sábado, 4 de abril de 2015

FRACASARON EN SU PROPIA MAQUINACIÓN


    
¿Cuál fue el final de aquellas maquinaciones, que fracasaron de tanto maquinar, y que llegaron incluso a que, muerto y sepultado el Señor, pusieran unos guardianes junto al sepulcro? Le dijeron [los fariseos] a Pilato: “Ese seductor...” Con este nombre quiso ser llamado el Señor Jesucristo, para consuelo de sus discípulos, cuando les llaman seductores. Le dijeron, pues, a Pilato: ‘Ese seductor dijo en vida: “Resucitaré a los tres días”. Manda, pues, que sea custodiado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos y se lo lleven, y luego digan a la gente: “Resucitó de entre los muertos”, y el último engaño sea peor que el primero’. Pilato les contestó: ‘Ahí tenéis la guardia; id y custodiadlo como sabéis’. Ellos marchándose aseguraron el sepulcro, poniendo los guardianes y sellando la piedra.
  
Pusieron una guardia militar junto al sepulcro. Tembló la tierra y el Señor resucitó; tales milagros hubo cerca del sepulcro, que los mismos soldados, venidos como custodios, deberían haber dado testimonio, si hubieran querido decir la verdad. Pero aquella misma avaricia que aprisionó al discípulo y compañero de Cristo, cautivó también a los soldados custodios del sepulcro. Les dijeron: ‘Os damos un dinero; decid que mientras vosotros dormíais, vinieron sus discípulos y se lo llevaron’. Realmente “fracasaron en su discurrir e inventar”. ¿Qué es lo que has dicho, oh infeliz astucia? ¿Hasta tal punto le vuelves la espalda a la luz del designio del bien, y te sumerges en el abismo de la hipocresía, que llegas a ordenarles: ‘Decid que mientras vosotros dormíais vinieron sus discípulos y se lo llevaron’? Presentas unos testigos dormidos; eres tú el que te has dormido, cuando inventando tales patrañas, has fracasado.
 
Lecciones V y VI para los Maitines del Sábado de Gloria: San Agustín, Tratado sobre los Salmos. (Salmo LXIII, 10).

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