de la Cruz!
  
Tras ser traicionado y negado, y sus discípulos fugados,
El gobernador, el rey, el sacerdote y el pueblo
Urgen a voces el deicidio.
  
Aquello que el amor de Dios expresa,
Y que la salvación concede,
Se torna ahora en Juicio.
  
Han profanado al Santísimo,
La Verdad ha sido contradicha,
El sumo Bien ha sido ultrajado.
  
El mismo Cordero entronizado en el Cielo,
Es ofrecido en el sagrado Altar,
¡Qué tan distinto parece!
 
En el Cielo es luz, en el Altar está oculto,
Arriba es alabado, y aquí con amargura
Afronta contradicción.
 
El Cielo con júbilo le exalta,
Y aquí con acerbos dolores
Permanece el Mensajero de la Paz.
¡Ululad tristes, oh impíos,
Temblad ante la ira
Que sobre vosotros caerá!
 
Él es Cordero para las ovejas, y cabra para las cabras,
Puro para los limpios, y tetro para los réprobos,
Dando a cada uno la recompensa correspondiente.
 
El mismo Cristo que en el Altar se inmola,
Es el que juzga en este Tribunal,
Y proferirá la debida sentencia.
 
¿Tan dura es esta palabra
Que la fe os dirige?
Escuchad palabras más duras.
 
A esta Cena no entraréis,
Ni jamás la gustaréis,
Os condena el Rey severo.
 
¿No examinará Él a los convidados,
En medio de los muchos vestidos de gala,
Para ver si hay alguien que no esté vestido?
 
¡Oh, qué pesadas cadenas
Y qué formidable oscuridad
A las que aquél será entregado!
 
¡Cuántos no han caído enfermos
Y cuántos improvisamente han muerto
Reos del Cuerpo del Señor!
 
Ay, ¿Por qué sois tan ciegos?
¿Por qué a la Vid que os da vida
Queréis darle muerte?
 
¿A quién podremos ir?
¿Dónde aliviaremos nuestra sed
Sino en ti, Jesús, de quien oímos
Ser Camino, Vida y Verdad?
 
¡Ay! Nosotros ya no nos reiremos,
Quebrantando nuestro corazón soberbio,
Mezclando alabanzas y llanto,
Sometemos a Ti nuestras mentes.
 
Sobre nosotros han caído
Las ofensas que Te dirigen,
Y contra los profanadores inflamado
Está el corazón de los que Te temen.
  
Manso Cordero expiatorio
Que quitas el pecado del mundo,
Por nuestras lágrimas y tus humillaciones,
Ponle final a las ofensas de los impíos.
 
Cierra la boca de los blasfemos,
Sana las mentes enfermas,
No des lo santo a los usurpadores,
Y cuantos no te creen ni aman,
Haz que todos ellos te teman.

Mientras vemos este crímen,
¿No nos daremos al llanto?
A Ti, Señor, nos ofrecemos,
Haz que estas lágrimas que te entregamos,
Te sean siempre agradables. Amén.

ORACIÓN
Señor Jesucristo, que has preferido padecer los insultos de los herejes en lugar de abandonar la sociedad con tu Iglesia, dígnate concedernos misericordioso, la gracia de poder llorar estas injurias y, en cuanto esté de nuestra parte, ofrecerte reparación. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.