domingo, 22 de febrero de 2015

VOLPI, RESPIRANDO POR LA HERIDA

Ante la condena impuesta al señor Fidenzio Volpi por las injurias y calumnias que profiriera contra el padre Manelli, éste (Volpi) ha reaccionado en demandar a los diarios que han difundido la noticia, aduciendo que "es víctima de una persecución" (como Maduro vocifera a diario en Venezuela), y que por ello se niega a cumplir la sentencia.

Este individuo, en la página oficial de la congregación, publicó esta carta (que CATOLICIDAD tradujo al español), declarándo que no acatará el fallo y que demandará a los que publicaron la noticia de su derrota en los estrados judiciales:
  
Carta del Comisario Apostólico de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada a todos los religiosos del Instituto
 
Objeto: Aclaración relativa a la demanda civil presentada contra el Comisario Apostólico y algunos comentarios publicados sobre el tema.
   
Queridos Hermanos:
   
Pax et Bonum!
  
Deseo dirigirme a ustedes paternalmente, consciente de las preocupaciones que de la difusión de las noticias acerca de mí podría haber despertado en sus mentes. Esta información ha sido difundida con el claro propósito de dañar la comunión fraterna en el Instituto, una comunión que distingue nuestro esfuerzo común, unidos para restablecer entre los franciscanos de la Inmaculada el carisma original que ha caracterizado el servicio que el Instituto ha prestado a la Iglesia.
   
Les pido que, por lo tanto, presten una cuidadosa atención al siguiente relato de los acontecimientos en los que he participado, respecto de los cuales hay un intento malicioso de generar escándalo.
  
El divino Maestro dijo: "Oportet ut eveniant scandalat" -Es necesario que vengan escándalos-; este principio se aplica ciertamente a todos nosotros, a condición de que seamos capaces de discernir la verdad de la mentira, y sepamos extraer de los hechos en que estamos involucrados la lección correcta.
  
Con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción en 2013, celebrando a nuestra Patrona Celestial, escribí una carta circular a todos ustedes, que resume los acontecimientos que habían tenido lugar desde mi nombramiento como Comisario Apostólico.
    
En esa carta yo no podía dejar de abordar una de las pruebas más difíciles que, juntos, hemos abordado y superado, en un espíritu franciscano y con la protección celestial de la Virgen María: me refiero a la sustracción al Instituto de la capacidad de utilizar los bienes temporales a él conferidos que son necesarios para el cumplimiento de nuestra misión.
   
En referencia a los cambios realizados en los Estatutos de las dos asociaciones con personalidad jurídica de derecho civil, que es propietaria de los activos físicos del Instituto, dije que estos bienes habían sido puestos bajo el control de personas que incluyen algunos miembros de la familia del P. Manelli. Esta declaración no era mentira, y se pudo comprobar fácilmente.
   
Sin embargo, los hermanos y hermanas del Fundador (quiero decir, hermanos y hermanas carnales), junto con un cuñado, considerándose ofendidos por lo que he afirmado en mi carta circular, llevaron a cabo una demanda civil contra mí para obtener la reparación del perjuicio que supuestamente habían sufrido.
   
De acuerdo con la vigente normativa procesal civil, cualquier demanda sólo podrá obtener una sentencia después del intento de mediación entre las partes.
    
En estas circunstancias, el 12 de febrero de este año, "pro bono pacis" y en el espíritu fraterno de nuestro Seráfico Padre, alcancé un acuerdo con la otra parte que no implicaba ningún reconocimiento de mi parte, excepto a través de una aclaración, con el único fin de evitar nuevos procedimientos civiles ante el Tribunal de Roma, con los consiguientes costes adicionales para el Instituto.
    
Sobre la base de este acuerdo, me comprometí, entre otras cosas, a publicar en el sitio web oficial del Instituto una aclaración, de acuerdo con la otra parte.
    
Estaba a punto de hacer lo que se había acordado, cuando, el 15 de febrero, apareció un artículo en una publicación electrónica, cuya "única fuente", en palabras de su editor era cierto "Don Camillo", calificado como "cercano a la familia Manelli".
    
En este texto, se afirmó textualmente de la siguiente manera:
  
"Il Padre Volpi, dopo il suo avere ammesso reato di calunnie e menzogne, il 12 febbraio è stato condannato..." (el Padre Volpi, después de haber admitido su delito de calumnias y mentiras, fue condenado el 12 de febrero...).
   
La intención del autor, identificado expresamente como vinculado a la familia del P. Stefano Maria Manelli, parece bastante claro: disminuir mi prestigio y la autoridad que me confiere a la vista de todos vosotros, queridos hermanos.
    
De hecho, no he sido condenado por ningún delito, ni sometido a un procedimiento penal; ni he sido imputado -en juicio o fuera de él- de la comisión de ningún delito, o de proferir calumnias o mentiras.
   
Por lo tanto, he dado instrucciones a mis abogados para preparar una demanda por el delito de difamación a través de la prensa contra los responsables, y he dado a conocer a los miembros de la familia del P. Manelli mi intención de no cumplir con los términos del acuerdo firmado el 12 de febrero de 2015, por considerar que ya no es válido debido a un fallo grave del cumplimiento por parte de la contraparte.
    
Queridos Hermanos:
     
Sé que cuento con su "cordis Sapientia" al considerarles partícipes del sentimiento que me provoca la campaña de difamación emprendida contra mí de nuevo, aprovechándome del espíritu franciscano con el que había decidido poner fin a la disputa con ciertas relaciones del P. Manelli, como un intento de socavar la armonía que, hasta ahora, nos ha animado a todos nosotros en la promoción del bien del Instituto y de la Iglesia.
   
Os invito, por tanto, a fortalecer aún más los lazos de solidaridad que nos une con el Santo Padre y con toda la Iglesia militante, del mismo modo que nos une entre nosotros, bajo el manto de la Virgen, Madre y Patrona del Instituto de los Hermanos Franciscanos de la Inmaculada. Elevemos nuestra oración a Ella unida a la gracia celestial en un momento especialmente difícil en nuestra historia.
   
Os abrazo a todos, recordandoles lo dicho en el Evangelio: "NO PREVALEBUNT!" - Y os doy la bendición.
  
Roma, 18 de febrero 2015
   
Padre Fidenzio Volpi, OFM Cap
Comisario Apostólico

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